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Brown y Cameron inician su duelo por el poder

El primer ministro británico enarbola la bandera de la recuperación económica, y el conservador, la del cambio

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los niños no votan, aunque a veces demuestran una agudeza superior a la de los más finos analistas políticos. Elwen, de cuatro años e hijo de David Cameron, habló en nombre de todos los votantes cuando le dijo hace unos días al líder conservador: “Papá, deja de dar esos discursos tan aburridos”.

Ni Elwen ni los votantes tendrán suerte porque les espera un mes en el que Gordon Brown, David Cameron y el resto de los políticos martillearán sus oídos para ganar su confianza en unas elecciones tan disputadas como las de 1992, la última cita electoral que ganaron los tories. Brown comunicó ayer a la reina Isabel II el fin de la legislatura, que se hará efectiva el próximo lunes, y la convocatoria electoral del 6 de mayo, que curiosamente coincide con el cumpleaños de Tony Blair.

El historiador Ben Macintyre comentaba en The Times que es también la fecha en que el jefe sioux Caballo Loco se rindió a las tropas de EEUU en 1877. En ambos casos, no son buenos augurios para Brown. El primer ministro luchará contra la idea de que su paso por Downing Street ha sido sólo el conflictivo epílogo de los años de Blair. Rodeado por sus ministros y antes de iniciar el primer viaje electoral, destacó la que será la prioridad de su campaña: “Gran Bretaña está en camino de lograr la recuperación (económica) y nada de lo que hagamos debe poner eso en peligro”.

Posteriormente, se subió a un tren con destino a Kent. Los laboristas no andan sobrados de dinero y no se pueden permitir el alquiler de un avión para su líder, como han hecho los conservadores. Para hacer de la necesidad virtud, uno de sus asesores dijo: “A Gordon Brown le gustan los trenes”. Cameron tenía tanta prisa por comenzar la campaña que ni siquiera esperó a que Brown anunciara en público la convocatoria. Reunió a los suyos en una terraza junto al Támesis con vistas al Parlamento de Westminster. Por mucho que se diga que estas serán las elecciones de Internet, Twitter y las redes sociales, los políticos piensan por encima de todo en cómo quedarán en televisión.

David Cameron necesita recuperar 116 escaños

Cameron necesita superar en 116 escaños los resultados de su partido en 2005 para obtener la mayoría absoluta. Es un gran salto que, según las encuestas, está a su alcance. No lo tiene asegurado y de hecho algún sondeo, como el de ICM para The Guardian, le da una ventaja de cinco puntos sobre Brown. Con eso, se vería obligado a gobernar en minoría.

Su primera parada fue Birmingham, adonde esta vez viajó en tren. Inevitablemente, su bandera es la del cambio: “Sabemos que los laboristas dirán mejor lo malo conocido. No te arriesgues a cambiar ahora. Y francamente, no podemos estar peor”. El líder tory visitó ayer un hospital con la intención de recalcar que la sanidad pública estará a salvo con él. Los conservadores insisten en que defenderán la calidad de los servicios públicos, que finalizaron la era de Thatcher en un estado calamitoso. El factor imprevisible de esta campaña serán los tres debates televisados entre los principales cabeza de lista. No hay precedentes en el Reino Unido. Nadie sabe si se impondrá el carisma de Cameron, la experiencia de Brown o la alternativa del liberal Nick Clegg. El primero se celebrará el 15 de abril.

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