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La historia de cortarse el pelo

El sector ya se ha adaptado al 21% de IVA, el paro ha bajado y para 2020 se advierte recuperación total. Pero hay cosas que no admiten replica: los barrios, que dividen a las clases sociales y cambian los precios, de 7 a 16,50 euros.

Peluquería 'La Moderna'

A un lado, está Mohamed en su peluquería del barrio de Canillejas. Al otro, Felix, que es el encargado de La Moderna. Una histórica peluquería con 135 años de antigüedad, situada en la calle Alcalá esquina Príncipe de Vergara, en el puro barrio de Salamanca, donde se hace "una media de 50 cortes de pelo al día". Incluso, en temporada alta, entre sus cinco empleados, se puede llegar a los 80 con ilustres clientes que pagan 16,50 por el corte y que pueden dejar una propina de hasta 10 euros.

Sin embargo, Mohamed está solo seis días a la semana, mañana y tarde, y el corte lo tiene a siete euros. No puede ser de otra manera en un barrio humilde como Canillejas, donde se instaló en 2012 huyendo de aquella peluquería low cost en la que trabajaba en el Centro Comercial de Sanchinarro. "Yo interpreto el oficio de otra forma: te medían el tiempo que tardabas con cada cliente, no lo bien que lo hacías. Para mí eso no es peluquería".

Por eso se independizó , "a duras penas" y encontró ese local en Canillejas que algo ha logrado adecentar en estos años. "Cada pequeño paso es un gran esfuerzo". Sin embargo, esas paredes nunca serán como las de La Moderna, capaces de albergar "a escritores, a periodistas como Pedro J. Ramírez y hasta a clientes de otros países que vienen a trabajar una semana a Madrid y pueden aprovechar para cortarse el pelo y cuando les dices, '16,50 euros', les parece muy barato, porque por ese mismo servicio pagan 50 euros en Londres o 40 en Bruselas".

La diferencia es que si Mohamed subiese el corte de pelo de 7 a 10 euros no se atreve "ni a imaginar lo que pudiera pasar. Sé que estoy en el límite para cubrir gastos, pero si quiero fidelizar al cliente hoy por hoy no me queda más remedio. No podemos hacer que ganes más, como dice el anuncio, pero sí que gastes menos".

Hombre siendo afeitado en una peluquería retro /REUTERS

Hombre siendo afeitado en una peluquería retro /REUTERS

La realidad es que son dos mundos imposibles de unificar. Máxime si se retrocede a aquel trallazo que significó para el negocio la subida del IVA del 9 al 21% en 2012. Pero mientras que en La Moderna se limitaron "a ajustar un poco los sueldos", en barrios humildes como el de Canillejas se produjo una desbandada que fue un exacto reflejo de la clase media.

Las estadísticas recuerdan que tuvieron que cerrar hasta 8.000 peluquerías en toda España. "Fue muy duro", recuerda Mohamed. "No era ni siquiera fácil encontrar un trabajo precario. Por eso yo decidí independizarme y buscarme la vida por mí mismo. Tenía que perder lo mismo que podía ganar". Hoy, pese a todo, es un hombre feliz, uno de los 15.000 peluqueros que en nuestro país "se dedican a sobrevivir por cuenta propia". Pero no queda otra porque en España ya van por las 13.000 peluquerías low cost "dispuestas a hacerse con el cliente que tú puedas dejar libre, y eso es aterrador. Nadie debe arriesgarse a perder a un cliente, porque cuesta demasiado ganarlos".

Y entonces, a otra escala, La Moderna es una prueba fiel desde hace 135 años cuando la familia De Brito dio el primer paso. "Es verdad que nuestro trabajo bajó durante la crisis. Era mas difícil hacer entender a la gente que gastarse 16,50 euros al mes en cortarse el pelo no es caro. Pero nosotros sabíamos que siempre que llueve escampa", explica Felix, actual encargado de una peluquería que, en realidad, es como un museo, "la prueba de que las cosas se pueden hacer bien durante más de 100 años. El límite no todas las veces lo pone el tiempo. Siempre va a existir competencia, a todos los niveles. Pero si uno se rodea de buenos peluqueros, si da a cada cliente el trato que espera, seguiremos mirando sin miedo hacia adelante".

Así que no importa que hoy el sector de la peluquería no se sienta totalmente recuperado. Las 50.000 peluquerías que existen en toda España mueven un 34% menos de lo que manejaban en 2011.

Pero ya se puede sobrevivir y hasta vivir con esto como demuestra Mohamed en Canillejas. No se puede comparar a La Moderna pero sí ofrecer un trabajo de calidad "que en estos cinco años me han permitido sanear el negocio y hasta tomarme quince días de vacaciones en verano y pagar el pasaje mío, el de mi mujer y las niñas para ir a Marruecos a ver a la familia".

La realidad es que por todos los caminos se puede llegar a Roma como explica Felix desde el barrio de Salamanca. "Yo empecé trabajando en una peluquería en Torrejón con mi hermano y luego estuve en Coslada y sé que eso no tiene nada que ver con lo que vivo ahora en La Moderna. De hecho, tengo amigos, que trabajan en la periferia y con llegar a 20 o 22 cortes diarios ya se dan por satisfechos, entre otras cosas porque no es mala cifra. Venimos de años muy duros. El único problema que veo es degradar el oficio bajando el corte de pelo a cuatro o cinco euros como están haciendo por ahí. Eso no da para cubrir costes".

Pero esto pasa en la calle que al bajar de cada estación de Metro recuerda que no hay dos mundos iguales. "La clave es que haya para todos", explica Mohamed, "y ahora sé por compañeros míos que hay movimiento en el sector y, puestos en lo peor, se encuentran suplencias, fines de semana... Hace tres o cuatro años ni siquiera eso era fácil ".

Es más, hoy un estudio realizado por la consultora Key-Stone para la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética apuesta que la crisis desaparecerá por completo en 2020. Las peluquerías habrán terminado de reinventarse y aquella frase que puso de moda Napoleón y que podrían encarnar hoy los futbolistas, con esos degradados en el pelo que cambian cada semana, "el poder bien merece un cambio de peinado", sea en Canillejas o en el barrio de Salamanca, cada uno a su escala.

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