Este artículo se publicó hace 4 años.
El coronavirus ataca con clase: así son los barrios en los que más se propaga
Siete geógrafos diseccionan en Público las condiciones sociodemográficas y de movilidad de los distritos en los que la Covid-19 se está extendido con mayor intensidad en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Bilbao y A Coruña, entre los que predominan los populosos y de niveles de renta medios y bajos mientras los ejes de movilidad urbana actúan como vectores de transmisión con las áreas comerciales e industriales.
Zaragoza-
La Covid-19 se expande con clase, con condicionantes clasistas. Los expertos sostienen que el coronavirus no afecta a todos por igual, sino que su incidencia es mayor entre quienes disponen de menor capacidad de respuesta. Llega a cualquier parte, mantienen, pero "sale mejor de las zonas con rentas altas" porque los habitantes de estas disponen, normalmente, de condiciones que facilitan la reacción, como viviendas que favorecen los aislamientos y de ocupaciones con más posibilidades de teletrabajo.
El análisis de los distritos y barrios de las grandes ciudades en los que mayor está siendo la incidencia (contagios por habitantes) de la Covid-19 apuntan en ese sentido, aunque sin dejar de lado la movilidad urbana, que también está actuando como vector de expansión hacia áreas de mayor nivel social, ni tampoco la edad, por la mayor actividad transmisora de la juventud y el aumento de la vulnerabilidad con el envejecimiento.
Esas son, con algunos matices y excepciones, las principales conclusiones a las que han llegado los siete geógrafos que han analizado para Público las características sociodemográficas de las zonas más afectadas en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Bilbao y A Coruña.
Madrid: los barrios del sur como cruce de caminos del virus
"El factor de la movilidad es lo que hace que Covid-19 se distribuya", explica Belén González de la Torre, presidenta de la delegación territorial del Colegio de Geógrafos de Madrid, a la vista de los datos del mapa interactivo sobre la incidencia de la pandemia por municipios y distritos que elabora la Comunidad de Madrid, del que extrae cuatro conclusiones: la existencia de dos ejes de mayor prevalencia, uno entre los municipio de Valdeavero y Serranillos y otro entre Los Molinos y Estremera, que se cruzan en los distritos del sur de la capital como Carabanchel, Usera, Puente de Vallecas, Arganzuela y Villaverde, barrios obreros transformados en multiculturales, y a los que se suman como "islas" Torrelaguna, Patones, Buitrago de Lozoya, Montejo de la Sierra y Pelayos de la Presa, entre otros.
"Esta distribución puede deberse a distintas razones", indica, ya que "las áreas parecen unir zonas industriales y de comercio, corredores dinámicos desde el punto de vista económico" mientras que los puntos aislados "pueden tener más relación con las estancias de ocio, descanso, turismo y otros factores". "Podemos intuir que la Covid-19 se expande a saltos y [que] posteriormente [lo hace] por contigüidad geográfica entre municipios y distritos", anota.
Sin embargo, la movilidad no parece ser el único factor que incluye en el desarrollo de la pandemia. Otro de ellos radica en las condiciones de las viviendas.
En este sentido, González de la Torre destaca cómo, mientras "grandes avenidas e incluso la M-30" aparecen como límites entre algunas de esas áreas, entre los barrios de Pacífico y Entrevías, cuyas tasas de incidencia se encuentran entre las mayores de la ciudad, "encontramos a un lado de la vía polígonos enteros de edificios de bloque exento" con viales estrechos y que manzanas compactas y, al otro, "una trama de viales más o menos rectangular, con amplitud" y "delimitados por edificios de manzana cerrada en cuyo interior existen patios grandes que favorecen la ventilación y la sensación de amplitud". Las cifras de contagio son inferiores en esta última. Eso también ocurre en otros puntos de la ciudad como el barrio de Tetuán, en este caso "con el eje diferenciador de la calle Bravo Murillo".
"Es muy probable que las personas que vivan en los edificios de bloque exento en calles estrechas, al disponer su vivienda de una ventilación poco adecuada, salgan a la calle y se muevan más", explica la geógrafa, ya que "se encuentran en el dilema de estar en pisos poco ventilados y salubres o bien, moverse, contactar y contagiarse". "La movilidad propicia la dispersión de la covid-19", recuerda.
Barcelona: mayor incidencia en los distritos de menor renta
"El estudio de las diferencias socioterritoriales de la Covid evidencia que más de cien años después de la epidemia del cólera y la gripe de 1918 esa materia tiene un gran interés y que las crisis sanitarias ponen de relieve las grietas del sistema económico y social en el que vivimos", indica Lola Sánchez Aguilera, presidenta del Grupo de Población de la Asociación de Geógrafos Españoles y profesora de la Universidad de Barcelona, que recuerda cómo la publicación del Atlas Epidemiológico del Cólera en España del médico Phillip Hauser, en 1887, marcó un hito en los estudios sobre salud pública y condiciones de vida que "evidencian el interés de conocer con más detalle las diferencias geográficas o territoriales de la enfermedad y su relación con las desigualdades sociales".
En el caso de Barcelona (aquí el mapeo de la Generalitat), además de la movilidad, que "contribuye a la difusión de un virus favorecido por la proximidad", Sánchez Aguilera destaca otros dos factores que revelan "desigualdades en relación con los efectos socioterritoriales de la enfermedad": la densidad de población, que en algunos distritos supera los 20.000 habitantes por kilómetro cuadrado, y algo "quizá de mayor relevancia y que algunos estudios señalan como determinante, como son las desigualdades sociales".
En este sentido, "los distritos con mayor renta (Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts) presentan menor incidencia de casos mientras que los distritos del sector norte (Horta- Guinardó y Nou Barris) las tasas son más elevadas", explica la geógrafa, que añade que "el análisis de la incidencia acumulada a escala de barrios apoya también esta diferencia": Torre Baró triplica la incidencia media de la ciudad, y esta es también claramente más elevada en otros barrios con ingresos bajos como Trinitat Vella, Roquetes, Turó de la Peira, la Marina del Prat Vermell (Zona Franca) o el Besòs i el Maresme.
¿Qué diferencia, además del nivel de renta de sus habitantes, a esos barrios en los que la incidencia es mayor de los más pudientes y con menor incidencia de la COvid-19? La profesora esboza algunas hipótesis, una de ellas relacionada con la vivienda y otra con las situaciones laborales.
Así, por una parte, la mayor vulnerabilidad laboral de los habitantes de los distritos populosos conlleva "menos posibilidades de teletrabajo por el tipo de ocupación y mayor movilidad obligada relacionada con el trabajo".
Y, por otra, la tipología de las viviendas "puede contribuir a la difusión de la enfermedad" al ser de menor tamaño y con mayor ocupación que en otras áreas, lo que reduce las posibilidades de aislarse para realizar cuarentenas y eleva las de estar en contacto con otras personas. Eso se une a la habitual carencia de segundas residencias como alternativa a residir en la ciudad.
Valencia: ocio, turismo y gentrificación diluyen las diferencias
"Es cierto que el factor socioeconómico está siendo muy importante en la distribución y expansión de la covid-19 en esta crisis sanitaria", indica Alberto Lorente, presidente de la delegación territorial del Colegio de Geógrafos en la Comunitat Valenciana, que destaca cómo "las cifras de acumulación de rastros de virus empezaron a ser preocupantes a mediados del mes de julio" en Valencia, según ha revelado el monitoreo de las aguas residuales, un proyecto pionero en el que participan el ayuntamiento, la Generalitat y la empresa Global Omnium.
Inicialmente, "los distritos más afectados, como paso en otras ciudades del Estado y de Europa, fueron aquellos en donde se concentraba la población de bajos ingresos y en aquellos en el que la terciarización (ocio, turismo) de la actividad económica ha sido más importante". Sin embargo, "estas características sociodemográficas se han ido diluyendo" con el avance de la pandemia.
Así, las mayores concentraciones se están dando en "distritos localizados en torno al centro de la ciudad" como la Saïdia o Benimaclet, que "comparten elementos comunes" como un predominio de las viviendas construidas antes de los años sesenta y "una economía basada principalmente en los servicios al turismo y al ocio nocturno".
También ha presentado a lo largo de la desescalada altos niveles de concentración de restos de COVID-19 en las aguas residuales l’Eixample, "uno de los distritos de renta más elevada de la ciudad y que incluye alguno de los barrios en los que la gentrificación está siendo más agresiva".
Sevilla: apagón informativo y propuesta de transparencia
En Sevilla se sabe que el coronavirus tiene oficialmente una baja tasa de incidencia en la ciudad, con una "tasa de contagio" de 61,72 (se supone que casos por cada 100.000 habitantes) que supera ligeramente la zona este de la provincia (64,3) y que el resto del territorio se sitúa en el entorno del 40%. Poco más, ya que ni la Junta ni el ayuntamiento ofrecen desgloses de menor escala que el municipio.
"Los datos agrupados a nivel provincial expresados en valores absolutos impiden sacar mayores conclusiones de las que se podrían obtenerse introduciendo variables demográficas, como densidad, tamaño y estructura de la población, o la variable de empleo por sectores productivos, por ejemplo", denuncia Eduardo Ramírez, presidente de la delegación territorial del Colegio de Geógrafos en Andalucía, que recuerda que aumentar la escala "hasta las secciones o distritos censales, garantizando en todo momento la protección de datos de carácter personal, como pasa por ejemplo en los resultados electorales, supondría un criterio más preciso para optimizar la adopción medidas eficaces por parte de las autoridades sanitarias".
Ramírez, que recuerda el papel del pionero John Snow en la erradicación de la epidemia de cólera que asoló Londres a mediados del siglo XIX, que tuvo su clave en la detección de la fuente (literalmente) de la infección mediante el mapeo del Soho, sostiene que la puesta en marcha de un SIG (Sistema de Información Geográfica) que explotara "las bases de datos de hospitales y el estudio de movilidad de las personas contagiadas en su entorno relacional" sería "una importantísima herramienta de apoyo a la toma de decisiones por los responsables en salud pública".
Y, en este sentido, recuerda que "el Colegio de Geógrafos cuenta con un colectivo de profesionales versados en el uso de los SIG, dispuesto en todo momento a colaborar con las administraciones públicas para reducir el impacto de la pandemia en la medida de nuestras posibilidades".
Zaragoza: edad elevada, renta baja e infravivienda elevan la vulnerabilidad
"En todos los casos la situación es compleja, pero es necesario que se comprenda que los espacios de mayor vulnerabilidad, una vez que les llega la enfermedad tienen una peor evolución y una recuperación más complicada", explica la geógrafa y profesora de la Universidad de Zaragoza María Zúñiga, una de las profesionales que participa en la elaboración del visor demográfico del Ayuntamiento de Zaragoza. "La caracterización sociodemográfica de los espacios es fundamental para adelantarse a estas situaciones", apunta.
Ese trabajo es uno de los que han revelado que la incidencia del coronavirus en la segunda ola está siendo levemente diferente de la que se produjo en primavera, con elevadas tasas en Delicias y San Pablo, dos de los barrios que "presentan un perfil sociodemográfico de mayor vulnerabilidad".
El primero, en el que viven más de 100.000 de los 700.000 habitantes de la ciudad y algunas de cuyas zonas se encuentran entre las de menores niveles de renta de la capital aragonesa, soporta "una presión demográfica muy alta" en la que "un 40% de personas jóvenes, de los que casi la mitad ha nacido fuera de España, convive con una población más envejecida que lleva desde los años 60 en el barrio". Eso supone una elevada presencia de potenciales transmisores asintomáticos y de vecinos especialmente vulnerables al virus.
La población de origen extranjero, que a menudo subsiste en capas sociales desfavorecidas, ronda el 25% en ambas zonas cuando la media de la ciudad es del 13%; en San Pablo o El Gancho, "donde aparecen los niveles de renta más reducidos de la ciudad", con una media de edad muy inferior, explica Zúñiga. Y "en ambos casos se trata de barrios con una estructura urbanística de edificios muy próximos entre sí, con viviendas pequeñas en muchas de las cuales conviven más de cinco personas, incluso varias generaciones en el caso de San Pablo", añade la geógrafa.
Junto con estas dos áreas, otras dos permanecen entre las de mayor incidencia del coronavirus desde la pasada primavera.
Una es La Bombarda, "con una estructura demográfica más envejecida que la media de la ciudad" al superar el 27% de población mayor de 60 años y con niveles de renta medios-altos que superan los 32.000 euros por hogar. La otra se llama Venecia, en Torrero-La Paz, en la que confluyen "una estructura demografía más joven, una movilidad diaria muy relevante y unos niveles reducidos de renta por hogar".
Bilbao: el envejecimiento atenúa las diferencias sociales
"El factor de aleatoriedad de los brotes sigue jugando un factor importante en la distribución de casos en la ciudad de Bilbao", señala el geógrafo e investigador Eduardo Olazábal, que considera "comprensible entender que sus características como ciudad global-nodo internacional" la situaran como "una de las principales afectadas por la primera ola de marzo, con 371 fallecidos hasta el 17 de agosto, junto con otras ciudades europeas como Madrid, Barcelona, Milán, Bruselas, París o Londres".
En esa primera onda epidémica, los datos generan la apariencia de que "el coronavirus infligió más daño en los barrios envejecidos de Bilbao, pero esto es lógico, ya que solo se hacía test a las personas con peor pronóstico, que son aquellos con más edad". Sin embargo, "a falta de análisis más rigurosos, las diferencias son pequeñas y no se pueden sacar conclusiones definitivas", anota.
Las tasas de incidencia son hoy elevadas en la mayoría de los barrios, tal y como señala el Boletín Epidemiológico del Gobierno vasco. "La lógica diría que son los barrios con menor poder adquisitivo, que no se van de vacaciones, así como aquellos en los que las cohortes de edad de 20 a 40 años, que son el principal foco actual, los que tendrían las tasas más altas", explica Olazábal. Y, sin embargo, lo cierto es que "se distribuyen por toda la ciudad" las zonas de salud con tasas de positivos por PCR superiores a 300 por cada 100.000 habitantes.
A 25 de agosto se encontraban en esa situación epidemiológica Zorroza, Santutxu-Solokoetxe, San Adrián, Rekalde, Deusto, Casco Viejo y Bombero Etxaniz. "Es decir, están distribuidos por todo Bilbao y no responden a unas características socioeconómicas ni urbanas concretas", concluye, al tiempo que destaca cómo “Bilbao es una ciudad muy envejecida” y "hay tasas altas en la gran mayoría de barrios de la ciudad".
Entre otras circunstancias, al confluir varios factores en algunas de ellas, caso de la céntrica área del Ensanche, conde el mayor poder adquisitivo convive con "porcentajes más elevados de envejecimiento".
A Coruña: Agra de Orzán, el barrio obrero que duplica la densidad de Macao y Bombay
"Podríamos decir que existen dos variables para que los contagios proliferen: la densidad y la movilidad de la población", indica Rubén C. Lois, catedrático de Geografía de la Universidade de Santiago de Compostela, que añade que “en esta segunda oleada del coronavirus en Galicia se vuelven a repetir las mismas pautas de concentración de la pandemia de la primera. Son las grandes ciudades, A Coruña y Vigo junto a aquellas con un gran flujo de transeúntes o turistas, como Santiago de Compostela, donde se concentran las infecciones.
"Las ciudades con más de 50 habitantes por hectárea, 5.000 por kilómetro cuadrado, son las más propensas a la Covid", señala. En A Coruña, que supera en un 20% ese nivel alcanzar los 60/6.000, es donde se está dando una mayor incidencia. Y, dentro de ella, además de en O Ventorrillo, Os Mallos y Sagrada Familia, en el distrito de Agra de Orzán, que anda cerca de decuplicar esa tasa con 58.000 vecinos por kilómetro cuadrado, más del doble que Macao (22.000) o Bombay (24.000) y por encima de Kowloon (China), que alcanza los 43.000.
"Son los barrios clásicos del proceso de urbanización de franquismo, levantados mediante trazados y alineaciones, que permitían construir por todos los lados, excepto en el espacio reservado a calles y avenidas, y unos pocos espacios públicos, hoy saturados de viandantes", explica el geógrafo, que apunta cómo "se trata de barrios de clase trabajadora o de clase media baja, que forma hogares en pisos de 50, 60 o 70 metros cuadrados" cuya población ha ido envejeciendo mientras los jóvenes que migraban eran reemplazados por población inmigrante.
"Este patrón se repite en la geografía urbana de la Covid", indica Lois, que destaca cómo "el urbanismo sometido a planes a partir de 1979 tampoco es de gran calidad, pero la rebaja de densidades y la mayor disponibilidad de espacio público provocan una incidencia en general menor de la pandemia".
En cuanto a la movilidad, el geógrafo señala cómo 2una ciudad que recibe todos los días más trabajadores que los que residen en ella y turistas, como Santiago de Compostela, no ha tenido una incidencia demasiado grande de la Covid, pero sí fuertes repuntes y rebrotes frecuentes, como en los últimos días".
Eso también está ocurriendo en numerosas áreas costeras de Galicia, donde "las clásicas localidades de veraneo, con altas densidades cerca de la línea de costa, han sido lugares de crisis por el coronavirus en todo el periodo".
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