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Joaquín Cortés conquista México con sus tacones y el flamenco por armas

EFE

Unas veces mudos y otras veces eufóricos gritando de emoción, así se quedaron los casi 9.000 asistentes al espectáculo que el bailaor español Joaquín Cortés ofreció hoy en el Auditorio Nacional de la capital, el centro de espectáculos más importante de México.

Cortés trajo a México su espectáculo "Calé" con el que llevó a enloquecer y gritar vítores de emoción a los asistentes que abarrotaron el Auditorio Nacional.

Aunque la mayor parte del tiempo Cortés habló con los pies, también se dirigió al público para agradecer su presencia y explicar que vino a México en estos momentos difíciles porque quiere al país.

"Aquí siempre me habéis tratado muy bien y yo quiero a la gente que me trata bien", apuntó.

Inicialmente, los dos conciertos que Cortés ha dado en México (el pasado 19 en Puebla y esta noche en Ciudad de México) estaban previstos para mayo, pero se pospusieron debido a la gripe A.

"Calé", que es una retrospectiva a sus veinte años de carrera, significa "gitano" y así se definió el bailaor: "yo soy gitano, lo llevo en la sangre, es mi cultura, es mi gente; somos almas libres que llevan la cultura por el mundo".

Es por ello un recopilatorio de los seis espectáculos con los que ha dado la vuelta al mundo y contiene números como "Cibayí", su primer gran éxito, y otros posteriores como "Pasión Gitana", "Soul", "Life, "Amor y odio", y "Mi soledad".

Bulerías, tangos, soleás o alegrías bailadas por Cortés, acompañado de dieciséis músicos y diez bailarinas, en un escenario decorado a base de juegos de iluminación.

En "Calé" también hubo tiempo para acordarse de su madre, quien falleció el año pasado y a quien le dedicó uno de los siete números del espectáculo; "yo no estaría aquí si no fuera por mi madre", dijo emocionado.

Los agradecimientos y muestras de cariño al público fueron constantes, hasta el punto de que el bailaor se atrevió a bajar del escenario a saludar a sus admiradores y dejarse abrazar por ellos.

Cortés, uno de los bailarines más internacionales de España, también pidió disculpas por los errores técnicos y de sonido que levemente pudieron apreciarse.

Sus veinte años de carrera los ilustró con un cuento, el de "un niño que soñaba con volar, que quería viajar al país de Nunca Jamás, a un mundo mágico e imaginario".

"Ese niño ha realizado su sueño de volar y viajar, ha realizado muchos sueños. Ese niño soy yo", añadió.

Cortés se despidió varias veces del público, inclinándose con muestras de respeto y con la mano en el pecho, sobre su corazón.

Paula Escalada Medrano

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