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La obra "Boris Godunov" lleva el alma rusa al arranque de temporada en el Teatro Real

Agencia EFE

Considerada la obra maestra de Modest Musorgski y una de las cinco mejores óperas del repertorio, "Boris Godunov" llevó esta noche el alma rusa al Teatro Real con una producción que gozó del respaldo unánime del público del estreno en la parte musical, aunque no en la propuesta escénica.

Galardonada con el Premio de la Crítica Francesa en 2006, esta coproducción del Teatro de la Monnaie de Bruselas, el coliseo madrileño y la Ópera Nacional del Rin abrió la temporada operística del Real, con el maestro Jesús López Cobos al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

El amplio elenco de cantantes (esta ópera precisa de 18 solistas) estuvo encabezado por el estadounidense Samuel Ramey, el bajo con mayor número de grabaciones en su haber de la historia del disco y que hoy debutó en el coliseo madrileño dando vida a un atormentado zar, ataviado con los dorados símbolos del poder.

La limpia y sencilla propuesta escénica, pensada para no distraer al público de la fuerza de la música y las voces, es fruto de la colaboración del director alemán Klaus Muchael Grüber y el artista plástico Eduardo Arroyo, que ya llevaron al Real su trabajo en "Desde la casa de los muertos" de Leos Janácek hace dos años.

Sin apenas elementos, utilizando los materiales y el color en amplios paneles para crear el concepto de espacio, la apuesta de Gruber -quien se caracteriza por negar en sí misma la puesta en escena- y la escenografía no parecieron ser del agrado de todo el público del estreno, tal y como se hizo notar cuando saludó el equipo del director alemán, encabezado por su colaboradora, Ellen Hammer, y el artista español.

Además del gran número de solistas, esta pieza requiere un amplio coro -se ha aumentado a 85 voces-, que simboliza a un pueblo mísero y oprimido, y que en esta producción se representa con indigentes y desheredados, portando mugrientas bolsas de plástico y maletas desvencijadas.

Incluso, Eduardo Arroyo llegó a proponer que el coro se moviera rodeado de moscas, como símbolo de su miseria, algo que técnicamente resultó inviable y que, al final, ha quedado representado en el vestuario de los cantantes, que lleva, pintadas o prendidas, reproducciones de estos insectos.

Musorgski (1839-1881) escribió la música y el libreto de "Boris Godunov" cuando apenas contaba 30 años, basándonse en la tragedia homónima de Alexander Pushkin y en la Historia del Estado Ruso de Nikolai Karamzin.

Pero la partitura fue rechazada por el comité lector del Teatro Mariinski de San Petersburgo, de forma que el autor presentó una segunda versión que se estrenó en 1874. Ésta es la que hoy se escuchó en el Real, aunque se suprimió una de las escenas (el llamado "acto polaco") y se sumó otra de la primera versión (en la catedral de San Basilio de Moscú).

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