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Putin se suma a la condena de las represiones políticas en la era soviética

EFE

El presidente ruso, Vladímir Putin, se sumó hoy, seis meses antes de abandonar el Kremlin, a la condena de las represiones políticas soviéticas, cuyas víctimas rondaron los 30 millones de personas.

"Hasta el día de hoy sentimos esta tragedia en carne propia. La magnitud fue colosal, fueron exterminadas decenas de miles, millones de personas. Por cierto, sobre todo, gente con ideas propias, aquellos que no temían expresarlas en público", aseguró Putin ante las cámaras de televisión.

Con ocasión del "Día de la Memoria" de las víctimas de la represión soviética, el líder ruso visitó en las afueras de Moscú un antiguo polígono de tiro (Bútovo) donde más de 20.000 personas fueron ejecutadas y enterradas por la policía política del régimen comunista soviético (NKVD), precursora del KGB.

"Debemos hacer todo lo posible para no olvidar nunca esta tragedia", señaló Putin, quien matizó que "tragedias como esa se han repetido más de una vez en la historia de la humanidad".

Putin, que calificó en su momento la caída de la URSS como la "mayor catástrofe geopolítica del siglo XX" y es criticado por encabezar una "neosovietización" de la sociedad rusa, recordó que en las represiones "se eliminó a la gente más preparada, la flor y nata de la nación".

"Esta tragedia ocurrió cuando se intentó poner unas ideas atractivas, a primera vista, pero vacías en la práctica, por encima de los valores humanos fundamentales como la vida y los derechos y las libertades del hombre", dijo.

Hoy, martes, se recuerda el 70 aniversario del peor período de las represiones políticas lanzadas por Yosif Stalin (1937) y que costó la vida a entre uno y dos millones de personas.

"Todos sabemos que el año 1937, aunque se considera el clímax de las represiones, tuvo bien allanado el camino durante los años anteriores", dijo.

El jefe del Kremlin recordó "los fusilamientos de civiles durante la Guerra Civil" y "el exterminio de estamentos enteros, como el clero, el campesinado y los cosacos".

Mientras, unas 800 personas, entre familiares, antiguos presos políticos, diputados y activistas, se congregaron frente a la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) en Moscú para rendir tributo a las víctimas de las represiones.

"Nos hemos reunido para honrar la memoria de aquellos que murieron en la mayor catástrofe del siglo XX", dijo Yevgueni Velijov, secretario de la Cámara Pública (CP), órgano consultivo adjunto a la Presidencia rusa.

Otro miembro de la CP a cargo del control de las actividades de los órganos de seguridad, Anatoli Kucherena, propuso al Estado ruso que erija un monumento en honor a las víctimas de las represiones políticas soviéticas.

Algunos activistas llamaron la atención sobre el peligro de que el autoritarismo eche de nuevo raíces en Rusia, a la vista de los intentos de justificar la historia soviética en algunos libros de texto y de rehabilitar figuras como Félix Dzerzhinski, fundador de los campos de concentración soviéticos o Gulag.

El acto, organizado por la CP y la organización de derechos humanos "Memorial", concluyó cuando los asistentes soltaron 70 globos negros.

"En mi familia fueron represaliadas 13 personas. Cuatro fueron fusiladas. A mi padre, debido a unas falsas acusaciones de sabotaje, lo enviaron al Gulag. Estuvo en tres campos y después lo acusaron de espionaje y lo fusilaron", señaló Irina, una anciana de 86 años.

Memorial cifra en 800.000 las víctimas de la represión política soviética que aún están con vida en Rusia, cifra que incluye a los niños que perdieron a sus padres.

"Represaliados se pueden considerar hasta 30 millones. Centenares de miles de personas durante el mandato de Stalin fueron condenados por infringir la disciplina laboral", dijo Arseni Roguinski, director de Memorial.

Según el activista, "llegar tarde dos o tres veces podía costar que te enviaran a un campo de trabajo. Stalin pensaba que así impondría el orden en el país".

Tras la caída de la URSS, las autoridades rusas rehabilitaron a más de medio millón de personas, entre ellas, el Patriarca de la Iglesia ortodoxa, Tíjon, el bailarín Rudolf Nureyév y el científico Timoféyev.

El Defensor del Pueblo, Vladímir Lukín, pidió recientemente que se retire de la Plaza Roja el mausoleo con la momia de Lenin, iniciador del "Terror Rojo" a principios de los años 20 del siglo pasado.

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