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'El colibrí' presenta "un nuevo hombre" para el cine

La cineasta Francesca Archibugi  adapta al cine de la novela de Sandro Veronesi reconocida con el Premio Strega 2020. Es la historia de un hombre bueno a lo largo de toda su vida, en la que presenta un referente masculino diferente al que normalmente ofrece el cine, defiende la eutanasia y exige mayor atención a la salud mental.

El cineasta Ninno Moretti interpreta un papel clave en la película (Karma Films)
El cineasta Ninno Moretti interpreta un papel clave en la película. Karma Films

Un hombre bueno, amable, honesto, conciliador, dispuesto a mantener el amor que le ha acompañado toda su vida, "un nuevo hombre" para el cine. Así es Marco Carrera el protagonista de El colibrí, nueva película de la cineasta Francesca Archibugi, con la que presenta un referente de la masculinidad muy diferente al que habitualmente ofrece el cine y con la que se inscribe en la lista de las tradicionales sagas familiares italianas.

Adaptación al cine de la novela más reciente de Sandro Veronesi, la más vendida hasta el momento, traducida ya a 25 idiomas y reconocida con el máximo galardón literario del país, el Premio Strega, la película es la historia de toda una vida contada a lo largo de varios decenios y tres generaciones familiares. Es la vida de Marco Carrera, un hombre que intenta hacer todo lo mejor posible, pero que aun así no consigue escapar del caos que arrasa con su familia, de la enfermedad mental que la ha marcado y de las amenazas de tragedia.

Con un magnífico Pierfranceso Favino en el papel principal, al que acompañan Laura Morante, Bérénice Bejo y Kasia Smutniak, y con la participación del cineasta Nanni Moretti interpretando un personaje esencial, la película es un melodrama que avanza al ritmo de los recuerdos del protagonista, con saltos hacia atrás y hacia delante, y que muestra el esfuerzo que hay que hacer a veces para vivir y apuesta por no ceder a la tentación de rendirse.

Marco Carrera es un referente de una masculinidad distinta a la que normalmente vemos en el cine, ¿Cómo mujer cineasta le parece importante mostrar este tipo de hombres en el cine?

Marco Carrera es un personaje absolutamente inventado por Sandro Veronesi, pero es verdad, es un nuevo hombre, un hombre amable, altruista, es un hombre muy honesto, muy legal, pero es tan honesto y tan legal que, precisamente, por esa honestidad, crea un desastre total con su vida y en la vida de los que están a su alrededor. Inevitablemente mi punto de vista es feminista. Desde luego, como directora y como narradora me gusta mostrar personajes masculinos desde mi punto de vista de mujer, suavemente feminista. Me gustó mucho retratar a Marco Carrera sin alejarme de la imagen que quería dar de él Sandro Veronesi.

Esta historia, que es una historia de vida, está dentro de una familia, ¿es que todo pasa en la familia?

Sí y no. Nos olvidamos a veces de que la familia se crea por dos extraños. Es decir, el núcleo mismo, un hombre y una mujer, una pareja, porque hablamos siempre de vínculos de sangre, que sí los hay, claro que los hay. Los hijos tendrán vínculos de sangre, pero la familia primigenia no los tiene. La familia se crea con dos personas que no se conocían para nada y que hacen chocar dos mundos completamente diferentes. No estamos hablando de los tópicos que a menudo emplea la literatura, y eso no es ni bueno ni malo. Pero sí, siempre habrá algo que contar de una familia y todo se puede contar desde la familia, porque la familia, al fin y al cabo, no es otra cosa que un microcosmo, un mundo en pequeño de lo que es una sociedad.

La novela habla de muchas cosas, ¿qué es lo que más le interesó y le emocionó?

Soy muy amiga de Sandro Veronesi, nos conocemos desde hace 30 años o más, o sea que he leído todos sus libros y él ha visto todas mis películas. Y cuando leí El colibrí, una cosa que me emocionó fue justamente la capacidad de emocionar a través de la vida de un hombre y también la valentía de hacer el relato desde un hombre que es un representante de la burguesía.

¿Por qué le parece valiente eso?

Porque en este momento de populismos exacerbados en el que estamos viviendo hay que tener valor para meterse en ese terreno. La burguesía está marcada, tiene ya su etiqueta y es una osadía hablar de un hombre de la burguesía sin juzgarle. Es casi un pecado ocuparse de esta clase social hoy. La burguesía ha perdido la legitimidad en el cine, una cosa que no pasa en la literatura, donde a través de cualquier clase social puedes llegar al corazón, a la sustancia de la historia. En la literatura todos somos iguales y todos somos diferentes, en el cine, no. Con esta historia yo me he sumergido en un mundo que es el mío, el que mejor conozco.

El actor Pierfrancesco Favino es el protagonista
El actor Pierfrancesco Favino es el protagonista. Karma Films

La película habla de la enfermedad mental. Tras la pandemia, ha empeorado mucho la salud mental en nuestra sociedad, ¿le preocupa a usted especialmente este asunto hoy?

Sí, la salud mental es algo que desde siempre me interesó, es un tema que me importa mucho. De hecho, he ambientado una película en un centro de neuropsiquiatría infantil. Mis personajes casi siempre tienen un encuentro así, una ruptura, un desequilibrio. Aquí lo encontré en el personaje de Marina, a la que yo he vuelto una desequilibrada completa. Quería mostrar cómo su marido, Marco Carrera, está totalmente ciego hacia su mujer, hacia Marina, no se da cuenta de que Marina es una desequilibrada y no logra, en toda su bondad, ayudarla. La conclusión es que no conoce a su mujer, claro.

Es la sexta vez que le ofrecía a Nanni Moretti trabajar en una película suya y, por fin, lo ha conseguido.

Sí. Quiero muchísimo a Nanni Moretti. Él fue quien me dio mi primer premio, cuando yo salía de la Escuela de Cine y, sí, le propuse muchas veces que trabajara conmigo, pero esta es la primera vez que acepta, porque realmente este es la primera vez que tiene sentido completo el personaje que va a interpretar. Además, con su interpretación está enriqueciendo al personaje, que realmente es un deus ex machina, da un toque casi metafísico al personaje y lo borda. Moretti es una persona súper amable, además, siendo director él mismo, no tiene los vicios que tienen los actores. Realmente estoy muy agradecida, feliz, estoy encantada de que haya trabajado en la película y espero no tener que rogarle otras cinco o seis veces para la próxima.

El personaje que interpreta está ligado al tema de la eutanasia y el propio Moretti ha dicho que eso era lo que más le interesaba, ¿qué siente usted al tratar un tema así en su cine?

Hemos hablado mucho sobre este tema en el set de rodaje, también con Nanni Moretti, claro. Y me he dado cuenta de que es algo que realmente me incumbe. Me he dado cuenta de que en un futuro, cuando llegue un momento en el que no pueda valerme por mí misma o tenga una enfermedad o lo que sea, quiero tener la posibilidad de poder suicidarme de una manera dulce. Esta película ha despertado en mí esta conciencia. No entiendo por qué una persona tiene que morir de una manera violenta, pegándose un tiro, envenenándose… si puede hacerlo de una manera dulce y acompañada por las personas a las que más quieres. Se ha despertado en mí una necesidad de ser militante en este tema, de intervenir de manera activa para que éste sea un derecho en mi país, porque realmente no tiene ningún sentido que no lo sea.

La cineasta Francesca Archibugi durante el rodaje de la película
La cineasta Francesca Archibugi durante el rodaje de la película. Karma Films

Antes hablaba de esta sociedad de populismos, donde todo es blanco o negro, y no hay grises, ¿en el cine también siente este tipo de presión social?

Sí, en Italia estamos viviendo un momento terrible. Es España tenéis un gobierno mucho mejor que el nuestro, pero aquí, mientras dure el populismo de derechas, es horrible. Es una situación muy fuerte y hay mucha presión social. Pero a mí me da igual, no la hago caso, sigo adelante.

Pero sí hay un cine en su país donde eso se aprecia.

Claro. Venimos de veinte años de Berlusconi. O sea, Berlusconi ha estado 20 años en el poder en Italia y eso ha tenido muchas consecuencias. Una de ellas, la mortificación para las mujeres. El problema va mucho más allá de cualquier cosa que te puedas imaginar, porque desde fuera no se notan mucho estos asuntos, pero existen. Yo, por ejemplo, toda mi vida adulta la he pasado en una sociedad donde el papel que se ha decidido para la mujer ha sido realmente increíble. Todo lo que ha pasado en esos veinte años interfieren en las temáticas del cine italiano. En nuestra cinematografía hay muchos directores a los que les da igual y se niegan a someterse a esa presión, pero existe también un subcine, hecho por personas que sigue la corriente, que se dejan influenciar totalmente y ese cine hace mucho daño al espectador, porque todos sabemos cuánto puede transmitir el cine.

Usted ha decidido "desordenar" los saltos en el tiempo con los que Veronesi cuenta la historia en el libro, ¿por qué?

Sí, el libro tiene estos saltos en el tiempo, pero los tiene ordenados con fechas y con capítulos. Yo quise crear una historia y lo adapté completamente. De hecho, la idea es crear un presente en el que existen el presente, el pasado y el futuro. Es verdad que pido al espectador que identifique esos cambios, pero eso significó un trabajo muy duro en el guion y en la dirección para hacerlo sencillo. Lógicamente, hay también un increíble trabajo de montaje, porque el montaje siempre es casi una reescritura de la de la película. Pero la razón en este caso era esa, crear como un continuo presente.

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