Este artículo se publicó hace 2 años.
'Intimidad', en Netflix, teje una red de apoyo entre mujeres tras la filtración de un vídeo sexual
La plataforma estrena este viernes una serie que da voz a las víctimas de un delito contra la intimidad.
María José Arias
Madrid-Actualizado a
Ane (Verónica Echegui) trabaja en una fábrica. Malen (Itziar Ituño) aspira a ser alcaldesa de Bilbao. No tienen nada en común salvo que comparten ciudad. Sin embargo, un delito del que son víctimas por separado une sus destinos, su existencia y la de sus seres más queridos. Ambas han visto cómo su vida se convertía en objeto de crítica, carnaza y escrutinio después de que alguien filtrara imágenes íntimas suyas. Laura Sarmiento y Verónica Fernández son las creadoras de Intimidad, una serie de Netflix que, sin ser de terror, da mucho miedo por lo que cuenta: algo que puede pasarle a cualquier mujer.
Intimidad es una historia a cinco bandas. Las dos antes mencionadas son el eje central de la misma, pero no están solas. Miren (Emma Suárez) es otra de las piezas importantes del puzzle femenino que es esta serie. Compañera de partido y superior de Malen, tiene las cosas muy claras. Al menos, eso parece. Leire (Yune Nogueiras), la hija adolescente de Malen, ha heredado el carácter y la fortaleza de su madre. Bego, profesora de instituto, carga con una losa demasiado pesada como hermana de Ane. Por último, Alicia (Ana Wagener) es la agente de policía encargada de llevar a cabo la investigación de lo sucedido en ambos casos con un camino propio por recorrer.
Sobre todas ellas, Itziar Ituño, quien describe a Malen como una "mujer muy pragmática que, le pase lo que le pase, tira para delante", destaca que es "curioso que a pesar de que cada quien está en un estrato distinto de la sociedad, en un ambiente diferente, hay algo que las conecta y se genera como una red sorora. Hasta la que tiene un camino más diferente, como el personaje de Miren, y la que tiene más en contra, que es su hija, terminan entendiéndose y apoyándose. Terminan todas echándose un cable y eso es lo chulo de la historia, que se interconectan realidades distintas porque hay mujeres que tienen el mismo problema".
"Todas terminen echándose un cable; porque hay mujeres que tienen el mismo problema"
Una de las ideas en las que más hincapié hace Intimidad, al menos en la primera mitad vista antes del estreno de este viernes, es que sus protagonistas son víctimas, que lo sucedido no es culpa suya, sino de quien decidió filtrar un vídeo o una sesión de fotos íntimas. Sin embargo, aunque el guion lo deja claro en todo momento como recordatorio continuo para el espectador, Emma Suárez destaca que "todas rechazan el hecho de ser víctimas. Eso es algo como de raíz, que además sucede también en la realidad. Tú no quieres ser considerado una víctima. Antes que ser considerada una víctima prefieres no denunciar. No quieres asumir que te ha sucedido algo así, no quieres caer en el escarnio social".
Ituño comparte también esta apreciación sobre los personajes, porque "es verdad que toca un tema bastante candente que hace referencia a la indefensión cuando pasa una cosa así, cómo se culpabilidad también a la víctima. La falta de herramientas para defenderse, qué actitudes se toman ante un problema así de ataque brutal a tu intimidad y a tu vida y que muchas veces tiene consecuencias muy trágicas. Y sucede. Lo nuestro es ficción, pero es que ha sucedido y sigue sucediendo. Eso es lo terrible, por eso da miedo". Para quien interpreta a su hija en la ficción, "da mucho miedo por los temas en los que ahonda y que hoy están muy presentes".
No es difícil encontrar paralelismos entre lo que les ocurre a Ane y Malen y hechos reales y muy mediáticos. Casos que, como comenta Ana Wagener, "resuenan en la sociedad, en los medios de comunicación, en la realidad del día a día. Aunque no lo vivas en primera persona, siempre conoces a alguien que conoce… Tiene parte de ficción porque realmente los capítulos están diseñados para que haya una historia que el espectador pueda llevar y engancharse (…) Habrá gente que desgraciadamente lo haya vivido en primera persona, o en segunda, o en tercera… y se alegrarán de que haya una denuncia, aunque sea en forma de ficción, de estos hechos".
La filtración de un vídeo es solo "la punta del iceberg"
Ante todo víctimas, esa es una de las ideas persistentes. La otra, el machismo del sistema y del delito en sí, porque si el objetivo de la filtración hubiese sido un hombre en lugar de una mujer, puede que la serie hubiese sido otra distinta. Se llega a decir en algún momento, por boca de un personaje. Alguien menciona que al ser Malen la protagonista de ese vídeo sexual la reacción de la opinión pública es distinta a si hubiese sido de un hombre. Wagener opina que, de haber sido así, "incluso hasta podrían colgarse trofeos. Habría otro tipo de comentarios, más soeces, más 'qué maravilla', el triunfo que se han llevado, la chica que tal… Es que sería otro mundo. Sería otra serie. Sería más el problema, a lo mejor, con la familia, con la mujer… A lo mejor nos habríamos ido a la infidelidad".
Pero, no, Intimidad es una serie que pone el foco en ellas y en el machismo que sufren sus protagonistas. Y, como dice Patricia López Arnáiz, "sobre todo que nos alude a nosotras en primera persona". Bego, su personaje, es uno de los que más sufren, por lo que le sucede a su hermana, cómo le ocurre y las consecuencias que esto tiene. "Es algo para que te entre conciencia feminista quieras o no. Al final la violencia sexista es como una red que está en todo el entramado, en la mirada, en la cultura. Un acto así es la punta del iceberg. Ha habido un vídeo y eso cae como una bomba, pero el alcance que tiene se extiende desde la persona que lo vive hasta cómo va a ser revictimizada, juzgada (…) Ahí se juntaban dos temas muy potentes, el motivo y cómo termina", resume la protagonista de La Peste. En su caso lo que más pesa (o una de las cosas que más pesa) es la culpa.
Además de un elenco femenino poderoso y lleno de caras conocidas y una trama bien sostenida, de Intimidad hay que destacar también el marco en el que transcurre todo, Bilbao. Gracias al trabajo de fotografía de Javier Aguirre y Charly Arguiñano, como destaca López Arnáiz, ofrece un escenario heterogéneo y que queda muy bien en pantalla. "He visto un retrato de Bilbao que me parece precioso, sitios que conozco. Lo que hace el encuadre. Se ve el carisma de Bilbao. Como el rollo barrio obrero, pero muy bonito retratado, muy interesante también. Tienes las mansiones, el Ayuntamiento y los edificios en plan moderno… Creo que la foto es uno de los fuertes de esta serie".
La dirección de los ocho episodios que componen la temporada se la reparten entre Jorge Torregrossa, Ben Gutteridge, Marta Font y Koldo Almandoz. No se sabe nada de una posible continuación por el momento, pero Wagener cree que los hechos que se narran son tan "terroríficos" que "cambian la realidad de dos personas que son las víctimas y de todo su entorno" y que si se siguiese con la historia se vería que "siempre son personas marcadas, con cicatrices que son muy difíciles, a lo mejor se pueden borrar, pero la marca se va a quedar ahí".
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