Este artículo se publicó hace 2 años.
'¡Nop!', la colosal estupidez humana negándose a aceptar la evidencia
El cineasta Jordan Peele construye un universo audaz y sorprendente en '¡Nop!', mezcla de cine de terror y película de monstruos, ciencia ficción y western, donde revela las consecuencias de siglos de destrucción, explotación y maldad. Ha llegado el tiempo de la revancha.
Madrid-Actualizado a
"Echaré suciedad sobre ti; te cubriré de deshonra y haré de ti un espectáculo". Era la ira de Dios contra Nínive, capital del poderoso imperio asirio. Jordan Peele, genial outsider infiltrado en Hollywood, aprovecha este fragmento del Libro de Nahum, del Antiguo Testamento, para advertir ahora desde el cine de que ha llegado el tiempo de la revancha. La maldición de un Dios colérico contra el ser humano destructor y malvado, "despreciable", abre la puerta al fascinante y muy audaz universo de ¡Nop!.
Tercer largometraje de una carrera brillantísima que el cineasta está construyendo junto a su amigo, el productor Ian Cooper, la película nació en los días del confinamiento por la pandemia y en ella se reflejan los terrores "de entonces y sus consecuencias actuales"…. y la desmedida estupidez del ser humano negándose —diciendo no, ¡Nop!— a aceptar la evidencia.
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Protagonizada por Daniel Kaluuya —inmejorable en su sobriedad—, Keke Palmer, Steven Yeun, Michael Wincott y Brandon Perea, la película aspira a ser, en palabras del director, guionista y productor, "la gran película americana OVNI".
Están ahí arriba
Es una atrevida mezcla de cine de terror y película de monstruos, ciencia ficción y western, una creación libre que burla las convenciones de Hollywood y que, desde el puro entretenimiento, se adentra en profundas consideraciones sobre la raza, el medioambiente, el trabajo, el espectáculo y el poder tóxico de la cultura popular moderna. Ello, además de hacer público un genuino amor por el cine y por todos los que lo hacen, especialmente por los que nunca salen en la pantalla.
Es la historia de dos hermanos, OJ Haywood y Emerald, que han heredado el rancho de su padre en el valle de Santa Clarita en California. Allí doman caballos para producciones de cine y televisión. Su padre, Otis Sr., ha muerto en un suceso sobrenatural e inexplicable. OJ sospecha que un visitante del espacio les vigila desde el cielo. Los hermanos contratan a Ángel, especialista en tecnología de vigilancia, para demostrar la existencia de esa entidad, y convencen a un prestigioso director de fotografía, Antlers Holst, para que ruede en cine eso que está entre las nubes.
Adicción por el espectáculo
Es un relato de explotación, un cuento de terror para este mundo en el que sobreexplotamos los recursos naturales, donde mujeres, niños, trabajadores… son víctimas de cualquier tipo de explotación, donde los animales, los bosques, las playas, el aire y el agua están contaminados por la explotación. Un universo en el que ser humano abusa y destruye, y sigue haciéndolo, a pesar de los avisos que nos da cada día, y cada vez con más contundencia, la naturaleza.
Pero también es una película sobre la adicción del ser humano por el espectáculo y por la necesidad de ser vistos y reconocidos. Una dependencia nociva que en esta ficción encarna muy especialmente Ricky Jupe Park, una ex estrella infantil de los 90 que sufrió un final traumático de su reinado en televisión. Un chimpancé que participaba en su show enloqueció en la grabación en directo y mató a todos los actores menos a él —secuencia que Jorden Peele muestra al inicio de la película—. Ahora, Jupe dirige un parque temático del lejano oeste en el desierto, con caballos, en un terreno al lado del rancho de los protagonistas.
Explotación y racismo
Animales avisando a los humanos. Humanos ensimismados en las redes sociales y en lo superficial, obsesionados por grabarlo todo, mientras evitan esas advertencias. Explotación, espectáculo y, por supuesto, tratándose de Jordan Peele e Ian Cooper, racismo, discriminación y diferencias.
"No es una película sobre la raza per se, aunque la raza sí tiene que ver con la idea de la explotación", dice el cineasta que convierte a los dos hermanos protagonistas en descendientes del jockey negro a caballo que aparece en uno de los primeros ejemplos de la cronofotografía, la creada por Eadweard Muybridge en 1887.
Ese juego de placas nº 626, conocido como Caballo en movimiento, se encuentra en la colección permanente de la Gallery of Art, en Washington DC, donde está indicando el nombre de la yegua y de su dueño, pero no del jinete. Este aparece en ¡Nop! como el antepasado de todas las estrellas y trabajadores del cine, muchos de ellos de color, silenciados en la historia.
"La película debe reconocerse como algo que no hubiera podido realizarse hace cinco años. Con eso me refiero a que se trata de una historia original protagonizada por personas de color, dirigida por una persona de color, con un elevado presupuesto y un contenido bastante raro".
"El alma de la película, solo por el hecho de existir, nos obliga a homenajear a todas esas personas que nunca pudieron saludar, todas esas personas a las que no se permitió la oportunidad de tener éxito o de fracasar. De eso va la película", ha escrito en las notas de dirección Jordan Peele, un artista que se ha negado a continuar en la galería de los invisibles de Hollywood.
Asombro y terror
¡Nop! es cine subversivo y perturbador, que provoca asombro y terror, que aspira a entretener y conquistar al gran público, con grandes momentos de cine. Una película en la que Jordan Peele anhela capturar, como el personaje de Antlers Holst, la toma imposible y en la que firma una proclama de admiración por Spielberg.
Encuentros en la Tercera Fase y, sobre todo, Tiburón están en la talentosa mente del cineasta y ahora también en esta ficción. El director, en esta historia, se va alejando poco a poco de los títulos del género que conceden "maravillosas cualidades a una civilización alienígena mucho más avanzada que la nuestra", porque "¿y si la verdad fuera mucho más sencilla y oscura de lo que hemos imaginado hasta ahora?". Y porque su declarada ambición es muy diferente. "Ojalá, después de ver esta película, la gente mire a las nubes como miraban el mar después de ver Tiburón".
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