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Messi, el 'salvavidas' electoral

El Barça, sumido en un terremoto institucional y sin un proyecto deportivo claro, encara unos comicios anticipados en los que la prioridad de los aspirantes a la presidencia -sin poder prometer fichajes- debería ser la de proteger a la perla del club.

Messi celebra un gol ante el PSG en la fase de grupos de la Champions. /REUTERS

ROGER XURIACH

BARCELONA.- Josep Maria Bartomeu tomó este miércoles la decisión que había jurado por activa y por pasiva que no iba a tomar: convocar elecciones un año antes de la finalización de su mandato, que expira en 2016. Presionado por algunos de sus directivos y precipitado por las circunstancias, el presidente azulgrana, que heredó el cargo por obra y gracia del 'escapista' Sandro Rosell, se vio poco más que obligado a dar este paso, y tan sorprendente fue el anuncio de la decisión como los argumentos que esgrimió para restarle dramatismo: "la tensión que vive el club es desproporcionada", "el socio está contento" o "la actual junta no proyecta una mala imagen" fueron algunas de las perlas que dejó en su comparecencia ante los medios.

Una versión aun más cínica de aquel "¡Que no estamos tan mal!" que popularizó en su día Joan Laporta. Pero igual de válida porque aquí de lo que se trata es de ganar tiempo. El suficiente como para esperar que la 'pelotita' reparta suerte. Como en la lotería, Bartomeu lo ha dejado todo en manos del azar… Y de Leo Messi.

A falta de que se concrete la fecha exacta, aunque lo más probable es que sea antes de que finalice la temporada, los comicios azulgranas proyectan un escenario inédito en la historia de cualquier club de fútbol. La sanción de la FIFA que impide al Barça fichar durante todo el 2015 obligará a los candidatos a saltar al ruedo sin uno de los argumentos más golosos para recoger votos.

Esto no solo implicará estructurar el mensaje al socio en torno a promesas a priori menos interesantes -pero igual de trascendentes si consideramos que algunos candidatos buscarán anular los sellos de identidad de la era Rosell/Bartomeu como son la remodelación del estadio o el acuerdo con Qatar-. También pondrá a prueba la capacidad de unos y otros de erigirse en garantes del patrimonio deportivo del club. Y a día de hoy, con un primer equipo errante, un estilo de juego confuso, sin director deportivo y con un entrenador cada vez más debilitado dentro y fuera del vestuario, este activo lo capitaliza casi por completo el '10' azulgrana.

El candidato que vuelva a acomodar la sonrisa de Messi a los intereses del club será el que se gane el favor de los socios

El que vuelva a acomodar la sonrisa de Messi a los intereses del club, el que vuelva a convencerle de que su pierna izquierda estará al servicio de una idea futbolística y el que recupere de su actividad extrafutbolística las fotos con los niños en detrimento de las de Instagram, será el que se lleve el favor de los socios.

Bajo esta premisa, parece prácticamente imposible que sea la actual junta quien pueda cumplir este objetivo, a pesar de que Bartomeu se empeñe en decir que ve a Messi "muy feliz". A Leo le convencieron, en su última renovación, justo antes del Mundial, de que el club pondría toda la carne en el asador para armar, de nuevo, un equipo competitivo. Y 130 millones de euros después, Messi siente que la responsabilidad de juego y resultados sigue reposando en sus botas, con el agravante de que con su nuevo técnico, Luis Enrique, no ha hecho precisamente buenas migas.

Los goles del argentino han minimizado, a golpe de récords, las carencias de un equipo desequilibrado y esquizofrénico

Los goles del argentino han minimizado, a golpe de récords, las carencias de un equipo desequilibrado y esquizofrénico, que de tantos disfraces que se ha probado -tantas alineaciones distintas como partidos oficiales ha disputado este curso- ha acabado perdiendo la identidad. Sabe Bartomeu que, tras destituir a Zubizarreta, y a la espera de que la tensión ambiental no acelere los acontecimientos, aun le queda una bala: 'cargarse' a Luis Enrique. Pero ni a esas parece estar ya Messi, respaldado por Xavi y aliviado por los suyos, pero dejándose querer ante las muestras de cariño que llegan de Londres, París y pronto de cualquier rincón del mundo.

Girar sobre Messi

La única forma que tiene el Barça ahora mismo de mantener la compostura hasta que haya nuevo presidente es que se haga fuerte en torno al argentino. Sería el mejor signo de tranquilidad, junto a unas victorias que, como mínimo, estiren la ilusión de optar a los títulos.

Nada sería más irresponsable que llegar a estas elecciones con un Messi desencantado o directamente con una maleta en el recibidor de su casa

Discretos, en la retaguardia, esperan ya los contendientes electorales. Joan Laporta -se muere de ganas aunque también le gustaría participar en una hipotética lista de país de Artur Mas- y Agustí Benedito -el segundo candidato más votado en las elecciones en las que arrasó Sandro Rosell (2010)- son dos de los aspirantes que todas las quinielas ya sitúan por encima de cualquier candidato oficialista y a los que Bartomeu ha pedido "responsabilidad" y "fair-play".

Pero nada sería más irresponsable que llegar a estas elecciones con un Messi desencantado o directamente con una maleta en el recibidor de su casa. Para el que aspire a quedarse, pero también para el que aspire a entrar, estos serán unos comicios fundamentalmente ideológicos, de proyecto, y pocos socios entenderían un nuevo proyecto sin Leo, tantas veces 'salvavidas' en lo deportivo que ahora podría debutar también como 'salvavidas' electoral.

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