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Elecciones en Portugal Boaventura de Sousa: "Si ganan las izquierdas en Portugal, habrá paz social; si son las derechas, crisis social"

El sociólogo Boaventura de Sousa Santos.
El sociólogo Boaventura de Sousa Santos. CEDIDA POR AKAL.

Portugal volverá a votar el 30 de enero de 2022. El Gobierno de Antònio Costa ha llegado a su fin tras la caída de los Presupuestos, la máxima exposición de un pacto entre las izquierdas lusas que, en realidad, llevaba tiempo roto. La extrema derecha podría ser el partido más beneficiado de este nuevo encuentro en las urnas tras una etapa marcada por la covid-19 y un gran sentimiento de frustración entre todos aquellos que votaron para que los socialistas, los comunistas y el Bloco de Esquerda siguieran la senda que iniciaron en 2015 con la recuperación de los derechos perdidos con la troika. El sociólogo Boaventura de Sousa Santos (Coímbra, 1940) reflexiona con Público sobre este contexto. La pandemia, como ya explicó en su libro El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía (Akal, 2021), ha cambiado todo el panorama político y social. No se puede leer la crisis política sin atender a esto pero, con su habitual "optimismo", el reconocido intelectual no da nada por perdido. Hasta las elecciones hay dos meses de vértigo para las izquierdas —que se arriesgan a que los conservadores y la extrema derecha vuelvan al poder— muestren que su entendimiento no fue una excepción y que son alternativa.

Usted dio una charla en Madrid por la presentación de 'Izquierdas del mundo, uníos'. Era 2018 y el ejemplo a seguir para las izquierdas europeas era el Gobierno portugués. ¿Cómo debemos verlo ahora: sigue valiendo o, con la perspectiva actual, se puede decir que fue el modelo no funcionó?

El argumento de 2018 todavía sirve, pese a las dificultades y a que estamos en un período de mucha incertidumbre. Pero sí: la solución portuguesa sigue siendo la alternativa de gobernabilidad. El problema es que las condiciones en Portugal —y en el mundo— cambiaron mucho con la pandemia. En Portugal hubo un desempeño casi brillante en la gestión de la pandemia a nivel mundial, gracias a la cohesión política. Los principales actores políticos —Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente de la República del conservador Partido Social Demócrata (PSD); Antònio Costa, el primer ministro del Partido Socialista (PS); y Rui Rio, actual líder de la oposición (PSD)— estuvieron de acuerdo en que no tenían que hacer de la pandemia una discusión política porque, sin cohesión política, no habría cohesión social, y eso es fundamental en una pandemia. Los partidos de izquierdas también colaboraron mucho en este proceso.

"Algunas heridas que existían de antes, se han hecho más fuertes después la pandemia"

Llegamos ahora a este punto porque algunas heridas que existían de antes, se hicieron más fuertes después de la pandemia. Portugal, a partir de 2011, pasó por un ajuste estructural, la troika, que desencadenó una grave crisis social. Las desigualdades sociales se profundizaron y los recortes en los salarios y en las pensiones fueron enormes. En 2015-2016, la idea de las alianzas de izquierdas —PS, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP)— era cerrar la puerta a la Troika, y eso se logró

En 2019 todo cambió porque, tras las últimas elecciones, ya no había acuerdo escrito. El PCP, preocupado por su pérdida de votos, no quiso firmar un documento. Los socialistas tampoco quisieron negociar con el Bloco. Y ahora han salido a la luz las cuestiones más complicadas para las izquierdas para negociar, que son problemas que también hay en España: la subida de salarios, la reforma laboral y la gestión del Sistema Nacional de Salud.

El problema con los Presupuestos fue que se llegó a su tramitación sin haber negociado con tiempo estas cuestiones. Se mezclaron cambios políticos, como la reforma laboral, con cuestiones presupuestarias. Fue una gran frustración porque Portugal avanza bien, este trimestre crece al 4,2% y esto supera la media europea. Y así, ante la sorpresa de todos, porque este escenario perjudica a las izquierdas, se vuelve a votar. 

Las izquierdas se juegan la gobernanza en el país. ¿Cómo han perdido esta oportunidad por no llegar a un acuerdo?

La prensa está dividida en varias posiciones, y a mi juicio ninguna está bien. Hay una parte que dice que las negociaciones fracasaron porque los socialistas querían elecciones para conseguir mayoría absoluta. Yo seguí muy de cerca las negociaciones, sin poder pero observando e intentando establecer puentes, y vi todos los documentos. Hubo avances y los socialistas cedieron, pero no lo suficiente pero que ni siquiera el Bloco se abstuviera.

"No hay alternativa al capitalismo y el voto del resentimiento va para la extrema derecha"

Otra parte, más conservadora, dice que la culpa es de las izquierdas porque no saben entenderse y que lo de 2015 fue excepcional. Un mensaje ya dirigido a ganar votos en las elecciones.

Por último, los más socialistas niegan que hubiera interés por ir a elecciones porque lo más probable es que salgan perjudicados por el cansancio que arrastra el pueblo por la pandemia o por fracasos y fallos como el precio del combustible.

Yo realmente creo que fallaron el PS y el Bloco. El PCP, que tiene más química con los socialistas, negoció todo lo que pudo. Pero hay otro problema y es que se crearon una propia trampa al creer en la idea de que los partidos a la izquierda de los socialistas pierden votos si ayudan al PS. Yo creo que no es así. La razón de la pérdida de votos tiene que ver con que no tenemos alternativa clara al capitalismo y el resentimiento de la gente no va para las izquierdas, como sucedió en los años 60 o 70; va para la extrema derecha. 

Respecto a las medidas, las demandas del Bloco y el PCP eran prácticamente las mismas: salarios, reforma laboral y del Sistema Nacional de Salud. El PS tendría que haber negociado más, y lo va a tener que hacer tras las elecciones si las izquierdas vuelven a sumar. Tras esta crisis, que es muy negativa, puede salir algo positivo: que las izquierdas negocien en términos de programa político y no de presupuestos. Al PS ahora le toca aclarar si quiere acabar con las leyes laborales de la troika, como siempre ha dicho, y si quiere cambiar el sistema de salud de manera que el sector privado no siga buscando médicos en el público, que se está quedando sin sanitarios por esto. Si el PS hace estas dos cosas, hay condiciones para un nuevo acuerdo.

¿Le preocupa el supuesto avance del partido ultraderechista Chega!?

La extrema derecha va a crecer porque se ha apropiado de la idea del antisistema; dicen que izquierdas y derechas son todo lo mismo y que es necesario un cambio. Si las izquierdas tienen mayoría, estoy seguro de que se entenderán. Pero si las derechas ganan, todo dependerá del candidato del PSD, que corresponde a la derecha moderada y al PP español —aunque muchas veces el PP no sea nada moderado—. Tanto el PSD, como los democristianos (CDS), están disputando sus líderes, aunque lo más importante es el PSD.

Su actual líder, Rui Rio, exalcalde de Oporto, ha dicho que acordará con Chega!, nuestro partido de la extrema derecha. El otro candidato, Paulo Rangel, ha dicho que con la extrema derecha no irá nunca, aunque nunca sabemos qué va a decir después de las elecciones.

¿Por qué ha crecido tanto la extrema derecha desde las últimas elecciones? Las encuestas dicen que pueden llegar a ser el tercer partido más votado.

En Portugal había una extrema derecha reprimida. Hay dos tiempos. Yendo más lejos, la explicación viene con el colonialismo portugués. La descolonización, junto con la democracia, generó problemas para colonos, gente de la clase media que estaba en Angola, Mozambique, etc., que tuvo que salir de allí sin dinero ni nada. Ellos quedaron muy resentidos con el sistema democrático y nunca estuvieron de acuerdo con el 25 de abril de 1974 porque le retiró, de alguna manera, lo que tenían. Esto se articuló con grupos fascistas, que ya existían antes, que son los salazaristas en Portugal y los fascistas en España. Es decir, grupos que estaban abajo de la política oficial, que vienen de las heridas del colonialismo.

En las últimas elecciones estos grupos consiguieron elegir un miembro en el Parlamento, y esto fue algo muy importante para la extrema derecha.

"Las derechas pueden llegar a gobernar por méritos de las izquierdas por no entenderse más que por los suyos"

En los últimos tiempos, la pandemia tuvo mucha repercusión. La integración en la UE desestructuró la economía de empresas pequeñas, de pequeñas actividades, piscifactorías, del ámbito de lo rural, etc. Los problemas fueron creciendo de tal manera que Portugal es uno de los países con más desigualdad de Europa. El Gobierno de Costa intentó responder a ello, pero no ha ido al fondo. No ha abordado, por ejemplo, las pensiones o subidas mayores de los salarios. Por esto había mucha expectativa y, cuando hay mucha expectativa, también hay mucha frustración, que en este caso la absorbió contra la extrema derecha. Ojalá estar equivocado, pero todos creemos que la extrema derecha va a crecer, y esto, con la desilusión por la caída de los Presupuestos, puede provocar que las derechas gobiernen más bien por méritos de las izquierdas por no entenderse que por mérito de las derechas, ya que están todos los partidos rotos. Pero las derechas no tienen programa más allá de derrocar el Gobierno de izquierdas, como pasa en España también.

En las negociaciones, si es la parte más de izquierdas la que no cede, se suele criticar que no atendieron a una necesidad de acuerdo mayor, sobre todo cuando los socialistas alegan que no pueden impulsar medidas que pongan en riesgo la economía o puedan ser frenadas por Europa. Pero, a la vez, se dice que la única forma de parar a las derechas es con medidas realmente valientes y de izquierdas. ¿Cómo se puede compaginar esto?

Se puede compaginar y, además, es necesario. Yo soy un optimista. Nada esta perdido en términos de unidad. No se puede decir quién tuvo más o menos culpa. Los socialistas ganaron las elecciones, y el resto de partidos no pueden imponer sus programas, pueden presionar. Pero el gran elefante en la casa es la Unión Europea (UE) porque es neoliberal. No es que Alemania o Suecia sean neoliberales, es que exportan neoliberalismo. Se llaman así mismos países frugales, ¡qué tontería!, no son frugales para nada. Son ricos gracias a la explotación que han hecho de nuestros migrantes en los años 60 o 70.

"Los socialistas siempre tienen miedo, y suelen virar hacia la derecha si están solos"

Es una cosa loca pensar que los países del sur no gobernamos bien, como se dijo en la pandemia, pero el partido socialista tiene miedo. Siempre tiene miedo.

El caso de Portugal es el resultado del éxito. La UE quiso reprobar la solución de izquierdas de 2015 y Costa aguantó. Dos años después, se dieron cuenta de que Portugal, limitando la austeridad, lograba paz social y crecimiento económico. Por esto, eligieron a nuestro ministro de Finanzas como ministro de Finanzas europeo. ¡Qué enorme contradicción!, porque antes era un peligroso comunista. Esto muestra que la UE puede ser mucho más presionada y los socialistas no lo hacen. La pandemia fue la oportunidad para reclamar que se debía avanzar más, porque la pandemia nos costó más. El PSOE español, por ejemplo, presionó más con aspectos como las patentes de las vacunas, que pidió que fueran liberadas, pero Costa, presionado por Alemania, calló. Bruselas vuelve ahora en un nuevo ciclo con sus recetas neoliberales de siempre, y perdemos mucho con esto.

En ese sentido, el socialismo en Portugal ahora tuvo más culpa que los otros. Nadie quería elecciones. Nuestros dirigentes, los tres de izquierdas, no han visto bien el momento de peligro que corre la gente por el crecimiento y la voracidad de la extrema derecha. La derecha quiere el poder para manejar los fondos de resiliencia de recuperación, y en el pasado se ha visto que los fondos regentados por ellos fueron un fracaso.

¿Qué está en juego si las derechas llegan a dirigir la recuperación?

Los empresarios, el poder, van a entrar muy duro ahora contras las izquierdas y van a movilizar todos los medios que tienen. No les interesa el presupuesto porque hasta 2027 tienen millones de euros para gastar en sus negocios de clientelas, porque son gente muy conectada con el poder económico. Por esto, el problema no es un fracaso ahora, que se puede solucionar en el futuro. El problema es el montón de plata que viene de la UE y que sea la derecha la que lo gestione, recuperando toda la corrupción y todos los negocios que hemos visto en el pasado. Esto es lo que más me molesta.

¿Cómo deben afrontar las izquierdas estos dos meses hasta las elecciones?

Tienen que trabajar con un pie en las instituciones y otro pie fuera; en las calles, con las protestas y con las huelgas. El problema es que la pandemia paró todo esto porque no se podía salir. La extrema derecha, de clase más alta, estaba más protegida en términos salud y, por esto, tenía menos miedo, pero las izquierdas, que son más humildes, tuvieron más miedo. Ahora hay que recuperar esto.

El PCP, más parecido en España a Izquierda Unida —el Bloco es más cercano a Podemos—, tiene influencia en sindicatos importantes y, por esto, siempre tiene dos voces: la de la negociación y la de la calle. Vamos a pasar ahora, creo, por un período en el que las izquierdas, sobre todo el PCP, van a presionar en las calles con protestas para demostrar que un Gobierno de derechas tendrá que aguantar mucha hostilidad de la lucha social, y un Gobierno de izquierdas tendrá que atender a un pacto social.

"Es un momento de turbulencia política: si ganan las izquierdas, habrá paz social; si vencen las derechas, crisis social"

El Bloco está más limitado porque no tiene casi nada de presencia en sindicatos y municipios; es una izquierda más joven y urbana. Por esto, ahora tiene que organizar su estrategia porque no puede ir a la campaña solo con el discurso de que la legislatura fracasó por culpa de los socialistas. Esto no convence a todos.

Por todo esto, creo que vamos a pasar por un momento de turbulencia política, que va a depender al final de las elecciones. Si vamos a un Gobierno de izquierdas, con un acuerdo político, podemos estar en un contexto de paz social. Si gana la derecha, va a haber turbulencia y polarización, que puede ser buena para las izquierdas, pero aún más buena para la extrema derecha. Por esto hay que decir a toda la gente que vaya a votar, y que vote a la izquierdas, para evitar a la derecha, que no va a gobernar bien y va a distribuir el dinero para los suyos. Va a crear una crisis social.

¿Hay ahora algún ejemplo de Gobierno de izquierdas que pueda seguir Porgual?

Todos nosotros prestamos mucha atención a lo que pasa en España porque ambos países siguieron diferentes estrategias. En Portugal fue un acuerdo de incidencia parlamentaria y en España un Gobierno de coalición, que muestra un acuerdo político más grande pero, a la vez, parecía más inestable. Como sociólogo debo decir que entonces fallé porque yo pensaba que un Gobierno socialista tiene más estabilidad porque si una coalición no se entiende, colapsa el Gobierno. Y nunca pensé que la crisis de Presupuestos llegaría a ser tan fatal. Así, lo que vemos ahora, es que la opción de articulación política más humilde fracasa y la solución más osada y avanzada sigue en España.

De todas formas, lo importante es que se articulen de forma pragmática, en cosas limitadas, para que nadie pierda su identidad. Como ocurre en España, con una formación monárquica y otra republicana, pero sin que eso entre en el acuerdo. Creo que es la única solución ahora y para el futuro. Y los fracasos en política nunca son definitivos, siempre está la posibilidad de hacerlo mejor. En Portugal tenemos que saber aprovechar esta crisis.

¿Es posible un Gobierno de coalición entre las izquierdas lusas?

Me gustaría, pero otra cosa es que sea posible. Lo mejor sería un acuerdo político escrito y seguir después el modelo español. Recuerdo muchas conversaciones con Unidas Podemos sobre la solución portuguesa, porque de alguna manera fuimos una enseñanza. Ahora sería al revés y hay que aprender de España. La gente ha visto que esos peligrosos comunistas son capaces de dirigir un ministerio y que tienen buenas competencias técnicas.

Todo dependerá del resultado de las elecciones porque si el Bloco y el PCP disminuyen mucho van a tener aún más cuidado. Creo que no deberían, pero ningún partido piensa muy bien si cree que está al borde de desaparecer. Ojalá eso no pase, que las izquierdas no disminuyan mucho y los socialistas no tengan mayoría absoluta porque, como dice el Bloco, el PS vira mucho. Los socialistas votaron más veces en el último año con la derecha que con las izquierdas porque, como se ha visto también en España, cuando están solos tienen tendencia de ir hacia la derecha. Y pasa en toda Europa.

Por último, por su relación con Unidas Podemos, ¿qué le pareció la salida de Pablo Iglesias y la posibilidad de que Yolanda Díaz sea la próxima candidata de las izquierdas?

Yolanda es una gran política, la gran esperanza de Europa. La conozco, hemos intercambiado documentos, sobre todo sobre la reforma laboral, y es una mujer de una potencia extraordinaria. La gran esperanza de las políticas de izquierdas de Europa.

"Pablo Iglesias abrió el camino y Yolanda Díaz lo está ampliando"

Pablo es muy amigo, y un gran político. Estuvo al frente de una transición muy dura. Llevó a una izquierda que estaba fuera de las instituciones hasta el Gobierno y, quien hace estos pasos, siempre es la primera víctima. Dejar la Vicepresidencia me pareció un golpe de genio. ¡Qué riego altísimo!, salir del Gobierno para disputar la Comunidad de Madrid. Y qué coraje, después de todo el acoso a su persona y a su familia desde la extrema derecha. No lo hizo por cansancio, fue por cálculo, para abrir. Y no digo que como político sea perfecto. Creo que la gestión con Íñigo Errejón no se manejó bien, quizás por parte de los dos, pero pienso que Íñigo es otro gran político y que unidos siempre fueron mejores. 

Pero ahora las mujeres llegan a la primera fila, como aquí en Portugal, que el Bloco está liderado por mujeres excelentes como Mariana Mortágua, que siempre he dicho que debería ser ministra de Finanzas.

En resumen, creo que España ha tenido dos grandes políticos como Pablo y Yolanda. Y no podría imaginar una mejor transición de Pablo para otra persona que a Yolanda: una mujer con otro perfil, que no venía de los conflictos del pasado, de una gran radicalidad pero con una excelente competencia técnica, capaz de hablar con todos. Pablo abrió camino, Yolanda lo está ampliando. Quizás dirás que soy demasiado optimista. Bueno, vamos a ver. 

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