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El ataque con drones al Kremlin lleva la guerra al corazón de Moscú en vísperas de la contraofensiva ucraniana

La incursión con drones sobre el palacio del Kremlin, en el centro de Moscú, marca un punto de inflexión en la guerra de Ucrania y subraya la vulnerabilidad del invasor ruso en vísperas de la anunciada contraofensiva ucraniana.

Un cartel que prohíbe el vuelo de drones cerca de la Catedral de San Basilio y la Torre Spasskaya del Kremlin, en Moscú.
Un cartel que prohíbe el vuelo de drones cerca de la Catedral de San Basilio y la Torre Spasskaya del Kremlin, en Moscú. Evgenia Novozhenina / REUTERS

Aunque los drones fueron abatidos, la incursión demuestra que el centro neurálgico de Rusia no está a salvo de la guerra. Quizá la irrupción de los drones solo fue un aviso, una baladronada de que no es necesario un misil intercontinental para derribar las torres del Kremlin. En todo caso, ha quedado claro que una operación similar bien pertrechada y organizada podría llegar a decapitar a la cúpula de poder rusa.

Los drones rusos cargados de explosivos aún causan el terror en sus razias contra las infraestructuras críticas, los objetivos militares y la población ucraniana. El último ataque ha dejado casi una veintena de muertos en Jersón. Ahora, ese mismo armamento, los drones, se ha convertido en un bumerán contra Moscú capaz de asestar un golpe mortal allí donde se toman las últimas decisiones sobre la invasión.

El incidente de los drones abatidos sobre el Kremlin tiene muchas incógnitas, quizá demasiadas: dónde despegaron los dispositivos, quiénes los enviaron, por qué no fueron detectados si partieron desde Ucrania o, más inquietante aún, si los aparatos pudieron ser activados por quintacolumnistas proucranianos desde territorio ruso.

Sin embargo, es preciso recordar que ha habido anteriormente ataques ucranianos sobre territorio ruso. Moscú se encuentra a unos 750 kilómetros de Kiev y los drones ucranianos tienen un radio de acción que ronda los mil kilómetros.

Rusia responderá "donde considere oportuno"

En cualquiera de los casos, incluso aunque se tratara de un ataque de falsa bandera realizado por los servicios secretos rusos, como quieren sugerir en Kiev, el suceso da un golpe de timón al conflicto, pues Rusia ya ha dicho que se siente justificada para responder con contundencia al ataque "dónde y cuándo lo considere oportuno".

Las autoridades ucranianas han negado su participación en la irrupción de los drones en el cielo moscovita, pero Rusia apunta en su dirección y ha calificado la incursión como "un acto terrorista" y "un atentado contra la vida del presidente de la Federación Rusa", Vladímir Putin, quien no se encontraba en el Palacio del Kremlin en el momento en que los aparatos fueron abatidos.

Hasta el momento, los dos contendientes habían evitado poner su punto de mira sobre sus respectivas cúpulas dirigentes, pero este asalto con drones rompe la baraja. Lo que está diciendo ahora la Administración rusa es que podría hacer lo mismo, es decir, atacar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por muy amparado que esté por los poderes de Occidente que arman a Ucrania contra Rusia.

Durante el incidente de los drones, Zelenski se encontraba en Finlandia, en una visita sorpresa durante la cual indicó que Ucrania conseguiría sobre Rusia una "victoria decisiva" este año.

A consecuencia del suceso de los drones, el presidente del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, ha demandado el uso de "armas capaces de detener y destruir el régimen terrorista de Kiev".

Todas las miradas en el 9 de Mayo, el Día de la Victoria

La irrupción de los drones se ha producido en las inmediaciones de la Plaza Roja, el emblemático espacio de Moscú donde el próximo 9 de mayo se celebrarán las principales actividades del Día de la Victoria, que conmemora la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. En el comunicado en el que acusaba a Ucrania del ataque de los drones, el Kremlin prestó una atención especial al hecho de que la agresión se haya producido en vísperas de esa festividad.

Precisamente, las autoridades rusas han reiterado en los últimos días que esperan la contraofensiva ucraniana en fechas muy próximas al Día de la Victoria, a fin de asestar un golpe moral, además de militar, a Rusia.

"Con un alto grado de probabilidad el enemigo intentará ensombrecer la celebración del Día de la Victoria", ha señalado Andréi Marochko, representante de las autoridades instaladas por Rusia en la región de Lugansk, anexionada en septiembre pasado.

Según Marochko, en las jornadas previas a la festividad se darán unas condiciones meteorológicas favorables "que permitirán a las formaciones armadas ucranianas emplear plenamente los equipos y armamentos suministrados por los países de la OTAN".

Todo listo para la gran ofensiva ucraniana

Mientras se producía la incursión de los drones sobre Moscú, en Ucrania se ultimaban los preparativos para esa contraofensiva militar. El objetivo anunciado por Ucrania es recuperar todos los territorios ocupados por Rusia en el este del país. Sin embargo, dada la enorme magnitud de tal empresa y de sus dificultades, de momento, Kiev se contentaría con asestar a Rusia un golpe contundente que le permita sentarse con ventaja frente a Moscú en una posible mesa de negociaciones. Muy pocos piensan en Kiev o en las capitales aliadas de Ucrania que la derrota total rusa sea algo inminente.

El jefe de las milicias mercenarias Wagner que combaten junto al ejército ruso en la Ucrania ocupada, Yevgueni Prigozhin, ha dado por hecho que ya ha comenzado la contraofensiva del ejército de Kiev armado y preparado por Occidente contra las posiciones fortificadas rusas en el este ucraniano. Según Prigozhin, la actividad de las fuerzas armadas ucranianas y, especialmente, de su aviación apunta al comienzo de ese contraataque, que, en los próximos días, podría pasar a una "fase activa".

Si se confirma la autoría ucraniana, el ataque con drones contra el Kremlin podría ser el pistoletazo de salida del contraataque ucraniano, como esas bengalas que durante la Primera Guerra Mundial anunciaban las ofensivas de miles de soldados desde las trincheras que ocupaban en los campos de Francia.

En los últimos meses, la guerra de Ucrania ha quedado reducida a eso, a enfrentamientos encarnizados en puntos muy determinados de esa larga línea del frente convertida en un doble sistema de trincheras de rusos y ucranianos.

Pero el viernes pasado, el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Réznikov, ya adelantó que los preparativos de la contraofensiva ucraniana estaban en su fase final. "En términos generales, estamos listos", subrayó Réznikov.

Durante la última semana se han sucedido los ataques puntuales rusos con misiles y drones cargados de explosivos contra objetivos militares y civiles ucranianos, pero sin movimientos de tropas aparentes. Al tiempo, se han multiplicado los actos de sabotaje y ataque ucranianos, también con drones, contra objetivos dentro del territorio de la propia Federación Rusa.

Resistir en Bakhmut a toda costa

Al acercarse la hora de la verdad y del contraataque ucraniano, el ejército de Kiev ha anunciado su decisión firme de no retirarse de Bakhmut. Se trata de impedir que un repliegue de esa localidad de Donetsk, ocupada ya en buena parte por las milicias rusas, sea utilizada por Moscú para atacar la retaguardia de la contraofensiva ucraniana.

A Ucrania han llegado en los últimos meses los carros de combate de última generación, los cañones, los sistemas antiaéreos y las baterías de misiles donados por Occidente para la campaña de reconquista ucraniana. Este miércoles, la Comisión Europea dio el espaldarazo para reforzar con otros 500 millones de euros (que se suman a los dos mil millones ya presupuestados) la fabricación de munición en la Unión Europea y así abastecer de proyectiles a los cañones y obuses ucranianos durante los meses que pueda durar la contraofensiva.

"Velocidad, velocidad, velocidad", proclamó la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, al comentar la necesidad de procurar cuanto antes esa munición.

En esta misma jornada, Estados Unidos ha anunciado un nuevo paquete de asistencia militar para Ucrania valorado en 300 millones de dólares. Por vez primera esta ayuda contará con cohetes de corto alcance Hydra 70 para ser utilizados desde aviones y helicópteros, ideales por ejemplo para destruir tanques enemigos durante una ofensiva.

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