Público
Público

El chantaje del hambre, de nuevo arma de guerra en Ucrania

Rusia suspende el acuerdo de exportación de grano ucraniano en el Mar Negro y la coacción del hambre como arma de guerra reaparece en la crisis de Ucrania.

Cereal en un campo durante la cosecha, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en la región de Odesa, a 23 de junio de 2023
Camiones cargados de grano ucraniano en un campo durante la cosecha, en la región de Odesa, a 23 de junio de 2023. Reuters/Nina Liashonok

La guerra de Ucrania entra en una nueva fase de incertidumbre tras la decisión de Rusia de no prorrogar el acuerdo de exportación del grano ucraniano a través del Mar Negro, una medida que, de no enmendarse pronto, hará que los efectos colaterales del conflicto se sientan de forma demoledora más allá de las fronteras de la contienda y repercutan en la fragilidad alimentaria mundial.

Esta interrupción del flujo de cereales desde Ucrania, después de un año de funcionamiento y más de 36 millones de toneladas de grano transportadas, puede afectar gravemente al suministro de alimentos a algunos de los países menos favorecidos del planeta, desde Sudán, Kenia, Etiopía y Somalia en África, hasta Yemen en la Península Arábiga, y Afganistán, en Asia Central, justo en los peores momentos de la hambruna endémica que afecta a estas regiones.

La interrupción del suministro de los cereales de Ucrania, uno de los graneros del mundo, aún en guerra, afectaría también gravemente al norte de África, Sudamérica e incluso al Mediterráneo, España incluida, como principal país de tránsito del grano ucraniano en Europa.

Un acuerdo que ha salvado millones de vidas

Según la organización humanitaria International Rescue Committe, el acuerdo del grano ha sido "el salvavidas para los 79 países y los 349 millones de personas que se encuentra en la primera línea de la inseguridad alimentaria".

Cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, el precio de los cereales se disparó y vaticinó una catástrofe humana que finalmente impidió el acuerdo alcanzado in extremis entre rusos y ucranianos con la intermediación de Turquía y la ONU.

El acuerdo, el único pacto entre Kiev y Moscú desde que comenzó la guerra, garantizaba que los barcos cargados de cebada, trigo, maíz y otros cereales ucranianos no fueran atacados en el curso de la guerra, a la vez que se ponían en marcha también controles de las mercancías para garantizar que los navíos no transportaban armas.

Así, y con renovaciones trimestrales del acuerdo, pudieron ponerse en movimiento los millones de toneladas de grano que habían quedado bloqueadas en los puertos ucranianos al comienzo de la guerra y, pese a las continuas amenazas rusas de parar el trasiego, se evitó un desastre global.

Dmitri Peskov señaló que Moscú retomaría el arreglo si se cumplían las peticiones que Rusia venía haciendo

"El acuerdo del Mar Negro ha concluido de facto", anunció el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. No obstante, el político ruso señaló que Moscú retomaría el arreglo si se cumplían las peticiones que Rusia venía haciendo y que ya presagiaban el desenlace apuntado este lunes, cuando se cumplía el último plazo de vigencia del plan.

Los barcos con cereales vuelven a ser objetivos bélicos

En un comunicado dirigido a la Organización Marítima Internacional (IMO), Moscú también indicó que la retirada de Rusia del acuerdo para el transporte seguro del grano ucraniano en el Mar Negro significaba que "las garantías para la seguridad de la navegación otorgadas por el lado ruso serán revocadas".

Además, se adoptarán "las acciones proactivas necesarias y las medidas de respuesta precisas para neutralizar las amenazas planteadas por el régimen de Kiev en el área, teniendo en cuenta las continuas provocaciones armadas y los intentos de atacar objetivos militares y civiles rusos", indicó el mensaje ruso.

La decisión del Kremlin para suspender el acuerdo del Mar Negro se conoció horas después de que Ucrania atacara el puente de Kerch, que comunica la península de Crimea con territorio ruso. Los daños en esa infraestructura vial hacen previsible una respuesta rusa asimétrica que, de momento y aprovechando el momento, se ha reflejado en esta suspensión del acuerdo del transporte de grano.

Los rusos citan las sanciones occidentales para justificarse

Las razones de la decisión rusa para suspender el acuerdo sobre el transporte de grano ucraniano en el Mar Negro son más intrincadas y están relacionadas con las sanciones impuestas por Occidente a Moscú por la invasión de Ucrania, en febrero de 2022. Pero también puede ser un elemento de presión por parte de Rusia en un momento clave del conflicto, con la contraofensiva ucraniana en marcha.

La decisión puede ser un elemento de presión por parte de Rusia debido a la contraofensiva ucraniana

Para prorrogar el acuerdo, Rusia demandaba el levantamiento de sanciones a los repuestos para la maquinaria agrícola rusa, la retirada de las prohibiciones sobre la logística y los seguros de transporte, el descongelamiento de activos financieros rusos, la inclusión de nuevo de su banco agrario Rosseljozbank al sistema de pagos SWIFT y la reactivación del conducto de transporte de amoniaco Togliatti-Odesa, dañado por una explosión a principios de junio pasado.

Tales condiciones se incluían en el memorando firmado entre Moscú y la ONU, y el Kremlin las considera de cumplimiento obligado a pesar de las reticencias occidentales.

Un acto de guerra

La decisión de suspender el acuerdo, por muchos argumentos que Moscú pueda esgrimir, podría ser considerada como un acto de guerra cuando aún resuenan los ecos de la cumbre la OTAN celebrada la semana pasada en Vilna, en la que, aunque no se abrieron a Ucrania las puertas de la adhesión a la Alianza, sí que se le garantizó más asistencia militar y el apoyo suficiente para que el conflicto se alargue años.

Si no se llega a un acuerdo pronto, los millones de toneladas de trigo y cebada, en plena cosecha en Ucrania, que deberían alcanzar los mercados internacionales, quedarán estancados de nuevo y Kiev y sus aliados occidentales deberán dedicar ingentes recursos a su distribución internacional, restando ese dinero de la asistencia bélica y la incipiente reconstrucción.

Ucrania se convertiría en más dependiente si cabe de la Unión Europea y en Bruselas este esfuerzo añadido comenzaría a chirriar en los países donde el alargamiento de la guerra comienza a verse con recelo.

Por eso uno de los primeros actores internacionales que protestó ante la medida fue la UE. "Condeno con firmeza este cínico movimiento por parte de Rusia de poner fin a la Iniciativa del Grano del Mar Negro, a pesar de todos los esfuerzos de Naciones Unidas y Turquía" para impedir tal paso, indicó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Twitter.

El Ministerio francés de Asuntos Exteriores afirmó que la única responsable del bloqueo del espacio marítimo ucraniano es Rusia. "Debe parar este chantaje a la seguridad alimentaria mundial", agregó la declaración oficial gala.

Un grano indispensable para la lucha contra el hambre

La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, acusó a Moscú de cometer un "acto de crueldad" y de golpear "a los más vulnerables del mundo". Así se expresó también el secretario general de la ONU, António Guterres, quien, además de lamentar lo ocurrido y manifestar su decepción, insistió en que la suspensión del acuerdo del Mar Negro supone "un golpe a todas las personas necesitadas".

António Guterres: "Cientos de millones de personas se enfrentan al hambre"

"Cientos de millones de personas se enfrentan al hambre y los consumidores afrontarán una crisis global en su modo de vida", dijo Guterres.

Aunque Ucrania ha utilizado para su provecho ante la UE el asunto del transporte de granos y Occidente no se lo ha puesto fácil a Rusia con sus sanciones y penas para castigar el trasiego de cereal ruso a la vez que se favorecía el ucraniano, la suspensión unilateral del acuerdo deja a Moscú como el malo de la película, dadas las repercusiones mundiales de ese paso.

Por la guerra, "no se han podido exportar cerca de once millones de toneladas de trigo, que tradicionalmente iban a los países más pobres", explicó el mes pasado Isobel Coleman, subdirectora de USAID, la agencia de cooperación internacional de Estados Unidos, en declaraciones a The Washington Post.

Esos once millones es un tercio del grano que finalmente sí se pudo exportar y el efecto de su desaparición de los mercados internacionales de cereales repercutió en subidas de precios y en carencias alimentarias en amplias zonas del planeta.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha señalado que el 80% de su trigo en 2023 provino de Ucrania, frente al 50% de 2022. Esa organización despachó cerca de 750.000 toneladas métricas de trigo ucraniano a Afganistán, Yibuti, Etiopía, Kenia, Sudán, Somalia y Yemen para luchar contra el hambre.

El plan B ucraniano

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya señaló este lunes la voluntad de su Gobierno para "utilizar el corredor del Mar Negro en el transporte del grano. "No tenemos miedo. Nos han contactado compañías que tienen sus propios navíos y han indicado que están listas" para el transporte, aseveró Zelenski.

El Gobierno ucraniano había creado un fondo de seguro especial valorado en unos 500 millones de euros para las compañías que decidieran recalar en sus puertos del Mar Negro para transportar el grano con nuevo acuerdo. Ese plan B también incluía el transporte de cereales por los puertos del río Danubio y las fronteras occidentales ucranianas con la Unión Europea.

Sabemos ya, sin embargo, los muchos problemas que supuso el transporte (y bloqueo) del grano ucraniano en países fronterizos como Polonia, donde se desplomaron los precios agrícolas y los agricultores realizaron grandes protestas para impedir el paso de esos alimentos.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional