Este artículo se publicó hace 14 años.
Empresas de seguridad pagan ataques talibanes
Compañías afganas financian atentados para obtener contratas
Las autoridades de Estados Unidos sospechan que parte del dinero que pagan a las empresas de seguridad afganas para proteger sus intereses acaba en los bolsillos de los talibanes. El enviado especial de EEUU para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, confirmó ayer en Madrid que se está investigando el caso concreto de dos empresas que ha hecho público el diario The New York Times.
En el punto de mira están Watan Risk Management y Compass Security, dos compañías privadas de seguridad cuyos dueños tienen vínculos familiares con el Gobierno de Hamid Karzai. Hace un mes, el Gobierno afgano vetó a estas empresas de la adjudicación los lucrativos contratos de protección de los convoyes de camiones que transportan los suministros claves para la operación militar aliada, porque sus guardias de seguridad habían protagonizado varios incidentes sangrientos. Entonces empezaron a aumentar los ataques a los convoyes de la OTAN y las autoridades afganas volvieron a permitir los servicios de las dos empresas.
Los estadounidenses sospechan que los empresarios afganos han pagado a grupos talibanes para que monten los ataques y así recuperar su negocio. Las compañías de seguridad privadas cobran entre 800 y 2.500 dólares por cada camión que vigilan.
El ministro de Finanzas afgano, Omar Zakhilwal, también en Madrid, descalificó la información del periódico estadounidense como "simplemente otra historia negativa sobre Afganistán en la prensa internacional". No así Holbrooke, para quien hay "elementos de verdad" en el artículo. "Somos muy conscientes de que estas cosas desafortunadas ocurren", admitió el diplomático estadounidense. Y aseguró que las autoridades de EEUU en Afganistán ya están investigando el caso.
Reunión en MadridHolbrooke y Zakhilwal participaron ayer en Madrid en la reunión del llamado Grupo Afpak, una organización informal de representantes de más de 30 países, en la que se debatía sobre los conflictos en Afganistán y, en menor medida, Pakistán. El tema clave fue el anunciado acercamiento de Karzai a grupos moderados de los talibanes. La semana pasada, la Jirga, una asamblea de 1.600 líderes tribales y religiosos, había autorizado al Gobierno afgano a negociar con los insurgentes.
Holbrooke subrayó que deben ser los propios afganos los que protagonicen este proceso de reconciliación, pero advirtió que había "algunas líneas rojas" para EEUU. "Cualquiera que quiera participar en las negociaciones debe cortar todos sus vínculos con Al Qaeda", dijo el enviado especial del presidente Barack Obama. Y para el ministro Zakhilwal, "los derechos humanos y los derechos de la mujer no son negociables".
EEUU no tiene prisa para que se produzca un acuerdo entre las facciones afganas que facilitaría la retirada de sus tropas, aseguró Hol-brooke. "Hoy no podemos dar un calendario exacto", dijo. Aunque Obama había fijado 2011 como fecha de inicio de la retirada, el enviado especial precisó que se refiere sólo a las tropas de combate y se hará "de manera responsable a medida que podamos traspasar la seguridad a las fuerzas afganas".
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