Jacinda Ardern dimite como primera ministra de Nueva Zelanda con una lección de humildad: "No tengo energía"
La carismática laborista, conteniendo las lágrimas, abandona su puesto dando una lección de responsabilidad al no tener "el depósito lleno y algo más en la reserva para afrontar los retos inesperados".
Marcos Gracia
Madrid-Actualizado a
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha anunciado este jueves que abandonará su cargo el próximo mes de febrero ante la falta de "energía" para ser reelegida en octubre.
La líder del Partido Laborista (PL) ha asegurado que no puede "seguir con el trabajo". "Es el momento", ha llegado a afirmar mientras trataba de contener las lágrimas insistiendo en la "responsabilidad que conlleva este trabajo".
En su discurso, Ardern ha hecho un esfuerzo por mantener la entereza y así poder explicar los motivos de su dimisión: "No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque no tengo suficiente energía para hacerle justicia".
"Liderar un país es el mayor privilegio que nadie puede tener, pero también uno de los trabajos más exigentes", ha subrayado mientras insiste en que no tiene "el depósito lleno y algo más en la reserva para afrontar los retos inesperados".
La carismática política, que revalidó su puesto en octubre de 2020 con una mayoría aplastante, mantiene que sus planes ahora mismo consistirán en pasar más tiempo con su familia mientras sigue "ayudando a Nueva Zelanda".
Una sucesión que no está clara y unas elecciones
El próximo 22 de enero se someterá a votación en el seno del partido la persona que tomará el testigo de Ardern. Desde el PL esperan que el proceso no se demore para no seguir sin sucesor tras el anuncio del viceprimer ministro, Grant Robertson, de que no aspira a liderar su facción en las elecciones del próximo 14 de octubre.
El abandono de la que pretendía revalidar por tercera vez su mandato se ha producido cuando los sondeos dan ventaja a la oposición del Partido Nacional. Ante esta posible caída de los apoyos al PL, la política ha insistido en que su formación "ganará las elecciones".
Nueva Zelanda y su familia serán sus planes sin determinar
Mientras anunciaba que dejaba su puesto, ha insinuado que su objetivo en este momento es dedicarse a su hija Neve, que comenzó a dar sus primeros pasos cuando su madre ya era primera ministra.
En 2018, cuando tan solo tenía tres meses, su hija acudió a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en los brazos de una Ardern que ha tratado de normalizar y compatibilizar su rol al frente de la jefatura del Estado con sus obligaciones como madre.
La líder neozelandesa ha hecho referencia durante su alocución de despedida a que se puede ser una mujer "amable y fuerte –algo que quedó reflejado en la cumbre entre Andern y su homóloga finlandesa, Sanna Marin, cuando un periodista hizo una pregunta machista–, y ser una gran líder".
Una pandemia, una guerra y la erupción de un volcán
Jacinda Ardern ha insistido en lo "increíblemente orgullosa" que está por todo lo logrado a lo largo de estos años de mandato. "Somos un equipo fuerte y eficaz que ha pilotado a Nueva Zelanda con éxito a través de los mayores retos a los que este país ha hecho frente en décadas", defiende.
La neozelandesa ha sido la política más joven en ser elegida como primera ministra. Su mandato comenzó en 2017 y se revalidó en 2020 dándole al Partido Laborista la posibilidad de gobernar en solitario –algo que no se había logrado desde la reforma electoral de 1996–.
En marzo de 2019, Nueva Zelanda fue azotada por un ataque terrorista contra dos mezquitas en Christchurch que acabaron con la vida de 51 personas. Su gestión fue aplaudida al prohibir las armas semiautomáticas –utilizadas en el atentado– y reformar las leyes de posesión de armas. Ese mismo año, el Gobierno hizo frente a la erupción del volcán White Island, que dejó 22 fallecidos.
Como el resto de líderes mundiales, Ardern tuvo que hacer frente a una pandemia global causada por la covid-19. En 2021, se vio obligada a confinar Auckland, una de las mayores ciudades del país, al detectar tres positivos. Ha sido considerada como la mejor política que ha gestionado esta crisis sanitaria –desde que dio comienzo hasta febrero de 2021 tan solo se registraron 2.330 infecciones, de las que fallecieron 25 personas–. Esto se debe a la decisión de llevar a cabo uno de los cierres de fronteras más estrictos del planeta.
Para terminar, la primera ministra ha afirmado que deja Nueva Zelanda "en un mejor lugar" tras casi seis años de mandato en el que ha implementado medidas contra la crisis climática. Por último, ha zanjado su periplo político con un concluyente: "Para mí, ha llegado el momento".
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