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El nuevo ministro de Defensa ucraniano, un veterano de la negociación con los rusos

El nuevo titular de Defensa ucraniano tiene gran experiencia en la negociación con Rusia y cuenta con estrechos lazos con turcos y saudíes, potenciales mediadores para un alto el fuego.

El nuevo ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, durante una entrevista en Kiev en agosto de 2022.
El nuevo ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, durante una entrevista en Kiev en agosto de 2022. EFE/EPA/STR

Si Rustem Umerov es ratificado por el Parlamento ucraniano como nuevo ministro de Defensa, en sustitución del hasta ahora titular, Oleksii Réznikov, este inusitado golpe de timón propinado por el presidente Volodímir Zelenski a su estrategia de seguridad puede sentar las bases de un cambio de rumbo en la guerra de Ucrania.

La posición de Réznikov era insostenible. La contraofensiva lanzada el pasado mes de junio por el ejército de Ucrania no acaba de cuajar, a pesar de algunos avances en la región de Zaporiyia. Las fuerzas rusas tienen tanta iniciativa bélica como las ucranianas, sobre todo en el nordeste, en la región de Járkov, de nuevo amenazada por el ejército del Kremlin, y sus renovados ataques contra las infraestructuras portuarias ucranianas están causando mucho daño al esfuerzo bélico de Kiev.

Réznikov, además de los fallos en la contraofensiva, estaba en el punto de mira de los aliados europeos de Ucrania por las graves acusaciones de corrupción vertidas contra su Ministerio sobre fraudes millonarios en el abastecimiento al ejército ucraniano. Se estaba convirtiendo en una figura muy incómoda, pues era el hombre de Zelenski en el cara a cara con los Ministerios de Defensa aliados y la OTAN.

En su habitual alocución nocturna a la nación, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, anunció el cese de Réznikov y propuso para el nuevo puesto a Rustem Umerov, nacido en Uzbekistán, pero de origen ucraniano, y miembro de la comunidad tártara de Crimea.

Un nuevo "enfoque" para la guerra y un negociador nato

"Creo que el Ministerio necesita un nuevo enfoque y otras formas de interacción tanto con los militares como con la sociedad en general", justificó en la noche del domingo el presidente ucraniano, a la vez que pedía al Parlamento que ratificara la designación de Umerov.

El historial del sustituto nombrado por Zelenski, un economista musulmán de 41 años, relacionado con la industria de las telecomunicaciones, comprometido en la lucha contra la corrupción y con excelentes lazos con Turquía y Arabia Saudí, abre algunas posibilidades interesantes sobre el rumbo de la guerra.

Umerov, hasta ahora director del Fondo de Propiedad Estatal, relacionado con la privatización, ha participado en numerosos contactos con Rusia tras la invasión lanzada el 24 de febrero de 2022 y conoce muy bien la dureza del contrincante, no ya en el campo de batalla, sino en la mesa de las negociaciones.

Umerov participó en las negociaciones impulsadas por Turquía en los primeros meses de la contienda para tratar de alcanzar un temprano alto el fuego. Estas incipientes negociaciones, apoyadas en principio por el Gobierno de Kiev, fracasaron por la intervención de Estados Unidos y Gran Bretaña, opuestos a esa solución de la guerra.

También negoció con los rusos la liberación e intercambio de prisioneros, y la evacuación de población civil de las zonas más afectadas por los combates.

Defensor a ultranza de la recuperación de Crimea

Umerov es uno de los más acérrimos defensores de la recuperación de Crimea, hogar tradicional del pueblo tártaro en el Mar Negro. En el Parlamento ucraniano Umerov fue miembro destacado de la Plataforma por Crimea, formada para reclamar la devolución de esta península anexionada por Rusia en 2014 tras un referéndum ilegal que ganó la mayoría prorrusa en esa región.

Su nombramiento advierte sobre la importancia que el Gobierno de Zelenski da a la recuperación de Crimea, paso que Moscú ha indicado que no dará jamás, pues considera a esa península ucraniana como territorio tan ruso como cualquier región de la Federación Rusa.

La designación en estos momentos de Umerov también es importante porque podría representar a Kiev en la próxima reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que aglutina a medio centenar de países, entre ellos los 31 de la OTAN, y que tiene previsto reunirse este septiembre para plantear qué pasos se pueden dar ante la evolución del conflicto y la contraofensiva lanzada por el ejército ucraniano.

Un cambio de rumbo político para desestancar la batalla

Y es que la situación en el campo de batalla es muy complicada. Hace unos días, el ejército ucraniano abrió una brecha en la más externa de las tres líneas de defensa con las que los rusos protegen la media luna de territorios ocupados. La toma de la localidad de Robotyne en la región sureña de Zaporiyia dio esperanzas a los ucranianos de que podrían rebasar con facilidad el resto de líneas defensivas rusas, formadas por campos de minas, reductos de artillería y fortines.

Pero no ha sido así. La contraofensiva, que cumple este lunes tres meses, se ha visto de nuevo frenada, en parte debido a los avances rusos más al norte, en dirección a la ciudad de Kupiansk, en la región de Járkov. Si cae Kupiansk, donde el ejército ruso está utilizando tácticas similares a las que le permitieron tomar Bakhmut, en Donetsk, otro reducto que parecía inexpugnable, el camino hacia Járkov, la segunda ciudad más importante de Ucrania, podría quedar expedito.

El alto mando ucraniano se ha visto así obligado a enviar más refuerzos a Járkov y su marcha hacia Melitopol y la costa del mar de Azov se ha visto retardada.

La guerra se recrudece también en los puertos del Mar Negro

Al tiempo, Rusia ha redoblado sus ataques con drones y misiles contra los puertos e instalaciones portuarias ucranianas del Mar Negro y el Danubio. En la madrugada de este lunes el bombardeo fue masivo en Izmail, en la desembocadura de ese río, así como en la ciudad de Odesa, donde está el mayor puerto ucraniano de la zona y donde fueron atacadas instalaciones industriales y de maquinaria agrícula. Este fin de semana los objetivos habían sido Kili y Reni, también en el Danubio, con oleadas de drones atacando los depósitos de combustible militares ucranianos.

Desde que en julio pasado Rusia abandonó el acuerdo con Ucrania para el transporte seguro de cereal ucraniano y ruso por el Mar Negro, el ejército ruso lanzó una campaña de bombardeos sobre las infraestructuras portuarias del país invadido. El enorme daño ocasionado a la economía ucraniana y sus repercusiones sobre el precio de los cereales en medio mundo han acelerado los contactos internacionales para intentar el retorno de Rusia al acuerdo.

Impulso al retorno ruso al acuerdo del grano

En estas negociaciones contrarreloj juega un papel muy importante Naciones Unidas, pero sobre todo Turquía, el único país de la OTAN que mantiene abiertos los canales de contacto con Moscú. Rusia ha permitido a Turquía aplazar sus pagos por el gas ruso y así ha suavizado el impacto de la crisis económica en este país. El Gobierno de Ankara se negó desde el primer momento a unirse a las sanciones impuestas a Moscú por Occidente.

Por eso, el transporte de cereal en el Mar Negro fue uno de los temas principales abordados este lunes por Putin y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en la ciudad rusa de Sochi, en la orilla oriental de ese mar.

Según dijo Erdogan, Turquía ha preparado junto a la ONU una nueva propuesta para reactivar el acuerdo, pero será necesario que Ucrania "suavice su enfoque" y que se garantice que los países más pobres sean quienes reciban más grano y que la mayor parte del mismo no acabe en Europa para beneficio de sus empresas de reexportación.

"Creemos que alcanzaremos en un corto plazo una solución que cumpla las expectativas", afirmó Erdogán. Por su parte, Putin señaló que Moscú está listo "para considerar la posibilidad de recuperar el acuerdo del grano" en el Mar Negro, "tan pronto como se cumplan todos los acuerdos para levantar las restricciones que pesan sobre la exportación de los productos agrícolas rusos".

Moscú exige que el grano ruso que cruce el Mar Negro tenga los mismos derechos de comercialización que el ucraniano y que sus entidades financieras puedan gestionar el transporte sin verse sometidos a las sanciones occidentales. El Kremlin también reclama la libre exportación de su maquinaria agrícola y el acceso a puertos internacionales para su grano y material agrícola.

En todo caso, Putin anunció en Sochi que Rusia reanudará en breve el envío de grano a seis países africanos, al margen del acuerdo con Ucrania.

Umerov, la mano de Kiev en las negociaciones del grano

Precisamente, el que será nuevo ministro de Defensa ucraniano formó parte meses atrás de la delegación enviada por Kiev a negociar con Moscú, con el auspicio de la ONU y Turquía, la creación del corredor marítimo en el Mar Negro destinado al transporte seguro de cereales.

Esta facilidad para mirar cara a cara a los rusos en una mesa de negociaciones, su buena relación con los saudíes, que también se han ofrecido a mediar entre Rusia y Ucrania, además de sus vínculos con el Asia Central ex soviético, convierten a Umerov en un actor clave en los próximos meses.

Umerov podría incluso abordar negociaciones que el propio Zelenski se ha negado a tratar. El nuevo ministro sería esa nueva cara necesaria y reclamada en algunos ámbitos de poder de Occidente para desacelerar un conflicto que ha causado decenas de miles de muertos y heridos, y miles de millones de euros en pérdidas económicas sin que ninguno de los contrincantes haya logrado sus objetivos.

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