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La presidencia de Brasil se juega en el Reino de Dios

Los evangelistas, votantes de Marina Silva, respaldan ahora a José Serra

ISABEL COELLO

Sobre el altar, una niña de 9 años se retuerce y es contenida por una mujer que la agarra con fuerza. '¡Cállate!', grita la pequeña. '¡Calla, hijo de puta!', espeta al pastor Jacob, el hombre que lleva casi dos horas dirigiéndose, micrófono en mano a veces hablando, otras cantando y otras a gritos, a una audiencia de mil personas.

Sin inmutarse, el pastor prosigue con su perorata, hasta que juzga adecuado acercarse a la pequeña, que ahora gruñe y ruge como un león, para dialogar con el demonio que indica la niña lleva dentro. Finalmente le toma la cabeza y exhorta al diablo a que se vaya. '¡Sal!'. La cara de la niña cambia de inmediato. Sonríe. Ya se encuentra mejor, dice. Su madre, abrumada, le acompañade vuelta a su asiento.

'En América Latina, los votosse consiguen con los pastores'

La escena tiene lugar en el barrio de Santo Amaro, en el sur de São Paulo, donde la Iglesia Universal del Reino de Dios tiene uno de sus gigantescos templos. En este caben 6.000 personas sentadas y 4.000 de pie. Hoy, día laborable, no está lleno, pero en la misa de los domingos no cabe un alma.

El rebaño del pastor Jacob es bien diverso. Hay gente de todas las edades, blancos, negros, mestizos. Todos obedecen cuando les pide que se froten con un algodón bañado en aceite para purificarse, que pasen por debajo de una enorme cruz para expiar los males o que, hasta en cuatro ocasiones, se acerquen a los voluntarios llamados 'obreros' para contribuir con su dinero.

La obediencia de los evangélicos a sus pastores se ha convertido en un tema de preocupación en la campaña electoral, después de que la candidata del Partido Verde, Marina Silva, evangélica confiesa, lograra un 20% de los votos en la primera vuelta. Los asesores de campaña vieron rápido que la mayoría de esos votos no llegaba del lado verde, sino del electorado evangélico, que veía a la candidata oficialista, Dilma Rousseff, ambigua respecto al aborto.

80.000 líderes religiosos apoyan al candidato conservador

En Brasil, donde el 73,6% de la población dice ser católica y otro 15,4% se declara evangélica, la cuestión llegó a los templos, donde muchos sacerdotes instaron a sus fieles a ser consecuentes con sus creencias a la hora de votar.

Los pastores Silas Malafaia, de Río de Janeiro, y José Wellington, de São Paulo, de la Asamblea de Dios, grabaron mensajes de apoyo al candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, José Serra. El Consejo de Pastores de São Paulo, que reúne a denominaciones protestantes, estima que cerca de 80.000 pastores apoyan a Serra.

'Hay un impacto cada vez más alto de los evangélicos en la política en América Latina', señala la colombiana Erika Rodríguez, de la Fundación Alternativas. 'La capacidad de los pastores de captar votantes es impresionante. Reúnen estadios enteros. Son comunidades muy cerradas'. 'Veinte millones de votos no se consiguen con el discurso verde en América Latina. Se consiguen con los pastores', concluye.

Rousseff llegó a perder hasta cinco puntos porcentuales en las encuestas, y tuvo que ratificar en un documento su condición de cristiana 'en favor de la vida' y comprometerse a no alterar las leyes que prohíben el aborto y el matrimonio entre homosexuales.

La campaña de Serra ha ofrecido beneficios a las iglesias evangélicas a cambio de apoyo a su candidatura. Alcides Cantóia, pastor de la Asamblea de Dios, contó al diario Folha São Paulo que hace entre 150 y 200 llamadas al día junto al cuartel general de Serra. Invita a algunos pastores 'a un café', les pide que recaben el apoyo de sus fieles y les promete ayuda gubernamental para los programas para captar adolescentes.

Los últimos sondeos muestran que Dilma sigue aumentando su ventaja y tiene una diferencia de 15,2 puntos porcentuales sobre Serra.

Según Carlos Rodrigues, profesor en la Universidad de Campinas y experto en religión, las nuevas doctrinas pentecostales tienen 'un poder de conversión de masas nunca visto antes'.

'Adoptan patrones dignos de empresas, proponen una oración salvadora y sustituyen los desafíos que plantean las promesas de salvación eterna por una oferta generosa de éxito inmediato en esta vida, que resulta de prestar servicios personales y financieros a la iglesia', señala.

En Santo Amaro, la ceremonia termina. El pastor Jacob ha pedido a 20 personas que recauden mil reales (420 euros) y los lleven a la misa de Todos los Santos. Los fieles abandonan el templo. Quien osa preguntar por el sentido del voto recibe miradas de desprecio. Como si llevara el diablo dentro.

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