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El régimen de Catar se cuelga otra medalla al acoger una de las mayores ferias del automóvil

El Salón del Automóvil de Ginebra 2023 se traslada a Doha, lo que convierte al emirato en la sede alternativa de una de las más importantes ferias del motor en el mundo. Se trata de otro gran evento internacional que se anota el pequeño emirato, que busca 'blanquear' su desprecio por los derechos humanos a golpe de chequera.

Pabellón de Lexus en el salón Internacional del Automóvil de Ginebra.
Pabellón de Lexus en el salón Internacional del Automóvil de Ginebra, en una imagen de archivo de 2019. Franck Paubel / Europa Press

El Comité Permanent du Salon International de l'Automobile, como organizador del Salón Internacional del Automóvil de Ginebra (GIMS), ha confirmado que el evento, que lleva sin celebrarse desde 2019 por la pandemia, se trasladará completamente a Doha (Catar) para la edición de 2023. De esta forma, el pequeño emirato del Golfo Pérsico añade este gran evento inernacionales a otros como la polémica celebración del Mundial de Fútbol (noviembre y diciembre de este año) o la Fórmula 1

El comité organizador de este salón, que no se ha celebrado este año, era celebrar el GIMS 2023 en dos ediciones, la primera del 14 al 19 de febrero de 2023 en el Palexpo de Ginebra y la segunda, un estreno mundial, en noviembre en Doha, informa Europa Press.

"Debido a las incertidumbres de la economía y la geopolítica mundiales, así como a los riesgos relacionados con el desarrollo de la pandemia, los organizadores han decidido centrarse exclusivamente en la planificación del evento de Doha en 2023", comentó Maurice Turrettini, presidente del Comité.

Así, la primera edición del GIMS en Catar tendrá lugar en noviembre de 2023 en el Centro de Exposiciones y Convenciones de Doha (DECC), además de otras ubicaciones, y ofrecerá "muchas experiencias de conducción únicas y espectaculares". Está previsto que el evento se celebre cada dos años.

Poco importa que el país se rija por un sistema legal que ampara castigos físicos considerados tortura, como los latigazos, que aún mantenga la pena de muerte y que prohíba cualquier manifestación de personas LGTBI, a quienes puede condenar por el hecho de serlo.

Dinero frente a derechos humanos

Catar está gobernado bajo un régimen monárquico absoluto en el que el emir Tamim bin Hamad Al Thani controla los poderes legislativos y ejecutivos. Si bien tiene una de las rentas per papitas más altas del mundo (gracias a sus inmensas reservas de gas natural), lo cierto es que de los más de 2,6 millones de habitantes que tiene, apenas 250.000 son ciudadanos cataríes con pasaporte, que además no pagan impuestos: el resto son trabajadores —sobre todo de Bangladesh, La India y Filipinas— que viven en un estado de semiesclavitud, según denuncian ONG defensoras de los derechos humanos.

El poder económico del Estado, personalizado en el emir, es inmenso: el fondo soberano, llamado Qatar Investment Authority (QIA), concentra más volumen de activos que la propia economía del país. Sus inversiones llegan a todas partes, desde la automoción a las energías renovables, la banca internacional o el transporte aéreo.

En España, QIA controla controla el 8,7% de las acciones de Iberdrola, en donde ha invertido desde 2011 cerca de 6.000 millones de euros. También posee inversiones en El Corte Inglés, en empresas de turismo, como Marina Port Tarraco, en los hoteles W de Barcelona e Intercontinental de Madrid, así como en el grupo IAG, matriz de Iberia y Vueling. El emir también es accionista de Prisa, y se ha introducido en el sector inmobiliario español a través de la empresa Colonial.

Este año, Tamim bin Hamad Al Thani, visitó España, en donde se le rindieron los máximos honores militares y de Estado, mientras anunciaba una inversión de 4.700 millones de euros en el país. La Casa Real española se volcó en su recibimiento, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, le entregó la Llave de Oro de la ciudad en un evento en el que destacó que España y Qatar son ejemplos "contra los que creen que las monarquías son cosas del pasado". Lo que no se haga por dinero.

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