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Coronavirus La España vaciada se enfrenta al coronavirus con una sanidad precarizada y el riesgo de una población envejecida

Todo el Sistema Nacional de Salud apura sus recursos frente al COVID-19, pero la falta de personal, el bajo número de camas de UCI y la presencia de mayor población de riesgo complica aún más la situación en regiones como Teruel o Soria.

Precaridad y recortes en los hospitales públicos españoles. /EFE
Precariedad y recortes en los hospitales públicos de España. / EFE

juan corellano

Falta de Equipos de Protección Individual (EPI), escasez de camas Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), empleo de todo el personal disponible incluidos estudiantes de medicina y enfermería… Todos estos factores están presentes en un Sistema Nacional de Salud que está empleando al máximo sus recursos para frenar el avance del coronavirus. No obstante, se hacen aún más patentes si cabe en las regiones despobladas de la España vaciada.

Desde lugares como Soria o Teruel se enfrentan a esta crisis sanitaria desde un punto de partida más precario. Allí disponen de 10 y 6 camas UCI en toda la provincia, respectivamente, así como de menor cantidad de personal en caso de necesitar refuerzos.

Desde lugares como Soria o Teruel se enfrentan a esta crisis sanitaria desde un punto de partida más precario

Además, todos estos recursos se concentran en sus capitales, por lo que, para cuestiones de mayor urgencia surgidas en pueblos o ciudades más pequeñas, la única opción sería el traslado al hospital más cercano.

Un viaje que puede ser de hasta sesenta o setenta kilómetros en el caso de municipios como Tarancón (Soria), tal y como reflejaba recientemente El País. Algo similar sucede en Alcañiz (Teruel), donde de registrarse casos de gravedad tendrían que ser enviados a Zaragoza (a 105 km de distancia), pues su hospital no cuenta con camas UCI pese a ser la segunda ciudad más poblada de la provincia.

"El sistema sanitario general está preparado para lo cotidiano, no para este tipo de situaciones", asegura José Carlos Torralba, médico de la UCI. Él trabajó durante años en el Hospital Obispo Polanco de Teruel, pero este mismo mes de marzo, casualmente en plena irrupción del virus, formalizó su traslado al Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Fruto de su experiencia entre un pequeño centro de provincias y un gran hospital capitalino (donde cuentan con 48 camas UCI), asegura que ambos centros podrían desbordarse ante un repentino aumento de contagios. Poco importarían entonces sus diferencias en el número de camas, pues se trata de un reparto proporcional según la dimensión de cada provincia.

Sin embargo, sí reconoce puntos de partida desiguales en cuanto a personal: "En la unidad que trabajo yo hay un ratio de una a dos enfermeras por cama de UCI. En Teruel es una enfermera por cada tres camas".

Falta de personal

Con solo alrededor de una veintena de positivos por coronavirus, en Soria la falta de material ya es tan acuciante que las trabajadoras en la UCI del Hospital de Santa Bárbara han tenido que emplear bolsas de basura como batas ante la ausencia de EPIs. Una escasez que, no obstante, está latente en toda España ante la elevada demanda.

Pese a ello, Torralba remarca que lo más complicado para regiones como Soria o Teruel va a ser conseguir personal de refuerzo si la situación lo requiere. "El comprar respiradores, o incluso mascarillas si encuentran, no es un problema, eso es fácil. Conseguir personal, no. No va a haber médicos, no va a haber enfermeras, ni posibilidad de sacarlas de ningún sitio", remarca recordando que en Teruel ni siquiera pueden recurrir a los estudiantes de medicina para echar una mano, puesto que no hay formación universitaria de ese campo en la provincia.

Esta escasez de profesionales va más allá del ámbito de urgencias y llega a la atención primaria, tal y como apunta la doctora Teresa Mendez García, coordinadora del grupo de trabajo de medicina rural de Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. "Es un problema a nivel nacional, hay un déficit de médicos. La atención primaria no está suficientemente dotada de recursos personales y materiales y cuando te encuentras con una situación de crisis como esta, pues lógicamente no tienes de dónde tirar", denuncia.

Ambos coinciden en que esta precariedad es una consecuencia directa de la desatención que ha sufrido el sector en dichas regiones. El fruto de una planificación política que primaba el ahorro económico por encima de la eficiencia sanitaria.

"Llevan 25 años haciendo contratos malísimos, no teniendo en cuenta las previsiones de futuro, cerrando consultorios... Los recursos se han ido a lo llamativo, a los grandes centros, y los sitios pequeños arreglároslas como podáis", apunta Torralba.

Población envejecida

La consecuencia directa de esta dejadez frente a la crisis del coronavirus es preocupante: menos recursos para proteger a una población mucho más envejecida que en el resto de España y, por ende, en mayor riesgo frente a este virus que sitúa a nuestros mayores como los más vulnerables. En Soria, según los últimos datos del INE, el 25,7% de la población es mayor de 65 años y en Teruel el 24,1%. Porcentajes muy superiores al 19,3% que promedia el país.

Precisamente, los brotes más notorios ambas provincias se han dado en residencias para mayores. En una del municipio turolense de Monreal del Campo se registraron los tres primeros contagios, uno de los cuales supuso el primer fallecimiento en la provincia este martes. En Soria, este miércoles ha trascendido la muerte de once ancianos en la residencia Los Royales.

En Monreal del Campo se registraron los tres primeros contagios, uno de los cuales supuso el primer fallecimiento en la provincia

Aunque la consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León solo confirma que uno de los fallecimientos fue por coronavirus, ya se han detectado seis positivos en los test realizados al resto de residentes tras el suceso, según informa EFE.
Frente a la mayor vulnerabilidad de sus vecinos, estas provincias confían en su baja densidad de población y la menor presencia de transportes colectivos u actividades que propicien la aglomeración de personas como principales bazas para evitar la expansión.

Burgos es otra de las muchas provincias afectadas por la despoblación en España, y cuenta con un 23,7% de mayores de 65 entre sus habitantes. Sin embargo, vive una situación muy diferente a la de Soria o Teruel, pues al tener una capital mucho más poblada sufre un mayor número de contagios (más de cien frente a la aproximada veintena de las otras dos) que se concentran en su ciudad principal.

Una enfermera que trabaja en un hospital burgalés apunta a una de las claves a las que se aferran estas regiones para contener el virus: "Nosotros esperamos que los pueblos no se nos infecten. Por eso no se está dejando desplazarse a la población, para que la gente no vaya a segundas residencias. Si no, ya estamos desbordados del todo".

Precisamente para evitar la llegada del virus a los pueblos, estos han realizado durante los últimos días un llamamiento a la responsabilidad de los foráneos. Primero, plataformas como Soria Ya! reclamaban a los nacidos en la provincia que residían de fuera de ella que no fueran a casa para refugiarse del virus, temiendo la posibilidad de que estos lo trajeran consigo en sus maletas. Finalmente, esta petición se ha oficializado, trasladándose incluso hasta los bandos de muchos ayuntamientos.

La llamada al sentido común parece haber calado entre los residentes en otras comunidades y regiones, pero la enfermera de Burgos asegura que en su hospital ya cuentan con varios positivos donde el foco de contagio más sospechoso es un estudiante o trabajador que ha regresado de Madrid tras la irrupción del virus en la capital. Mendez García afirma que también han presenciado casos similares en su ámbito, la medicina rural.

Por lo tanto, no se sabe todavía con certeza cómo se desarrollará la penetración del coronavirus en dichas regiones y el posible impacto en la misma de la llegada de estos ‘refugiados’. Si algo está claro es que este virus ha cambiado por completo las prioridades de este país. Una coyuntura que también se refleja en la España vaciada. Una parte del país que habitualmente denuncia el abandono de sus convecinos y que ahora, en cambio, necesita el aislamiento para superar esta crisis.

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