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Elecciones 10-N La repetición electoral de 2016 provocó la mayor abstención de la historia reciente

La desafección ciudadana tras el fracaso de la legislatura hundió el dato de participación a su mínimo histórico. Los sondeos apuntan a un desencanto con la política de cara a las elecciones de noviembre.

Rajoy, votando en las elecciones del 26 de junio de 2016 / EFE

La vuelta a las urnas tras el fracaso de la legislatura puede provocar un descenso importante en los datos de participación. El único precedente de esta situación, que se dio en 2016, disparó la abstención y provocó que solo participara en los comicios el 66,48% del censo electoral, la peor cifra de la historia reciente.

En diciembre de 2015 tuvieron lugar unos comicios que rompían por vez primera con el bipartidismo que había imperado en España desde el año 1982. Dos nuevas formaciones políticas, Podemos y Ciudadanos, irrumpían con fuerza en el Congreso de los Diputados y lograban fragmentar el voto de PP y PSOE, formaciones que estaban acostumbradas a rondar (y a alcanzar en muchas ocasiones) la mayoría absoluta de la Cámara Baja en cada proceso electoral.

Tras los comicios, la aritmética del Parlamento y la falta de acuerdo de los partidos alejó la posibilidad de lograr un acuerdo de investidura. El PP de Mariano Rajoy había ganado las elecciones, pero el propio líder conservador avanzó que la conformación de Gobierno iba a ser, al menos por su parte, más que complicada. De hecho, a pesar de ser el partido más votado, el presidente del PP rechazó presentarse como candidato a la investidura, por lo que finalmente el rey no lo propuso.

Quien sí se presentó fue el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tras haber rubricado un acuerdo programático con Ciudadanos. El líder socialista no llegó a la mayoría necesaria para ser investido y, tras constatar el rey que no existía un candidato que pudiera obtener los votos necesarios para ser presidente del Gobierno, se disolvieron las Cortes y se convocaron unos nuevos comicios.

Esta repetición electoral, provocada por el primer fracaso de una investidura que se producía en el Congreso, dio lugar a un descenso importante en la participación de los comicios, que se fijaron para junio de 2016. Era la segunda convocatoria a elecciones generales en apenas seis meses, y buena parte de la ciudadanía optó por la abstención, provocando que solo el 66,48% del censo electoral ejerciera su derecho a sufragio.

Esta cifra era más de tres puntos menor que la de los comicios de diciembre de 2015, cuando se registró una participación del 69,67%. Hasta ese momento, la mayor cifra de abstencionistas se había dado en 1979, cuando solo participó un 68,04% del censo electoral. La cifra más baja después de la del 79 no se dio hasta el año 2000, cuando acudió a votar un 68,71% del censo, dando lugar a una mayoría absoluta del PP de José María Aznar.

En esta ocasión el escenario es idéntico al de 2015. En abril se celebraron unas elecciones generales que acabó ganando el PSOE. El fracaso de Pedro Sánchez en las negociaciones provocó una investidura fallida en junio (la segunda en la historia reciente, ambas protagonizadas por Sánchez).

Bajan un 30% las peticiones del voto por correo

Tras fracasar en esta ocasión en el Congreso, el presidente del Gobierno en funciones optó por no tratar de intentar de nuevo conformar un Gobierno, y le comunicó al rey que no tenía y no podría conseguir los apoyos suficientes para sacar adelante una investidura en la Cámara Baja. Las Cortes se disolvieron y se fijó una nueva convocatoria electoral, apenas siete meses después de la que tuvo lugar en abril.

Algunos sondeos, entre ellos el CIS, apuntan a que los ciudadanos acusan una desafección importante hacia la política tras esta legislatura fallida. El bloqueo político podría disparar de nuevo la abstención y provocar una caída en la participación de la cita electoral de noviembre. El voto por correo ya ha caído alrededor del 30%, según apuntan los datos de las oficinas de Correos.

En abril, el dato de participación fue del 71,76%, el más alto desde el año 2008, cuando acudió a las urnas un 73,85% del censo electoral. Los partidos, sobre todo los progresistas, llaman a la movilización para combatir una abstención que, en datos comparados, ha penalizado históricamente a la izquierda. Habrá que esperar al domingo para ver si estas llamadas a la movilización por parte de los dirigentes políticos vencen al cansancio y la desafección de la ciudadanía hacia la política provocadas por el fracaso de la legislatura y la repetición electoral.

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