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Elecciones generales 2019 Iglesias pide un impulso electoral consciente de su cercanía al Gobierno y del rápido desgaste del partido en los últimos años

Podemos afronta unos comicios con las peores expectativas demoscópicas pero con la posibilidad real de poder entrar al Consejo de Ministros del próximo Gobierno.

Pablo Iglesias durante el mitin celebrado por Podemos en Madrid / EFE

La renovación a través de la autocrítica. El regreso del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, tenía la intención de representar un "reencuentro" con la militancia, una vuelta a la primera línea política con aire insuflado y con la visión de un dirigente acostumbrado a protagonizar importantes movimientos políticos, pero que ha visto cómo el mundo avanzaba sin él durante los últimos tres meses. Pero el reencuentro con las bases se convirtió en la escenificación de un intento del partido, y del propio secretario general, de renovar los compromisos (y materializarlo a través del voto) para acudir sin cargas a unos comicios decisivos.

La autocrítica se convirtió por momentos en la protagonista del discurso de Iglesias, que asumió los "errores" que habían ayudado a su formación a envejecer de forma acelerada y admitió sin tapujos que en Podemos se habían peleado "por sillones, por cargos y por visibilidad", como el resto de los partidos, como sucede en la política, esa política que siempre habían tenido intención de cambiar.

No hubo cortapisas en esa parte del discurso: "Hemos dado vergüenza ajena", repitió Iglesias en varias ocasiones, después de anunciar que había venido al mitin de su regreso a "contar verdades, también las que no se pueden contar en campaña", también "la verdad sobre nosotros mismos". El líder del partido no entró en detalles, pero todos los asistentes al acto sabían de lo que hablaba, y, tras la autocrítica, tras la asunción colectiva de un desgaste en un momento decisivo, Iglesias pasó a la ofensiva.

En el partido conocen las expectativas demoscópicas de las últimas encuestas públicas y privadas (estudios que siempre han querido, cuanto menos, coger con pinzas), y saben de la existencia del discurso del voto "útil" de la izquierda al PSOE ante la fuerza de los partidos de la derecha y de la ultraderecha. Pero también se ven más cerca del Gobierno que nunca, como aseguró el propio Iglesias en el mitin.

Estas expectativas no tienen tanto que ver con la fuerza electoral de Podemos como con un escenario que aboca, desde hace tiempo, a las coaliciones como la única forma de gobernar en un escenario al que cada vez se apuntan más partidos y en el que el voto se fragmenta cada vez más. Iglesias reconoció la fuerza con la que su partido había irrumpido en 2015 y 2016 y recordó la ilusión que lograron despertar en terrenos electorales completamente desmovilizados, pero manifestó que, aún así, nunca habían estado tan cerca de poder formar parte de un Gobierno.

La alianza con el PSOE de Pedro Sánchez tras la moción de censura ha servido a modo de ensayo, pero también como una muestra de que las coaliciones en un sistema históricamente bipartidista no son el fin del mundo. Y, bajo esa premisa, el líder de Podemos recuperó su discurso más duro para pedir el impulso necesario para llegar al Ejecutivo. "Estas elecciones no van solamente de vencer, van de convencer y de tejer mayorías. Dadnos el poder suficiente para poder cambiar las cosas. Hemos cometido muchos errores, pero nunca nos hemos equivocado de lado".

Iglesias esgrimió un discurso donde trató de trazar el plano de las dinámicas del poder "desde la experiencia" en las instituciones. Multinacionales, bancos, fondos buitre y dueños de medios de comunicación "que tienen más poder que un diputado, que 67 diputados y que un ministro de Fomento". Reveló conversaciones con "altos directivos" que le manifestaron su disconformidad con el acuerdo presupuestario rubricado con el PSOE, y se comprometió a sentarse con los "poderosos" teniendo claro "de qué lado" está.

"He decepcionado a mucha gente, es así. Sé que Podemos ha decepcionado a mucha gente", manifestó al principio de su discurso. Un discurso que cerró con un "saben que ahora sí podemos estar en el Gobierno. Hemos cometido muchos errores, pero jamás nos hemos equivocado de lado".

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