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ERC condiciona los pactos presupuestarios con los socialistas al Acuerdo de Claridad y a la desjudicialización

ERC exigirá al PSOE resultados en la mesa de diálogo, y pedirá al PSC el apoyo al plan de Aragonès para la consulta acordada, para entrar en una negociación de presupuestos a dos bandas en Madrid y en Barcelona.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, hablan durante una sesión plenaria en el Parlament de Catalunya, a 9 de marzo de 2022, en Barcelona.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, hablan durante una sesión plenaria en el Parlament de Catalunya, a 9 de marzo de 2022, en Barcelona. David Zorrakino / Europa Press

El nuevo Govern de Esquerra en solitario ya se ha puesto a caminar y este miércoles ha realizado la primera reunión de trabajo del Consell Executiu, después de la protocolaria celebrada el martes como bienvenida posterior a la toma de posesión de los nuevos consellers y conselleras. Y ahora, todos los focos se centran en el primer gran reto del Ejecutivo catalán que preside Pere Aragonès, que no es otro que la aprobación de los presupuestos. Una negociación de las cuentas que ahora pone al PSC en el centro de la ecuación y a Junts en la oposición, pero que tendrán mucho que ver con los presupuestos generales, el Acuerdo de Claridad para un referéndum y los acuerdos para la desjudicialización del conflicto de la mesa de diálogo.

El nuevo Govern de Pere Aragonès nace con una fortaleza y una debilidad evidentes. La fortaleza se la dará extirpar de su interior el desgaste que comportaba las continuas embestidas de su ya exsocio de Junts. Habrá que esperar a comprobar si el Govern funciona mejor o peor, pero "con un ruido constante" -o más bien estruendo- "como el que se producía por los enfrentamientos internos, es imposible llevar a buen puerto ningún gobierno", asegura un alto cargo de la presidencia. La debilidad, en cambio, es sin duda la extrema dificultad para operar en el Parlament con el apoyo de salida únicamente de los 33 diputados de Esquerra Republicana, cuando la mayoría absoluta está en 68.

El Govern de Esquerra en solitario es el más minoritario de la historia de la Generalitat en democracia. Pujol dispuso de varias mayorías absolutas y el tripartito de PSC, ERC e ICV también sumaba una amplia mayoría parlamentaria. A partir del Procés, ha existido siempre mayoría absoluta aunque con la inestabilidad que supone tener a la CUP como fuerza decisiva. En cualquier caso, ERC y Junts siempre han sumado más de 60 diputados y los comuns también han jugado a apuntalar el Govern cuando los anticapitalistas han fallado. Por ejemplo, con los presupuestos de la Generalitat del ejercicio anterior. Ahora, con la ruptura total en el bloque independentista, ERC se queda de entrada con esos 33 diputados republicanos.

Problema político y no de aritmética parlamentaria

Pero el problema de Esquerra no es de aritmética parlamentaria, sino político. Los republicanos no tienen en el Parlament una dificultad extrema para continuar sumando apoyos, con el PSC y los comuns dispuestos a mantener la estabilidad y evitar las elecciones anticipadas. Es el sueño de cualquier gobernante que, al perder una fuerza como Junts -que representa ni más ni menos que medio gobierno con 32 diputados- dispone de recambio. Pero no todo es tan fácil.

El problema de Esquerra es el precio político de ese apoyo, que pasa por perder el peso decisivo de los 13 diputados de Gabriel Rufián en el Congreso, perdiendo influencia para forzar aspectos decisivos tanto en la negociación de presupuestos generales como en la mesa de diálogo que está en pleno trabajo para la desjudicialización del conflicto entre Catalunya y el Estado. Sin olvidar que el acercamiento al PSC supone rememorar un tripartito que para ERC tuvo graves consecuencias electorales y que, durante los años duros del Procés con los encarcelamientos, el PSC cerró filas con la derecha unionista del PP, Ciudadanos y Vox. Y de ello no hace más que unos pocos años.

Así las cosas, Esquerra ha puesto en un platillo de la balanza los beneficios de trabar una alianza con el PSC en el Parlament y los perjuicios que eso comporta en el Congreso y ha llegado a la conclusión de que es preferible prorrogar presupuestos a perder el frente de Madrid. Lo cual no quiere decir que ERC no abra negociaciones al respecto: "Nuestra prioridad es aprobar los presupuestos", asegura un miembro de la Ejecutiva de Esquerra, "pero no a cualquier precio".

ERC presiona a Junts para las cuentas

De momento, Esquerra insiste en situar como socios prioritarios a los grupos independentistas y los comuns. Aunque el rechazo de Junts y la CUP es ya bastante explícito. La argumentación de Aragonès hacia los exsocios es que los presupuestos que están ya sobre la mesa son eminentemente los que ha confeccionado el conseller de Economia, Jaume Giró. Cierto que la nueva consellera del ramo, Natàlia Mas, hará algún retoque, pero ni por tiempo ni por estrategia todo apunta a que no se tocará nada esencial. "La hipótesis es poderlos consensuar y aprobar con las fuerzas que permitieron la investidura (Junts y CUP) y el grupo que permitió aprobar las actuales cuentas (En Comú Podem)", dice la nueva consellera Mas.

La idea base de los republicanos es no ponerle fácil a Junts el no a los presupuestos. "Estoy convencido de que podremos llegar a un acuerdo amplio, sobre todo, empezando por el grupo de Junts. Los ha elaborado un conseller nombrado a propuesta suya", ha afirmado el president de la Generalitat, Pere Aragonès. De hecho, según ha dicho, "no se entendería que Junts se descartara de un acuerdo basado en los presupuestos que han elaborado ellos".

"Han decidido abandonar el Govern. Entiendo que no abandonarán la ciudadanía", remacha Aragonès. Pero lo cierto es que Junts ya ha puesto como condición para apoyar las cuentas que Aragonès se someta a una cuestión de confianza en el Parlament, cosa que el president tiene totalmente descartado porque podría derivar en unas elecciones anticipadas que considera "una irresponsabilidad en el delicado momento que atraviesa el país".

ERC rechaza al PSC, de entrada

Y es en este punto donde entran en juego los decisivos 33 diputados del PSC dispuestos a aprobar los presupuestos que juntamente con los ocho de los comuns serían más que suficientes. ERC no quiere ni oír hablar de este escenario y abre la puerta a la prórroga presupuestaria si Junts se niega en redondo. Lo dejó claro el presidente del partido, Oriol Junqueras, justo después de la ruptura del Govern: "No vamos a negociar con aquellos que se hirieron las manos de tanto aplaudir nuestro encarcelamiento", en referencia al PSC. Aunque también es cierto que Aragonès no ha cerrado la puerta a los socialistas de forma tan tajante y ha evitado "especular sobre escenarios futuros".

Junqueras asegura que "no es ninguna catástrofe" prorrogar los presupuestos

Lo que está claro es que Esquerra no se tirará en brazos de los socialistas sin más. Antes prorrogará los presupuestos. "No es ninguna catástrofe, en Alemania lo hicieron siete años seguidos", recuerda Junqueras. Los republicanos no descartan negociar con el PSC, pero antes quieren que los socialistas se muevan. Y condicionan cualquier acuerdo a dos puntos clave: la propuesta de Acuerdo de Claridad para estudiar fórmulas que permitan un referéndum acordado en Catalunya que planteó Aragonès en el debate de política general, y los avances en la desjudicialización del conflicto entre Catalunya y el Estado. Así, ERC exigirá al PSOE resultados en la mesa de diálogo, y pedirá al PSC el apoyo al plan de Aragonès para la consulta acordada para entrar en una negociación de presupuestos a dos bandas en Madrid y en Barcelona. De momento el PSC rechaza el Acuerdo de Claridad a pesar de que el 2015 aún llevaba en su programa electoral la celebración de un referéndum acordado.

Un puzle negociador a múltiples bandas

Una negociación que podría llegar a ser un puzle donde es difícil encajar todas las piezas. Y que incluirá, por un lado, los presupuestos de la Generalitat y los generales -sin olvidar el tercer vértice que suponen los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona, que también tienen vasos comunicantes en las negociaciones entre ERC, PSC y comuns.

Por otro lado, la reforma del Código Penal y otras iniciativas legales que permitan evitar que más dirigentes independentistas entren en la cárcel e incluso los dirigentes exiliados en el exterior puedan retornar –aunque este punto resulta mucho más difícil de afrontar.

Además, la aproximación del PSC a las posiciones entorno el Acuerdo de Claridad, que permita llevar una propuesta de consenso amplio para la resolución del conflicto a la mesa de diálogo con el Gobierno español. Eso sí, esperando a ver si el resto del independentismo -Junts y la CUP- optaría por quedar fuera de una propuesta de este calado. Los comuns se da por supuesto que participarían ya que esta es una propuesta que ya plantearon hace unos años.

Y por supuesto temas de gestión como el nivel de inversiones y ejecución en Catalunya de los presupuestos generales o el traspaso del polémico servicio ferroviario de Cercanías de Renfe en Barcelona.

Negociación tema por tema y a múltiples bandas

La negociación se hará tema por tema, pero cada una de ellas condicionará la resolución positiva del conjunto. Y el tiempo apremia, aunque Aragonès ya da por hecho que los nuevos presupuestos no entraran en vigor el 1 de enero. También en Madrid, donde antes del 31 de diciembre los republicanos esperan tener en sus manos un documento de la mesa de diálogo sobre la desjudicialización que les permita afrontar el voto positivo a los presupuestos generales y dar un paso más para establecer puentes con el PSC.

Desde ERC señalan: "Vamos a ir paso a paso sin aventurar escenarios ni avanzar acontecimientos"

En Esquerra piden paciencia: "Vamos a ir paso a paso sin aventurar escenarios ni avanzar acontecimientos. Cada cosa a su tiempo", aseguran des de la Ejecutiva de los republicanos. Pero también afirman que "todo el mundo debe moverse de su zona de confort en beneficio del país, nosotros lo hemos hecho y no nos asustan las críticas de determinados sectores porque estamos convencidos que podemos conseguir grandes acuerdos para afrontar la dura situación económica y social que padece el país y para encarrilar una solución democrática al conflicto entre Catalunya y el Estado español".

La paciencia no parece que sea el bien más abundante en buena parte de la política catalana actual y el ruido continuará en Catalunya, pero centrado ya en la oposición. En cualquier caso, vienen semanas de mucha política y mucha negociación a múltiples bandas. Que acaben encajando o no todas las piezas está por verse. De ello dependerá si el nuevo Govern de Esquerra, el primero en solitario de la Generalitat desde la República, tiene una vida más larga o más efímera y si, en caso de subsistir, lo hace con un cierto vigor o con respiración asistida.

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