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Feijóo calla mientras Vox usa la moción de censura para reforzar su papel en el bloque de la derecha

Santiago Abascal está dispuesto a olvidar todas las críticas al PP si se abren al acuerdo. Alberto Núñez Feijóo se ha encomendado al silencio como garantía de éxito.

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El líder de Vox Santiago Abascal (2d) durante el debate de la moción de censura de VOX contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con Ramón Tamames como candidato a la Presidencia. EFE/JuanJo Martín

Ni el Partido Popular quiere oírlo, ni Alberto Núñez Feijóo verbalizarlo, pero a dos meses de las elecciones autonómicas y municipales —y a nueve de las generales, si el calendario del Gobierno se cumple— los populares están demoscópicamente atados a Vox para gobernar. Todas las encuestas señalan un escenario de bloques: el de la izquierda, con un pacto entre fuerzas progresistas, y el de la derecha, en el que estarían PP y Vox. Génova reniega de esta realidad, que es precisamente lo que Santiago Abascal le ha venido a recordar a los populares durante su intervención en la moción de censura.

El líder de la extrema derecha fue explícito: "Votemos juntos hoy y entendámonos mañana", imploró al PP. Les rogó que apoyaran la moción de censura —de la que el partido de Feijóo dice que es un "sainete", pero con la que está completamente alineado en el fondo— y se comprometió, a cambio, a hacer "borrón y cuenta nueva" de todo lo que minutos antes le había llevado a criticar la pérdida de "sensatez" y principios en el PP. Todo es susceptible de ser olvidado por Vox si el PP se abre al acuerdo. 

Así, Abascal jugó este martes en el campo de Feijóo, el del equilibrismo. Primero lo ridiculizó dirigiéndose a él como "autoproclamado líder de la oposición" —"digo autoproclamado porque sería bueno estar aquí [en el Congreso de los Diputados] y ejercer la oposición", explicó—. Pero después le reivindicó como el candidato natural a la moción porque "la coincidencia en lo esencial es muchísimo más que suficiente". Una coincidencia que es indiscutible y reconocida por Génova, incapaz de impugnar ningún punto del discurso que Ramón Tamames ha pronunciado este martes en el Congreso

Es más, el fin último de la moción de censura, según Abascal y Tamames —aunque al candidato se le olvidó pedirlo este martes—-, es hacerse con la Presidencia del Gobierno para convocar elecciones generales anticipadas el próximo 28 de mayo, coincidiendo con las autonómicas y municipales. Esta es una de las exigencias más repetidas por el PP en sus declaraciones públicas, aunque ahora la rechaza porque desconfía de que el economista de casi 89 años cumpla con ese compromiso. 

Sobre el debate de este martes, el no quieren entrar en el contenido político, si es que lo ha habido, dicen fuentes del entorno de Feijóo, porque el PP ha querido poner el foco en el ruido generado por Tamames para colocar al presidente de los populares en el lado opuesto: el del silencio que ha mantenido durante toda la jornada y que ha impuesto a su grupo parlamentario. La bancada del PP se ha mantenido impasible durante todas las intervenciones y fuera del hemiciclo los diputados huían de los periodistas para proteger el perfil bajo al que se ha encomendado Feijóo. 

El balance que hacen los conservadores de la primera sesión del debate —marcada por la intervención de Abascal y Tamames pero también por una Yolanda Díaz que se llevó el protagonismo en la izquierda— es positivo para ellos. Creen que ha sido un "éxito" porque tanto Vox como el Gobierno han interpelado directamente a Feijóo y esa "pinza", defienden, les coloca en el centro político. La tesis del PP es que no había que hacer ni decir nada. 

Sensación de haber salvado los muebles

Aunque la portavoz del partido en el Congreso, y secretaria general del PP, no podrá acogerse al mismo silencio que Feijóo. Cuca Gamarra intervendrá en el debate este miércoles para defender la postura del PP en el "esperpento" que es para su partido la moción. Su discurso, según Génova, se centrará en Sánchez y no en la extrema derecha o el candidato casi nonagenario que han usado como reclamo. "El enemigo es Sánchez, no Tamames", defienden.

Es decir, de facto PP y Vox se comportarán como un bloque alternativo al Gobierno de coalición progresista. Además, los populares también han analizado los efectos que puede tener para la extrema derecha una moción que ya solo se debate porque su fracaso fue decidido en el mismo momento en el que se presentó. El equipo de Feijóo no cree que Vox vaya a perder votos y los de Abascal tampoco. La sensación es de que todos han salvado los muebles: unos abonados a la equidistancia y otros a la hipérbole, pero el bloque resiste. 

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