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El liderazgo de Laura Borràs en Junts se debilita después del acuerdo de investidura de Sánchez

La discreta participación en las negociaciones y los ataques internos contra sus fieles agrieta las filas del partido y aumenta la pérdida de peso político de la dirigente más contraria a los acuerdos con el PSOE.

07/12/2023 . oto de archivo de la presidenta de Junts, Laura Borràs, a su llegada al Parlamento Europeo, a 8 de noviembre de 2023, en Bélgica (Bruselas).
Foto de archivo de la presidenta de Junts, Laura Borràs, a su llegada al Parlamento Europeo, a 8 de noviembre de 2023, en Bélgica (Bruselas). LAURA BORRÀS / Europa Press

En política no se debe dar a ningún dirigente por amortizado, pero resulta una obviedad que la fulgurante luz de protagonismo político que emitía hasta hace unos pocos meses la expresidenta del Parlament Laura Borràs parece haberse apagado, tanto hacia el exterior como en el interior de Junts per Catalunya.

Borràs llega fuera de foco mediático, con poca incidencia política en la marcha del partido y con sus seguidores desgastados al nuevo ciclo político que suponen los acuerdos de Junts con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español. Una nueva etapa que se inauguró oficialmente este pasado sábado con la reunión de Suiza, también con la ausencia de la presidenta de Junts.

Ha visto cómo su peso político en el interior del partido se ha ido reduciendo en los últimos meses, a pesar de ocupar un cargo tan relevante como es la presidencia de la formación política. Tanto en lo que respecta a las negociaciones con el PSOE como al debilitamiento de su guardia de corps en el grupo parlamentario del Parlament de Catalunya y en la dirección de la formación política. Mientras, crecen las voces en Junts que consideran inasumible que Borràs siga en el cargo si se ratifica la sentencia pendiente de recurso por las irregularidades cometidas durante su etapa como directora de la Institució de les Lletres Catalanes.

Ausente en las negociaciones con el PSOE

El primer síntoma de la pérdida de relevancia política de Laura Borràs ha sido su notable ausencia en las reuniones entre Junts y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Tanto en las reuniones centrales con los dirigentes socialistas como en encuentros relevantes con otros partidos como el PNV, Borràs ha estado ausente en beneficio del protagonismo para otros dirigentes del partido como el secretario general, Jordi Turull, o los jefes de filas en el Parlament y el Congreso, Albert Batet y Míriam Nogueras, respectivamente.

Y, por supuesto, de Carles Puigdemont, que ha liderado las negociaciones a pesar de no tener ningún cargo orgánico en Junts más allá de su papel como eurodiputado de la formación y expresident de la Generalitat.

Borràs declina pronunciarse sobre esta cuestión y desde su entorno se esfuerzan en asegurar que "la presidenta ha estado informada en todo momento de la marcha de la negociación y de los acuerdos antes de su firma". Pero algunos dirigentes de Junts admiten que Borràs "sale debilitada de una maniobra política de gran calado".

Borràs había forjado su liderazgo sobre un discurso muy duro contra los pactos que Esquerra mantuvo con el PSOE durante la anterior legislatura y también sobre una constante y firme presencia mediática. Que no haya salido en una sola foto importante del giro copernicano de Junts que ha supuesto investir a Pedro Sánchez es un claro exponente de su pérdida de peso específico.

Pero en el retroceso de la influencia de Borràs en Junts no hay solo una pérdida de proyección pública. También se esconde una clara voluntad de sectores influyentes del partido de debilitar su entorno más próximo con la defenestración de algunos de sus fieles. En algunos casos, aprovechando polémicas o simplemente con algunas reestructuraciones de cargos. Y socavar de esta manera la influencia de los llamados borrasistas en la organización, que ya se han organizado con una suerte de corriente interna autodenominada Junts per Junts.

Madaula y los supuestos acosos en Junts

El caso más reciente es el de Aurora Madaula, una de las dirigentes más próximas a Borràs que en la actualidad ocupa una vicepresidencia en la dirección de Junts y es la secretaria segunda de la Mesa del Parlament. Madaula ha sido instada por la presidenta del Parlament, Anna Erra, a "reflexionar" sobre la necesidad de dejar el cargo después de una agria polémica provocada por la denuncia de la diputada sobre supuestas situaciones de violencia machista dentro del grupo parlamentario contra ella.

Y no se puede olvidar que Erra sustituyó en la presidencia del Parlament a Borràs después de la sentencia que la inhabilitó. Una veintena de diputados y diputadas de los 32 que tiene Junts también han firmado una reprobación a Madaula por sus acusaciones.

La diputada de Junts dio la sorpresa en una emotiva intervención en un pleno dedicado a las mujeres en el cual, con voz rota, explicó sin dar detalles una situación de "violencia silenciosa" por parte de compañeros y compañeras del grupo de Junts. 

"Violencia machista es decir que deberías sonreír más para poder progresar en el trabajo. ¿A cuántos hombres se les valora por su sonrisa? Violencia machista es que te menosprecien en el trabajo, no te escuchen o modifiquen una propuesta sin tu opinión", denunció. La diputada es uno de los estandartes del sector más unilateralista y contrario a los pactos con el PSOE. Aunque Madaula asegura que su enfrentamiento no viene derivado por discrepancias con los acuerdos de investidura.

Los contundentes y rápidos movimientos contra ella indican que no se va a desaprovechar la ocasión para orillar a uno de los principales puntales, al menos hasta ahora, de Laura Borràs. De momento la expresidenta del Parlament calla sobre este asunto pero el sector del partido afín a Borràs se ha empezado a organizar para dar la batalla en defensa de Madaula y en las comunicaciones de Junts per Junts así se explicita.

Dalmases, el azote de periodistas

Otro caso evidente es el de Francesc de Dalmases, diputado que se puede definir como el fiel escudero de Laura Borràs. Asesor áurico, compañero de trabajo infatigable, siempre a la sombra de la expresidenta del Parlament, ha sido su inseparable apoyo noche y día, en cualquier acto o visita a los medios de comunicación, desde que Borràs aterrizó en la política catalana.

De Dalmases fue retirado de sus cargos en la comisiones del Parlament después de una fuerte polémica por las acusaciones de acoso y supuestas agresiones de una periodista de TV3. De Dalmases se encolerizó al no gustarle las preguntas que le hicieron a Borràs en el programa Faqs.

La Comisión de Garantías del partido –presidida por la emblemática abogada antifranquista Magda Oranich- reprobó a De Dalmases y se produjo un fuerte enfrentamiento entre Borràs y sus seguidores con Oranich y con miembros de la dirección del partido. La pérdida de los cargos y la tempestad política que se originó dejó también fuera de juego otro de los puntales borrasistas.

Cuevillas y Torrents

Madaula y De Dalmases son dos de los principales casos de caída de borrasistas, pero en la lista se podría también anotar las maniobras para apartar de la presidencia de la Comissió de Justícia del Parlament a Jaume Alonso-Cuevillas, diputado afín a Borràs.

Cuevillas es un conocido abogado que al principio de legislatura fue miembro de la Mesa del Parlament y ya fue defenestrado por unas declaraciones públicas. Precisamente fue Aurora Madaula quien lo sustituyó. Los intentos de Borràs de recuperar el protagonismo de Cuevillas han caído en saco roto.

Y aún se podría añadir la dificultad del borrasismo para controlar cargos orgánicos en el partido, como es el caso del secretario de Organización, David Torrents. Torrents accedió al cargo gracias al pacto entre Borràs y Turull para no dividir el partido en la pugna por la dirección, pero cosechó un mal resultado en el congreso del partido. Los borrasistas acusaron a Turull de haberlo boicoteado en la votación, pero también pesa sobre Torrents el estrepitoso fracaso en las elecciones municipales perdiendo su acta de concejal en Badalona y dejando a Junts sin representación en el consistorio.

¿Continuará Borràs como presidenta de Junts?

En la trayectoria política de Laura Borràs tiene sin duda un impacto formidable el juicio por las presuntas irregularidades en la adjudicación de diversos contratos. El Tribunal Superior de Justicia la acabó condenando a cuatro años y medio de cárcel y 13 de inhabilitación por delitos de prevaricación y falsedad documental. Y ello le comportó la pérdida de la presidencia del Parlament de Catalunya con una notable disminución de su peso en la política catalana en general, pero también en Junts.

La sentencia se encuentra en vía de recurso en el Supremo. Aunque Borràs ha negado siempre los cargos y atribuye la decisión judicial al polémico lawfare, su inhabilitación le ha vetado el acceso a cargos institucionales. Y a pesar de que una fuerte ofensiva de su sector interno en Junts, en defensa de su inocencia y de victimización frente a la Justicia española, le ha permitido mantener la presidencia del partido hasta ahora, su futuro en Junts resulta incierto. Y la reducción del apoyo público a su figura también es notable.

Así pues, Laura Borràs conserva de momento la presidencia de Junts pero es muy discutible que mantenga las riendas. O por lo menos está muy lejos de ser la dirigente que lideró la salida de Junts del Govern en una dura confrontación con Esquerra, pero también con los sectores más pragmáticos de Junts partidarios de mantenerse en el Consell Executiu, con Jaume Giró y otros consellers y conselleres al frente.

Es cierto que aquella pugna la ganó Borràs, forzando a Jordi Turull a mantenerse en la equidistancia, pero gracias al apoyo de Puigdemont. Desde el sector pragmático dudan de que ahora Borràs pudiera liderar una operación de esta magnitud y trascendencia, y algunos hacen lo imposible para que así sea.

Miembros de la dirección plantean ya en privado que "si hay una confirmación de la sentencia –por la irregularidades en la Institució de les Lletres Catalanes- debería dejar paso en la presidencia del partido". E incluso si al final se decretara un indulto parcial como pedía el tribunal sentenciador -que todas las fuentes consultadas aseguran que no se ha negociado en los acuerdos para la investidura-, al no serle de aplicación la amnistía, "se libraría de la cárcel pero no podría hacer política institucional dado que se mantendría la inhabilitación", aseguran fuentes jurídicas de Junts.

Dudosa escisión, pero posibles fugas

La gran pregunta sobre la situación de Borràs que se hace todo el mundo es por qué ha aparcado su innegable ímpetu defensivo y su evidente voluntad ofensiva de liderar Junts desde la máxima cota de poder posible. Y la gran cuestión de fondo de este movimiento sísmico, pero silencioso, que se está produciendo en el interior de Junts es si se puede romper el partido.

Pocos en Junts dan una explicación pero muchos apuntan a que la presidenta ha perdido la conexión con Carles Puigdemont en beneficio de Jordi Turull. Y también alegan miembros del sector de Borràs el cansancio por un extenuante periplo judicial y político que le ha ido a la contra a la expresidenta del Parlament.

Sobre el escenario de la ruptura, hay de momento una cierta coincidencia en los dos sectores sobre que Junts no se romperá. "Hay divergencia de posiciones sobre cómo afrontar el nuevo ciclo político que se ha abierto y cómo prepararnos para unas decisivas elecciones al Parlament que podrían ser en cualquier momento, pero más allá de las tensiones internas inherentes en todas las fuerzas políticas no va haber ruptura", afirma un miembro de la dirección.

Otras fuentes coinciden en que no hay síntomas internos de escisión y recuerdan la cohesión del partido en la aprobación del acuerdo de investidura con el PSOE, pero no niegan que alguna figura importante del sector de Borràs podría engrosar las filas del llamado cuarto espacio independentista, la hipotética lista electoral que impulsa la Assemblea Nacional Catalana, descontenta con los acuerdos de Junts y ERC con el PSOE.

Plantar batalla incluso con un posible congreso extraordinario

En cualquier caso, algunos de los afines a Borràs aseguran que no prevén abandonar las filas de Junts, al menos no sin plantar batalla con o sin la presidenta del partido al frente. Y, aunque minoritarias, ya hay algunas voces que plantean la necesidad de un congreso extraordinario que clarifique la situación y la fuerza de cada sector. Un planteamiento que surge solo un año y medio después de la celebración del congreso el 2022 –en Argelers (Catalunya Nord) en junio y en l'Hospitalet de Llobregat en julio-.

En aquella ocasión, Laura Borràs y Jordi Turull hicieron un pacto de no agresión con una lista unitaria repartiéndose la presidencia y la secretaría general de Junts, respectivamente. Pero en las votaciones se impuso el sector de Turull con mayor contundencia, y además el secretario general ahora mantiene hilo directo con Waterloo y el apoyo de los pragmáticos herederos de la antigua Convergència.

Un sector que ve reforzada su posición tras haber entrado en una nueva etapa en que la negociación con el PSOE y otros actores políticos como el PNV coge todo el protagonismo. Sector que, además, podría verse aumentado en detrimento de los borrasistas, con la entrada de militantes del PDeCAT tras la disolución del partido heredero de la Convergència de Jordi Pujol, fruto de los constantes fracasos electorales.

En este contexto, los borrasistas de Junts per Junts podrían querer forzar el congreso extraordinario, esta vez sin listas unitarias y entrando en el cuerpo a cuerpo contra el sector liderado por Turull, para salir del ostracismo y mostrar su fuerza en las bases más unilateralistas. Pero también los pragmáticos podrían estar interesados en ello, viendo una oportunidad para apartar de la dirección a Borràs y sus acólitos dada la fuerza que creen haber acumulado.

El tablero independentista está en plena recomposición y habrá que esperar también cuáles son los movimientos internos dentro de Junts, que tendrán una especial relevancia en cómo queden fijadas las piezas en este movimiento; y que será determinante en las próximas elecciones catalanas a celebrar a principios de 2025 como muy tarde.

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