Clara Campoamor tendrá que convivir en el Congreso con los retratos de quienes la condenaron al exilio
El Congreso presenta este martes el retrato de la política y abogada que se incorporará a la galería de políticos ilustres del vestíbulo principal de la Cámara.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica exige, en consecuencia, la retirada de los retratos de los presidentes de las Cortes franquistas.
Madrid--Actualizado a
"¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? [...] ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer?". Con estas palabras defendía la diputada Clara Campoamor el reconocimiento del voto a las mujeres en las Cortes de la Segunda República. Un derecho aprobado ese mismo día, el 1 de octubre de 1931. Y sancionado definitivamente escasos meses después, dentro de la Constitución de diciembre de ese mismo año. Por fin, en noviembre del 33, las mujeres españolas hacían historia. Introduciendo por primera vez su voto en las urnas de unas elecciones generales.
Duró poco. Dos ciclos electorales. En 1936, el golpe de Estado encabezado por el general Francisco Franco volvía a ponerlas en la casilla de salida. Recortando sus derechos, relegándolas a sus casas, haciéndolas depender de sus padres y maridos. Persiguiendo a aquellas que habían luchado en su nombre. Campoamor no fue una excepción. Falleció en el exilio, en el olvido, sin el reconocimiento merecido. Y nunca volvió a pisar España. Al menos en vida. Tras su muerte, sus cenizas viajaron a Donostia de manera clandestina. Concretamente al cementerio de Polloe, donde permanecen hasta nuestros días en el panteón de la familia de una antigua estudiante de la política republicana.
Este martes, el Congreso de los Diputados salda una deuda histórica con la que fuera abogada, escritora y política feminista. Será la primera mujer en incorporarse a la galería de retratos de políticos ilustres del vestíbulo principal de la cámara. "Se está saldando una deuda con la democracia y con las mujeres. Es importante que demos peso a aquellas que nos abrieron camino. Que nuestras referentes se conozcan, se reconozcan y se valoren", reivindican fuentes del entorno de Francina Armengol, presidenta del Congreso e impulsora de la iniciativa. "Este homenaje nos ayuda a entender que los derechos, especialmente los de las mujeres, no siempre estuvieron ahí y que hay que defenderlos cada día", inciden las mismas voces. "La lucha por la igualdad se libra como una red intergeneracional de mujeres que ganan espacios y libertades palmo a palmo. Nos queda mucho por hacer", concluyen.
"Todas ellas fueron referentes. Les dijeron a las mujeres que la tribuna del Congreso, las comisiones parlamentarias y los debates políticos también eran su sitio"
Campoamor es la primera, sí. Pero no la única. Le seguirán otras ocho mujeres. Las primeras diputadas de la historia de la democracia española. Victoria Kent, Margarita Nelken, María Lejárraga, Matilde de la Torre, Julia Álvarez Resano, Veneranda Manzano, Francisca Bohigas y Dolores Ibárruri. Todas ellas accedieron al escaño entre 1931 y 1936, en alguna de las tres elecciones del período democrático de la Segunda República. Todas reunidas una vez más en la sede de la soberanía popular. En un fecha cargada de simbolismo, cuando se cumplen 50 años de la restauración de la democracia. "Más allá de efemérides, lanza un mensaje a las mujeres y a los y las demócratas de España: el Congreso reconoce la labor de quienes lucharon por ensanchar nuestras libertades", sostienen desde la presidencia de la cámara.
No ha sido un camino fácil. El Congreso acordó ya a principios de 2024 reconocer con estos homenajes a algunas de las mujeres destacadas de la política española del siglo pasado. Pero la falta de entendimiento entre los tres partidos del órgano de dirección -PP, PSOE y Sumar- condenó durante meses al proyecto a permanecer en un cajón. Solo una figura generó suficiente consenso. La defensora del sufragio universal, la voz de los derechos de las mujeres. La propia Campoamor. Este verano, con el Partido Popular fuera de la ecuación, la lista de nombres crecía. Empezando por las diputadas que compartieron escaño con la parlamentaria del Partido Republicano Radical durante la primera legislatura de 1931. La diputada del Partido Republicano Radical Socialista Victoria Kent y la socialista Margarita Nelken. Les siguen otras tres socialistas que se convirtieron en parlamentarias en el año 1933: María Lejárraga, Matilde de la Torre y Veneranda Manzano. Además de la diputada de la Confederación Española de Derechas Autónomas, Francisca Bohigas. Cierran la lista dos parlamentarias elegidas en las elecciones del 36, la maestra y abogada Julia Álvarez Resano (PSOE) y la dirigente comunista Dolores Ibárruri, la Pasionaria.
"Todas ellas tuvieron el papel de ser pioneras, de ser referentes. Les dijeron a las mujeres que la tribuna del Congreso, las comisiones parlamentarias y los debates políticos también eran su sitio", defiende el equipo de Armengol. Los retratos de las ocho parlamentarias restantes estarán listos cuanto antes. Y se incorporarán a la galería de inmediato. Para ir ganando presencia femenina entre los tondos de la Cámara. Para convertirla en un espacio más inclusivo, más plural, más democrático. De todos.
Pero… ¿qué pasa con los retratos franquistas?
Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) lo tienen claro: "No se puede rendir un verdadero homenaje a Clara Campoamor -o a cualquier víctima de la dictadura- y a la vez mantener los retratos de quienes, además de participar en el golpe de Estado, presidieron las Cortes que le obligaron a exiliarse". Se refieren a cuatro retratos que adornan la galería de los presidentes del Congreso. Los que inmortalizan a Esteban de Bilbao Eguía, Antonio Iturmendi Bañales, Alejandro Rodríguez de Valcárcel y Torcuato Fernández-Miranda. "Estamos hablando de retratos honoríficos de golpistas y colaboradores del dictador que, por medio de un régimen que perseguía, detenía, torturaba, obligaba al exilio y asesinaba a cualquier disidencia política, destruyeron nuestro primer periodo democrático. Impidiendo durante décadas el sufragio universal y la pluralidad parlamentaria", denuncia en conversación con Público su presidente, Emilio Silva.
Así lo han hecho constar en una carta dirigida a la presidencia del Congreso. Una carta que envían a modo de advertencia. "La próxima vez iremos directamente a un juzgado a denunciar el incumplimiento de la Ley de Memoria que ellos mismos han aprobado", apunta. En el documento remitido a la cámara critican que, después de cinco décadas, "la democracia ha garantizado a las víctimas del franquismo la misma cantidad de justicia penal que la dictadura: ninguna". "No es posible aceptar que quienes fueron dirigentes de la destrucción de la pluralidad y la libertad, los principios básicos de un parlamento democrático, permanezcan retratados en esa galería como si su llegada a ella no se hubiera producido por una inmensa violencia. De manera ilegítima", apunta Silva. "Hay que tomar partido", pone sobre la mesa. O Con las víctimas o con sus verdugos.
A preguntas de este diario, fuentes de la presidencia del Congreso aseguran que retirar estos retratos no es un debate que se haya abierto de momento, aunque el compromiso de la Cámara con la memoria democrática es total. "Prueba de ello es que el año pasado se celebrara por primera vez un acto en el marco del Día de las Víctimas del franquismo, en el que se homenajeó a Puig Antich", recuerdan. "Seguiremos trabajando por la memoria y por la democracia", aseguran.
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