'Mongolia' se ríe de Franco: "En Casa Pepe hacen unos pepitos de ternera fascistas muy buenos"
Darío Adanti, Eugenio Merino y Ana Alonso celebran el 50º aniversario de la muerte del dictador con la acción política teatral Chistes contra Franco, recopilados en un libro y un casete.

Madrid--Actualizado a
El humorista Darío Adanti, el artista Eugenio Merino y la periodista Ana Alonso celebran los cincuenta años de la muerte del Generalísimo con Chistes contra Franco, que se representa el día 20 de cada mes en el Teatro del Barrio de Madrid. Una acción política teatral a la que ahora se suma un libro, editado por la revista Mongolia y disponible en su tienda online, que recopila el humor antifranquista, es decir, las chanzas que le dedicó el pueblo a Franco durante la dictadura y la transición. Además, este sábado regresa al mismo escenario el Mongolia Show, que contará como invitado con Emilio Silva, quién debatirá con Pere Rusiñol sobre la memoria histórica y la resignificación del Valle de los Caídos.
En noviembre se cumplen cincuenta años de la muerte de Francisco Franco: ¿aniversario, conmemoración, efeméride, jubileo o fiestón?
Darío Adanti: Sin duda, jubileo y fiestón. Desde el progresismo se ha dicho que "no hay que festejar una muerte, hay que festejar la democracia. No, si un tipo mata a miles y miles de personas, hay que festejar su muerte.
Además de aniversario, en español no hay ninguna palabra específica para designar al día en que se cumplen años de una muerte, como sucede en gallego con el término cabodano.
Darío: Es verdad, no la tenemos. Me he quedado sin palabras...
En todo caso, con Franco sería un aniversaurio.
Darío: Totalmente [risas]. Pero bueno, ¿no hay unas bodas de plata o algo así?
A los cincuenta años del matrimonio, se celebran las bodas de oro. Y a los sesenta y cinco, las de platino.
Darío: Pensaba que las de platino eran las de Maradona, por aquello del tabique, aunque no tenga nada que ver con Franco, que este 20N celebrará la muerte de oro.
Ana Alonso: Has comparado la muerte con el matrimonio por lo que sea… [risas].
Darío: Cómo van a cuestionar las bodas gais los reaccionarios, si ellos creen en una religión en la que los obispos, los curas y las monjas se casan con un ser inexistente, porque realmente se casan con Dios. Por eso, comparar una boda y la muerte de Franco tiene un componente muy católico de fondo.
Lo malo de casarse con nadie es que luego no te puedes divorciar, del mismo modo que en España no era nada fácil renegar de la Iglesia católica. Que se lo pregunten a los apóstatas...
Darío: Cierto, pero Franco se casó con Dios.
¡Y con España!
Darío: Efectivamente. Franco se casó con Dios y con España, haciendo un trío maravilloso.
¿Cuál es el mejor plan para un 20N?
Eugenio Merino: Venir a ver Chistes contra Franco en el Teatro del Barrio, aunque antes nunca había celebrado el 20N.
Ana: Yo tampoco había hecho nada especial hasta este espectáculo, solo confío en que cada vez vaya menos gente a la marcha hasta el Valle de los Caídos. Eso sí, recuerdo que de pequeña me contaban que muchos descorcharon botellas de cava cuando murió Franco.
Al menos, aquel día no había nostálgicos porque aún no tenían a quien añorar.
Darío: Bueno, pero el 20N también se conmemora la muerte de José Antonio Primo de Rivera.
Ana: Y la de Buenaventura Durruti.
Darío: El 20 de noviembre siempre se van los mejores [risas].
¿Conocen una ruta del colesterol más larga que la procesión hasta Cuelgamuros?
Darío: Sí, la que llega hasta Despeñaperros, donde está el restaurante Casa Pepe, donde hacen unos pepitos de ternera fascistas muy buenos.
A los falangistas les va la marcha, ¿eh?
Darío: Sobre todo la marcha del Camino de Santiago.
¡Y cierra España! Por cierto, ¿qué sensación les produjo la primera visita al Valle de los Caídos?
Ana: Nada ceremonial. Apenas la recuerdo, porque fui de pequeña con mis padres, quienes me contaron que lo habían construido los presos republicanos. Cuelgamuros me produce desaliento.
Eugenio: Pues yo no he estado.
Claro, porque al ser de Madrid no lo llevaron de excursión en octavo de EGB.
Eugenio: ¡Qué fuerte!
Ana: Claro, como vivimos en Madrid, es común no haber ido al Valle de los Caídos o entrado en la catedral de la Almudena.
¿Qué intervención, performance u obra artística haría en el Valle de los Caídos?
Eugenio: Es un tema bastante complicado, aunque no estaría mal volarlo.
Chistes contra Franco: humor antifranquista en la dictadura. Poca broma.
Darío: La gente se ríe porque, antes del chiste, contamos el terror. Es decir, aportamos un contexto histórico, porque los chistes en sí suelen ser bastante naífs.
Eugenio: Porque chistes buenos había unos veinte o veinticinco...
Ana: La represión política, el Valle de los Caídos, Carrero Blanco... El libro y el espectáculo te van contando cronológicamente toda la dictadura. Y, de repente, yo le digo al público: "Os habéis reído de un chiste sobre las torturas, pues ahora os voy a contar quiénes eran los torturados". Una combinación que crea contraste y tensión.
La gente que contaba aquellos chistes —recopilados por P. García, escritor satírico y colaborador La Codorniz, y publicados durante la transición— se vengó de Franco a través del humor, al igual que los cineastas se valieron del terror para criticar el régimen. O sea, el monstruo era Franco, un trasunto del dictador.
Eugenio: El terror y la ciencia ficción siempre han tratado el tema de la dictadura, de modo que los alienígenas representaban a los comunistas y los zombis, a los migrantes. Pero aquí no hay metáforas, sino chistes de Franco y contexto histórico, que al final cuentan lo mismo y corroboran lo que ha pasado.
Con Franco, más que de cultura de la cancelación, hablamos de cultura de la encarcelación.
Darío: Está claro [risas]. Parece mentira que ahora la derecha esté blanqueando a Franco y a los fascistas, cuando ellos fueron los verdaderos adalides de la cultura de la cancelación, porque te podían encarcelar o torturar por contar un chiste.
A modo de aperitivo, cuenten algún chiste.
Un español vuelve a España al cabo de un tiempo y charla con un familiar.
- ¿Y por aquí cómo estáis?
- No nos podemos quejar.
- Entonces, bien, ¿no?
- No, no, que no nos podemos quejar.
¿Había algún chiste sobre Franco que le hiciese gracia a Francisco?
Eugenio: Según P. García, sí, aunque yo no me lo creo, porque los chistes que hemos elegido para este show no le podían gustar, ya que son muy críticos. De alguna forma, el antólogo lo blanquea, porque publica el libro en 1977, con un lenguaje propio de la época, no fuesen a censurarlo.
Darío: P. García era un genio, nadie más lúcido que él. Somos muy fans.
La presentación del libro está a punto de comenzar y ustedes están todavía aquí con la cerveza en la mano, aunque entiendo, Eugenio, que usted es más de Coca-Cola que de Pepsi.
Eugenio: No me gusta ninguna.
Su obra Always Franco presentaba al dictador dentro de una nevera de Coca-Cola. Si hubiese sido de Pepsi, el eslogan podría haber sido "Revive, eres de la Generación Franco", "Ahora es Franco para los que piensan joven" o, más actual, "Por amor a Franco".
Yo soy más del eslogan de Coca-Cola porque me venía bien para contar la historia de España, porque Always Franco está inspirado en el anuncio publicitario de 1993, que refleja la situación del país en esa época ["¡Donde hay diversión siempre está Coca-Cola!", rezaba el jingle], pero también cómo ha pervivido el franquismo en la sociedad contemporánea.




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