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Pablo Casado Vox Los cambios de discurso de Casado con Vox: de compartir "muchas ideas" a calificarles de "populistas de extrema derecha"

Resulta llamativo lo rápido que se han entendido PP y Vox a pesar de los reproches continuos en campaña y los giros discursivos del presidente del PP, Pablo Casado, con la formación que preside Santiago Abascal.

El presidente de VOX, Santiago Abascal, y el presidente del PP, Pablo Casado, conversan tras finalizar la concentración en Colón. Fernando Villar (EFE).

El Partido Popular y Vox llegaron al viernes con un principio de acuerdo en las localidades en las que la suma de PP y Vox es suficiente para la investidura. A pesar de ser 35 ayuntamientos relativamente pequeños, este acuerdo se ha producido en la segunda reunión que han mantenido en el Congreso ambas formaciones. Sin apenas negociación en profundidad, ya que los de Abascal no presentaron ninguna propuesta programática a los 'populares', resulta llamativo lo rápido que se han entendido a pesar de los reproches continuos en campaña.

El líder del PP, Pablo Casado, ha ido fluctuando sobre su posición con la extrema derecha en estos meses. Hace poco más de medio año, en una entrevista en La Sexta, Casado no quiso pronunciarse sobre Vox: "Yo no defino al resto de partidos", decía al conservador. Sin embargo, preguntado sobre si tenía adjetivos para la formación de Pablo Iglesias, alegaba: " Podemos es un partido populista". Tras hacerle ver la contradicción, el dirigente del PP contestó: "Vox es un partido que lleva mucho tiempo ahí y que no nos preocupa nada".

A principios de octubre, en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, que tuvo lugar poco después del multitudinario acto de Vox en Visalegre, Casado evitó criticar a la formación ultraderechista. Es más, recalcó que mantenía "una excelente relación" con Santiago Abascal y dijo que todos aquellos militantes que asistieron al acto tenían su respeto porque compartía con ellos "muchas ideas" y "muchos principios"

Tras las elecciones en Andalucía en las que éstos dieron la sorpresa e irrumpieron con fuerza en el Parlamento andaluz, Casado necesitaba sus 12 diputados para que su candidato, Juanma Moreno, presidiera la Junta de Andalucía. El conservador señaló en la rueda de prensa posterior a las elecciones: "Vox es un movimiento transversal que obtiene votos de Ciudadanos, PSOE, Podemos y la abstención" y justificó a los de Abascal ante el cordón sanitario que pedían PSOE y Podemos para no depender de la extrema derecha: "Vox no ha gobernado en ningún sitio, pero Podemos sí", aludiendo a la "radicalidad" de sus políticas.

En marzo de 2019, Casado acusó a Vox de "no tener ideas" —las mismas que decía compartir en el pasado—y de "hacer política de barra de bar"

Apenas unos meses más tarde, en marzo de 2019 —faltaba un mes para las elecciones generales— Casado acusó a Vox de "no tener ideas" —las mismas que decía compartir—y de "hacer política de barra de bar". Especialmente molesto por el adjetivo con el que Vox atacaba al PP, llamándoles "derechita cobarde", el conservador dijo que este calificativo le parecía una "falta de respeto" de Abascal a una formación a la que había dedicado tantos años de su vida. 

Dos días antes de las elecciones generales, el 26 de abril, en una entrevista en Esradio, el candidato del PP señaló que no había que tener "miedo" a Vox, ya que podrían formar parte de su Gobierno si así lo deseaba Abascal: "Al final, Vox y Ciudadanos, tengan 10 escaños o tengan 40, van a tener la influencia que ellos quieran tener para entrar en el Gobierno o para decidir la investidura o la legislatura. Por tanto, ¿para qué vamos a andar pisándonos la manguera entre nosotros si lo que tenemos que hacer es sumar?", alegó. Esta declaración, tan cerca de las elecciones, le granjeó muchas críticas, especialmente entre sus propias filas. 

Solo dos días después del 28-A —hacía cuatro que se había mostrado dispuesto a incluir a Vox en su gobierno— Casado compareció en Génova 13 tras una larga Ejecutiva con los barones territoriales e hizo un cambio discursivo sorprendente, en el que reconoció por primera vez que Vox era un partido de ultraderecha: "Queda claro que es falso que en España haya tres derechas, era un opción falsaria, hay otro partido de extrema derecha, que es Vox, y un partido que, como mucho, está en el centro izquierda (Ciudadanos), facilitando el gobierno de Pedro Sánchez", llegó a decir públicamente el líder de los populares, añadiendo que el programa de Vox era "populismo de derechas" que le haría retratarse. 

Por último, tras los resultados de las elecciones autonómicas, municipales y europeas, las urnas arrojaron un mandato claro: Vox tendrá que ser decisivo en la conformación de gobiernos a nivel regional y local, entre ellos el de la Comunidad de Madrid, la "joya de la Corona", para los 'populares'. Con menos de un mes de diferencia de su anterior Ejecutiva, al ser preguntado por cómo calificaba a Vox, el presidente del PP dijo: "La definición de cada partido la hace cada uno, y la que yo he hecho de Vox es la que ellos han hecho siempre: es un partido que se sitúa a la derecha del PP. Eso no es una calificación peyorativa".

Los 'populares' más reacios a los acercamientos con Vox

La vicesecretaria de Comunicación del PP, Marta González, miembro del equipo directivo de Casado, no tuvo problema en admitir que Vox era un partido de "extrema derecha" mucho antes de que lo hiciera el presidente de su partido, en octubre de 2018, tras el acto de Abascal y su equipo en Vistalegre.

Gonzalez enmarcó el auge de esta formación en el "crecimiento verdaderamente peligroso" de los populismos en Europa, destacando que los populistas son "extremistas", "antieuropeístas" y "antieuro", con políticas económicas y sociales "bastante lesivas" para los intereses de los ciudadanos.

El barón con más poder dentro del PP, Alberto Nuñez Fejóo, siempre se ha destacado por su perfil moderado. En una entrevista en Onda Cero en enero de 2019 Feijóo alertó ya de que si el partido "achicaba" su base ideológica se haría más pequeño y renunciaría a su vocación de mayorías: "Eso interesa a Ciudadanos, que es de centroizquierda, y a Vox, que es la ultraderecha de verdad, no somos ingenuos seguimos en el centro político", dijo, definiendo a los de Abascal como un partido de ultraderecha.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el candidato a la presidencia del Gobierno Pablo Casado saludan a su llegada a un acto en Santiago de Compostela. / EFE

Alfonso Alonso, líder del PP vasco, al igual que Feijóo se ha enmarcado en la tesis de que Casado perdió el centro durante la campaña de las elecciones generales, repercutiendo de manera negativa en el voto. Poco después de los resultados en Andalucía y del documento programático con el que se presentaron a la reunión con el PP, Alonso aseguró que a Vox le faltaba "un hervor" porque "le cuesta pasar de la demagogia y de la propaganda a la política".

Otro que no juega a la ambigüedad es el expresidente del PP catalán y que concurría a la Alcaldía de Badalona, Xavier García Albiol. En plena campaña, en una entrevista con Rac1, aseguró que el PP debe "evitar" pactar con Vox, y calificó a los de Abascal como un partido de extrema derecha.

Sin duda, el 'expopular' —dejo el partido tras la llegada de Pablo Casado al mando— que ha sido más franco respecto a Vox es José María Lassalle, exsecretario de Estado con Mariano Rajoy. En una reciente entrevista con el diario El Mundo, aseguró: "Vox nace porque el proyecto de centroderecha para reconducir a los sectores más reaccionarios del franquismo hacia la democracia se ha roto".

Lassalle —al contrario de algunos de sus excolegas— dio una clara respuesta sobre su definición de Vox: "Es un partido fascista, fascismo posmoderno. No visten la camisa azul, pero su actuación conecta con el imaginario del franquismo y de la Falange. Tienen la misma actitud, la arrogancia, las voces cuarteleras, el guerracivilismo, la escenificación de que libran una cruzada para salvarnos a los españoles de nosotros mismos". Lassalle sobre los pactos de su exformación con los de Abascal, sentenció: "Ir del brazo del fascismo es inaceptable para un liberal que se precie de serlo".

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