Público
Público

El PP usa la sanidad de los inmigrantes como parte de su estrategia contra Ciudadanos

Rajoy ha desoído toda crítica contra su destrucción de la sanidad universal hasta que ha necesitado contrarrestar la fuerza de Rivera, que considera, como el Gobierno antes de su rectificación, que los sin papeles no deberían tener más atención que la de urgencias. 

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, en un momento de su entrevista con Efe. EFE

PAULA DÍAZ

MADRID.- Ni las múltiples mareas blancas pidiendo la derogación de la reforma sanitaria de Ana Mato, ni las quejas de los profesionales de la sanidad pública que advertían de los múltiples peligros de dejar a los inmigrantes sin sanidad. Ni siquiera las tres muertes que se han producido desde que entró en vigor el Real Decreto Ley 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones. Nada ha hecho cambiar de opinión al Gobierno de Mariano Rajoy en tres años hasta que llegaron las elecciones andaluzas y, con ellas, la constatación del trasvase de votantes conservadores a Ciudadanos (C's).

Desde entonces, el PP no ha dejado de intentar diferenciarse del partido que dirige Albert Rivera como parte de su estrategia para recuperar a sus electores. El último intento llegó este martes, con el anuncio del ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, de que devolverá a los sin papeles su derecho, al menos, a la atención primaria. Una decisión con la que deja solo a C's de entre los partidos que defienden que las personas que se encuentran en situación irregular en España sólo deben tener acceso a la atención sanitaria de urgencias. 

Según Alonso, que ha enmendado sólo parcialmente el decretazo de su antecesora en el cargo, los inmigrantes volverán a tener acceso a un médico de cabecera, aunque no recuperarán la tarjeta sanitaria. Ello supone que seguirán sin poder acudir a un especialista, recibir recetas o ser atendidos fuera de su comunidad o en el resto de Europa. 

Por ello, ni la oposición ni las organizaciones en defensa de la sanidad pública han aplaudido la noticia al 100%. Todos ellos exigen la derogación total de la reforma sanitaria de 2012 para que las más de 900.000 personas que se quedaron sin tarjeta la recuperen. Asimismo,  tildan esta medida de electoralista.  

Alonso, en 2012: "Cuando decimos que la Sanidad es universal en España no es para el universo mundo, sino para los españoles"


Lo cierto es que, aunque los inmigrantes sin papeles no tienen derecho a votar, el propio Alonso no sólo ha reculado con respecto a las medidas de Mato, sino también con respecto a sus propias palabras. En 2012, cuando se aprobó el tijeretazo con el que también se obligaba a los pensionistas a pagar los medicamentos, el entonces portavoz del PP en el Congreso apoyaba la medida: "Que una persona sin tener la situación regularizada, sin situación legal, sin permiso de residencia y sin pagar impuestos, pueda disfrutar del sistema que todos los demás estamos pagando, es una situación de fraude". "Cuando decimos que la Sanidad es universal en España no es para el universo mundo, sino para los españoles y los residentes", agregó entonces. 

Ahora, en cambio, se ha dado cuenta de que tal afirmación "no tiene sentido". De hecho, considera que se trata de una cuestión "de salud pública" y que lo "más práctico" es "no saturar las urgencias". Eso, después de las múltiples denuncias de ONG que han acompañado a los sin papeles con problemas sanitarios graves en su lucha por no ser atendidos en la sanidad pública o por tener que pagar por ella, incluso cuando ésta estaba reconocida - como en el caso de las mujeres embarazas- y no se cumplía.

Eso, después de que Alpha Pam, Soledad TorricoJaneth Beltrán Martínez fallecieran, presuntamente, por no haber sido atendidos a tiempo en la sanidad pública española. Pero, sobre todo, después de que el ascenso de Ciudadanos haya obligado al PP a cambiar su estrategia de comunicación de cara a las próximas elecciones.

Albert Rivera. EFE

Objetivo: Ciudadanos

Ya desde febrero los conservadores intentaron desactivar el tirón de Rivera, ante el aumento de popularidad que éste y su formación iba recabando en las encuestas. ¿Cómo? Haciendo ver que no es un partido de centro derecha y que su ideario nada tiene que ver con el del PP. 

Así, el vicesecretario de Organización y Electoral del partido, Carlos Floriano, recordó en rueda de prensa que C's pretende eliminar el Concordato con la Santa Sede y aboga por una educación laica -sin asignatura de Religión obligatoria- y la retirada de crucifijos de las escuelas. Desde las filas conservadoras, además, se ha señalado la apuesta de Ciudadanos por el derecho al aborto .

Desde el Gobierno atacaron también con un argumentario en el que obligaban a todos los conservadores a reforzar el nombre catalán de Ciudadanos (Ciutadans) con el fin de limitar el ámbito de actuación de uno de sus principales rivales electorales solo a la Comunidad de Catalunya.

Después, el portavoz del partido en el Congreso, Rafael Hernando, despreció a su líder llamándole "naranjito", intentando hacer un juego de palabras con el color que identifica al partido de Rivera. La número dos del partido, María Dolores de Cospedal, hizo lo propio arremetiendo contra un partido que  "es la estructura de un señor que antes no tenía nada y que ahora tiene que tenerlo", del mismo modo que el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Luis Ayllón, sentenció que "Ciudadanos es más eslogan que partido".

PP: "Ciudadanos es más eslogan que partido"

Luego fue la propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien arremetió contra uno de los ideólogos del programa económico de Ciudadanos: Luis Garicano. Recordó que el economista había pedido el rescate para España mientras Rajoy demostró "que se podía hacer una política económica sin pedir ese rescate, sin someter a los ciudadanos a los rigores de un rescate en temas de pensiones o funcionarios públicos, prestaciones por desempleo...", mitineó desde la tribuna desde la que ofrece la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Otra de las tácticas para rebajar a sus rivales fue la de equipararles con los "populistas" de Podemos. La presidenta del PP en Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho, criticó el "oportunismo" del "Podemos de derechas", mientras que la candidata a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, alabó al "Podemos bueno".

Ahora, la promesa de Alonso de devolver a los inmigrantes              -aunque sea sólo parcialmente- su derecho a la sanidad pública, universal y gratuita incide en su estrategia para diferenciarse de su rival. Y es que en Ciudadanos apuestan, como en el PP antes de
su rectificación, por que los sin papeles sólo puedan acceder
"a una asistencia sanitaria de urgencias o un servicio básico de atención social".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias