El PSOE afronta la moción de censura de Vox como un balón de oxígeno mientras UP y sus aliados valoran no participar
Los socialistas creen que es una oportunidad para coger impulso y exhibir su plan de país frente a una derecha que "no tiene proyecto". UP y el bloque de la investidura barajan minimizar sus intervenciones y califican la moción de "esperpento".
Madrid-Actualizado a
La moción de censura de Vox pondrá un escenario en el Congreso de los Diputados pero no todos los grupos están de acuerdo en qué obra se quiere representar. La formación de ultraderecha registró este lunes su iniciativa, que tendrá como candidato al economista y exdirigente del PCE, de 89 años, Ramón Tamames.
Todos los partidos coinciden en respetar una herramienta parlamentaria que recoge la legislación y que ha sido utilizada en otras ocasiones (Pedro Sánchez obtuvo su primera Presidencia del Gobierno tras obtener los apoyos suficientes en una moción de censura contra Rajoy), pero el Gobierno y sus socios no están de acuerdo en cómo afrontarla.
En la actualidad hay, en resumen, dos grupos que difieren respecto a la estrategia a seguir los días en los que se celebre el debate parlamentario de la moción. Por un lado, el PSOE aboga abiertamente por encararlo con normalidad, participar activamente y afrontarlo con "la máxima seriedad y el máximo rigor", como expresó este lunes su portavoz y ministra de Educación, Pilar Alegría.
Unidas Podemos y algunas formaciones del denominado bloque de la investidura, sin embargo, tienen dudas acerca de su participación en el debate e, incluso, estarían estudiando la posibilidad de minimizar sus intervenciones con el objetivo de vaciar de contenido la segunda moción de censura que presenta Vox en una misma legislatura, que no tiene ninguna posibilidad de salir adelante.
Las diferencias estratégicas tendrían su base en las posibilidades que cada grupo ve en el debate parlamentario. Para los de Pedro Sánchez, se trata de una oportunidad para coger impulso, tomar oxígeno y sacar músculo a través de la confrontación entre el proyecto de país que defiende el Gobierno y la falta del mismo que, a su juicio, tienen la derecha y la ultraderecha. "El PSOE se va a sentar a debatir y tendrá la oportunidad, con toda la seriedad, de explicar lo que estamos haciendo, las propuestas que estamos poniendo en marcha y las medidas que vamos a seguir defendiendo a lo largo de la legislatura, porque tenemos, desde luego, un plan de país", defendió este lunes Alegría.
Los plazos para tramitar la moción y la fecha del debate es una prerrogativa de la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, siempre dentro de unos límites estipulados por el Reglamento de la Cámara Baja. La sesión plenaria tendría lugar, por lo tanto, en la fecha escogida por el PSOE, en un momento en el que las encuestas proyectan la ventaja del bloque de la derecha sobre las izquierdas y en el que muchos estudios dan a Feijóo y a Abascal la posibilidad de formar Gobierno; a las puertas, además, de unas elecciones municipales y autonómicas y en el mismo año que unas generales.
Los 82 segundos de Aitor Esteban en la moción de 2020
También se celebraría tras un reciente choque entre los socios del Ejecutivo (PSOE y Unidas Podemos) a cuenta de la ley del solo sí es sí (probablemente en las semanas posteriores, si no en la inmediatamente posterior), ya que el día siete de marzo tendrá lugar un debate en el Congreso sobre la reforma de esta norma y, a día de hoy, el acuerdo entre ambas partes parece muy complicado.
Unidas Podemos y otras formaciones, como ERC, no hacen esta misma lectura ni ven las mismas "ventajas" que los socialistas en la moción de censura de Vox. Desde estos grupos se traslada en los últimos días la misma idea que se trasladó cuando Santiago Abascal registró su primera moción de la legislatura, en octubre de 2020: el intento de impugnación y desgaste de la ultraderecha en realidad no va dirigido contra el Gobierno de coalición, sino contra el PP; por lo que se trata de una batalla por marcar posiciones en el seno del bloque conservador.
En esta ocasión, los grupos del bloque de la investidura y Unidas Podemos no solo hacen este análisis, sino que estudian fórmulas para tratar de vaciar de contenido y aislar el debate propuesto por la ultraderecha. En la última moción de los de Abascal, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, despachó el debate en 82 segundos (tenía 29 minutos en el reparto de tiempos) en los que defendió que "el PNV no contribuirá a dar protagonismo a esta patochada", una actuación que podría servir como precedente, entre otras posibilidades, de la estrategia que finalmente vayan a seguir estos grupos.
Se podría dar, por tanto, la posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el candidato de la moción, Ramón Tamames; el líder de Vox, Santiago Abascal; la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra; y la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, protagonizaran en exclusiva el debate ante la eventual no concurrencia del resto de grupos. Es decir, un escenario a disposición de una batalla entre Sánchez y el bloque de la derecha.
Se baraja acortar las intervenciones o intervenir desde el escaño, sin subir a la tribuna
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dejó claro este lunes que el PSOE no se sumaría al intento de arrinconar el debate planteado por la ultraderecha: "Asumimos la moción con la máxima seriedad y con la atención que merece. La política útil significa tomarse en serio la moción de censura presentada. No hacerle el juego a la antipolítica supone darle seriedad a esta moción", dijo.
En todo caso, fuentes parlamentarias de estos grupos admiten que si los socialistas tienen decidido intervenir y tomarse en serio el debate, va a ser complicado encontrar una forma de desmarcarse. Se descarta casi por completo ausentarse del Pleno y no participar de ninguna manera, y lo que se estaría estudiando es, precisamente, fórmulas como acortar las intervenciones o intervenir desde el escaño, sin subir a la tribuna.
En el caso de Unidas Podemos, además, son conscientes de que Vox podría atacar el contenido de muchas de sus leyes estrella, como la ley trans, la reforma laboral o la propia ley del solo sí es sí, y no todos los partidos del espacio confederal tienen claro que lo mejor sea vaciar de contenido el debate, aunque todos coinciden en que se trata de un "esperpento y un sinsentido que no aporta nada".
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