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Teresa Rodríguez deja el escaño y compatibilizará la portavocía de Adelante Andalucía con la docencia

La dirigente de izquierdas y andalucista anuncia en un vídeo que se va del Parlamento andaluz, después de ocho años en la política institucional: "No dejo la política porque la política no es el Parlamento. Todo lo que importa es el activismo y la militancia".

Teresa Rodríguez, en Cádiz.
Teresa Rodríguez, en Cádiz. Laura León

Teresa Rodríguez, portavoz de Adelante Andalucía, ha anunciado este lunes a través de un vídeo lanzado en su cuenta de Twitter que deja el Parlamento de Andalucía. Después de ocho años en la política institucional (entró como eurodiputada del primer Podemos en el año 2014, luego pasó en 2015 al Parlamento de Andalucía), Rodríguez se irá, como prometió, al instituto público de la localidad gaditana de Puerto Real en el que tiene un puesto como profesora de Lengua y Literatura.

"No dejo la política porque la política no es el Parlamento. Estaré [en el instituto] con la sensación de haber cumplido con mi palabra. La coherencia, la idea de que podemos gustar más o menos, pero se puede confiar en nosotras cuando nos comprometemos con algo. Hay relevo y vaya relevo. La gente de Adelante somos gente de principios, somos gente de fiar", afirma Rodríguez en su vídeo.

Desde su puesto de trabajo –"estaré en mi instituto tomando de nuevo tierra"–, ejercerá la portavocía de Adelante Andalucía, el partido de izquierdas, soberanista andaluz, que tiene dos diputados en el Parlamento autonómico y que creó después de dejar la dirección de Podemos en Andalucía y de su traumática expulsión del grupo parlamentario que compartía con IU. El plan de Rodríguez, según las fuentes de Adelante consultadas, es asistir esta semana al Pleno de presupuestos y después dejar el escaño, que pasará a ocupar el siguiente en la lista de Adelante por Cádiz, el también profesor de Secundaria y exdiputado –fue expulsado junto a Rodríguez– José Ignacio García.

Activismo y militancia

En el vídeo, Rodríguez rompe una lanza por la política desde abajo, desde la calle, que tiene, a su juicio, más valor que la institucional: "Todo lo que importa es el activismo y la militancia": "Os pido que seáis algo más que un individuo que vota y se enfrenta a su cotidiana fatiga personal, porque solo nos salvamos juntas", afirma.

"Mucha gente antes se dejó la vida por defender la simple idea de que la felicidad colectiva está por encima de la avaricia de unos pocos. ¿Quiénes somos nosotras para en nombre de esos mismos valores dedicarnos a vivir cómodamente en un escaño?", se pregunta.

"Se puede –analiza Rodríguez– hacer política sin cambiar de barrio. Nosotras habitamos nuestros actos cada día de una moral diferente. Las instituciones del Estado son una burbuja de privilegios económicos y simbólicos. Pisar moqueta es un acto que te cambia necesariamente. De repente, ya no eres la compañera o la vecina de nadie, sino su señoría, te hablan de usted y te sirven el agua antes de que la pidas".

"De repente –añade Rodríguez– los dolores cotidianos de tu pueblo son un apunte en una libreta, te descubres ensayando un tono para la tribuna como quien ensaya un orgasmo, te da coraje que no te reconozcan el sacrificio, que digan todos iguales y casi te sientes más solidaria con el poder que con tus paisanos y estás a un paso de afiliarte al sindicato de la clase política. No, no, no, no, no".

Remacha la dirigente de Adelante: "Dejo el escaño convencida de que cuando las clases populares, conquistamos las victorias que importan, [estas] fueron hermosamente anónimas: las jornadas de ocho horas, el derecho al descanso, a las vacaciones, a la sanidad, a la educación, el 4D, el 15M, las huellas feministas…"

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