TVE se convierte en el enemigo a batir de las derechas: la agenda ya no la marcan Atresmedia o Mediaset
La 1 ha superado los dos dígitos en sus emisiones durante la última semana de septiembre. La media de este mes es del 12,2, a solo un punto de Antena 3. Los informativos han sido segunda opción en todas sus ediciones y los programas de actualidad han liderado sus respectivas franjas.
Las críticas desde la prensa conservadora y los partidos de derechas son cada vez más habituales. “Estamos ocupando un espacio de interpretación de la actualidad que antes no ocupábamos. Y eso molesta", señalan desde la cadena pública.

Madrid--Actualizado a
El "brazo político" del Gobierno. "Telepedro". La cadena "del régimen". El "servicio plurinacional de prensa y propaganda". Y el "ministerio número 23". La lista de calificativos es infinita. El destino es siempre el mismo: RTVE. Las críticas contra la televisión pública se han intensificado en los últimos meses. El origen suele estar en la parte derecha de la pantalla. PP y Vox. El Mundo y ABC. Feijóo y Abascal. Mariló Montero y Ana Rosa Quintana. "Lo que pasa es que estamos ocupando un espacio de interpretación de la actualidad que antes no ocupábamos. Y eso molesta", señalan desde la corporación en una llamada con Público. El aumento de las críticas coincide además con un "arranque histórico" de temporada para La 1, "el mejor de la última década", matizan las mismas fuentes.
El consumo de televisión ha caído en picado. Esto no es ninguna novedad. Los formatos tradicionales han perdido gancho. RTVE atraviesa –aún así– su cenit particular. La 1 superó los dos dígitos en todas sus emisiones durante la última semana de septiembre, igual que en lo que va de octubre. La audiencia media del mes para La 1 era hasta el viernes del 12,2, a solo un punto de Antena 3. Los informativos han sido segunda opción en todas sus ediciones. La Hora de La 1, Mañaneros 360 y Directo al Grano han liderado en sus respectivas franjas. El espacio conducido por Javier Ruiz y Adela González obtuvo este viernes un 17,7%, récord de temporada. Malas Lenguas, que se emite en La 2, logró el jueves su tercer mejor registro, un 12,4%. Directo al grano se hizo el martes con un 12,7%, su segundo mejor resultado. Mientras que el programa que dirige Silvia Intxaurrondo sigue intratable: un 21% el viernes. Los informativos siguen también al alza: la primera edición del Telediario sumó este viernes un 17,8%. “Estamos especialmente satisfechos porque las audiencias medias mensuales han subido tres puntos y medio en menos de tres años. El salto cualitativo es considerable. Estamos peleando por el primer puesto, cuando históricamente teníamos asignado el tercero", insisten desde Prado del Rey.
La subida con respecto al año pasado es reveladora. El 30 de septiembre de 2024, La 1 firmó un 10,9% de share. El mismo día de este año, alcanzó un 12,2%. No solo la primera cadena del ente público está de celebración. La 2 también pasa por uno de sus mejores momentos. La audiencia media se ha mantenido en torno al 3% en los tres últimos veranos. "RTVE ha entendido que los seres humanos cada vez buscamos más formatos que nos interpelen a nivel emocional. Las partidas se ganan o se pierden adaptando los canales tradicionales a estos nuevos formatos. Y es lo que ha hecho RTVE. Las buenas audiencias están demostrando el éxito de su estrategia", desliza Toni Aira, profesor de Comunicación política y autor del libro Mitólogos: el arte de seducir a las masas (Debate).
Esta es una máxima que comparten todas las fuentes consultadas por este diario. "RTVE ha hecho una apuesta por renovarse para no morir. Lo ha conseguido fundamentalmente a través de los reclamos que generan sus programas en redes sociales, sobre todo en Instagram y TikTok, donde logran conectar con un público joven y abrir un poco el foco. La televisión ahora no solo se consume en directo", precisa Nerea Cuenca Orellana, profesora de comunicación audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos. "La cadena pública está mejorando sus datos de audiencia gracias a la decadencia Mediaset, pero también al hecho de haber construido una suerte de parrilla marcada por la política. La agenda [mediática] se ha pluralizado. La izquierda tiene ahora más margen de maniobra para introducir sus temas en el debate", añade el politólogo Pablo Simón. ¿Por qué está la oposición revolucionada con el buen rumbo de RTVE? ¿Lo que realmente incomoda son los programas y tertulianos o su éxito? ¿Qué impacto puede tener en la opinión pública este trasvase de audiencias? ¿Y cómo puede afectar en términos electorales?
Las críticas de Feijóo, Aznar, Ayuso y Abascal
RTVE se ha convertido en un blanco fácil y habitual para los partidos de derechas. Y también para la prensa conservadora. Lo llaman Telepedro: el tono extremo de la nueva RTVE. Es el titular de un artículo publicado hace dos semanas en ABC. El texto iba acompañado de una ilustración con las caras de varias tertulianas y colaboradoras de la cadena pública. Y ocupó un lugar protagonista en la portada de la edición impresa. "Los espectadores de RTVE son invitados cada tarde, además de ver un programa, a asistir a un show político donde hay tertulia, sí, pero también insultos, reproches y ataques, víctimas y verdugos (...). Y sin pagar entrada", reza la publicación. La autora se refiere a la cadena pública como el "brazo político" del Gobierno y asegura que "está al servicio de un interés informativo". Le dedica además casi tres párrafos a cuestionar las actitudes y aptitudes de la analista política Sarah Santaolalla.
El Mundo publicó un editorial con un enfoque similar dos días después de la columna de ABC. El título tampoco dejaba lugar a dudas: El coste de colonizar TVE. "La instrumentalización de RTVE por parte del Gobierno está saliendo más cara de lo que se preveía", arranca la cabecera. "La obsesión del Gobierno por controlar la cadena pública ha impulsado formatos de infoentretenimiento dedicados a amplificar el discurso oficial", continúa. Las referencias al dinero público son habituales en todos los ataques de la prensa conservadora. Y también en los que llegan desde el panorama político. "Las derechas aprovechan que en el imaginario popular está la idea de que RTVE se financia con nuestros impuestos, hablan de la tele de todos desde un punto de vista crítico. Y claro que es de todos, por eso tiene que ser diversa, no solo es de hombres blancos y conservadores", responde la profesora Nerea Cuenca Orellana.
Ana Rosa Quintana también ha reclamado su cuota en el debate. La presentadora –superada ahora en audiencias por Silvia Intxaurrondo– ha llegado a decir que "TVE es una cadena más presidencial que plural" y presume de tener en sus tertulias a "periodistas de todas las ideologías", como si en el resto de los programas no fuera así. La Hora de La 1, Mañaneros 360, Malas Lenguas o Directo al Grano tienen normalmente a cuatro o cinco colaboradores: la mitad progresistas y la otra mitad, conservadores. Andrea Levy, José Manuel García-Margallo y Pedro J. Ramírez, entre otros, intervienen habitualmente en estos programas. "El problema que tienen las derechas es que no contaban con una televisión pública competitiva y con un marco mental diferente al impuesto. Esto es lo que verdaderamente las revuelve", recalca Toni Aira.
Los líderes políticos tampoco se han quedado callados. Feijóo habló abiertamente de "contratos millonarios" del ente público con "productoras" externas para "controlar" el relato. "Me comprometo a no interferir en los medios de comunicación ni a fichar a personas que lo único que hacen es criticar a la oposición", continuó el dirigente popular. La Televisión de Galicia (TVG) lleva casi cuatrocientas semanas de protestas con los llamados venres negros, denunciando el "desmantelamiento" de un servicio público fundamental. "Las prácticas de manipulación informativa y la represión han ido in crescendo desde que llegó Feijóo en 2009", denunciaban los trabajadores de la corporación en este artículo de Público. Es la misma lucha que tienen en pie las plantillas de Telemadrid o Canal Sur. Isabel Díaz Ayuso, sin embargo, también ha preferido ignorar las reivindicaciones de los empleados de la televisión autonómica y centrarse en RTVE, "la prensa del régimen", una cadena "al más puro estilo chavista".
FAES, la fundación que dirige el expresidente José María Aznar, ha emitido un comunicado reciente en el que hablaba del ente público como "un servicio plurinacional de prensa y propaganda". Y Almeida se ha referido a la corporación como el "ministerio número 23". Las críticas más duras y menos veladas posiblemente lleguen desde la bancada de Vox. Santiago Abascal no oculta sus intenciones de remodelar la parrilla y los rostros de la cadena pública en caso de que su partido consiga llegar a la Moncloa. Lo hace mientras critica el supuesto "control" que ejerce actualmente el Ejecutivo. "Cuando nosotros gobernemos no habrá Malas Lenguas, ni en TVE, ni en el Gobierno", aseguró durante una intervención el pasado mes de julio, haciendo referencia al programa que presenta Jesús Cintora en La 1 y La 2.
La intervención más contundente fue sin duda la de Javier Mariscal, también diputado de la extrema derecha. La pronunció durante la Comisión Mixta de Control en el Congreso y ante el presidente de RTVE, José Pablo López. "Los españoles están hartos de ver la sonrisa que se dibuja en las caras de Javier Ruiz, Jesús Cintora, Silvia Intxaurrondo, Buenafuente y otros tantos, sonríen porque se están llenando los bolsillos mientras insultan, manipulan y mienten a los españoles. (...) Pero el que ríe el último, ríe mejor. Y el último que va a reír va a ser el pueblo español. Lo hará cuando Vox llegue a Radio Televisión Española y despida (...) a todos los citados anteriormente", desveló. Mariscal también compartió sus dudas sobre cómo entrar en los estudios de Prado del Rey: si con "motosierra" o con "lanzallamas".
La pérdida de la hegemonía mediática
Las fuentes consultadas por Público tienen claros los motivos por los que la derecha y la extrema derecha ponen el grito en el cielo con RTVE. Y coinciden al señalar los buenos datos de audiencia. "Si los formatos no funcionaran, no habría críticas tan marcadas, por mucho que los temas tratados fueran los mismos", expone Nerea Cuenca Orellana. La profesora de Comunicación audiovisual recuerda que "los medios públicos tienen la obligación de formar, informar y entretener, pero sobre todo de formar". Y esto es lo que, en su opinión, preocupa especialmente a la oposición, "acostumbrada" hasta hace no mucho a "llevarnos por un determinado camino". Las grandes cadenas privadas han encontrado ahora un competidor en el ente público, es decir, "han perdido el control". La balanza deja de estar inclinada hacia el lado derecho.
"La televisión pública ha decidido dar una batalla que también es ideológica y cultural, una batalla que no solo se da en los parlamentos, también en las pantallas. El éxito de esta estrategia es lo que motiva las críticas de las derechas", relata Toni Aira. RTVE ha confirmado a este diario que la idea de la actual dirección es construir una cadena "incisiva" y "no blanda", "ocupar un espacio de interpretación de la actualidad" que antes prácticamente "no existía". ¿Y qué impacto puede tener esto en términos electorales? Es precisamente en este punto en el que Pablo Simón pide "prudencia". El politólogo considera que "es pronto" para hacer una conexión entre las buenas audiencias de la cadena pública y los resultados de unos futuros comicios. "El cambio de agenda siempre beneficia a quien no tenía el control de la misma, en este caso, al Gobierno. La izquierda tiene ahora más margen de maniobra para introducir sus temas y entrar mejor en el debate. El proceso, no obstante, será progresivo. No podemos hablar aún de cómo puede afectar este cambio de paradigma al voto".

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