Este artículo se publicó hace 2 años.
El cambio de la terminal de cruceros del Puerto de València alarma al vecindario del barrio marinero
El Defensor del Pueblo admite a trámite la queja de la asociación de vecinos de Natzaret reclamando una nueva Declaración de Impacto Ambiental que avale el traslado.
Joan Canela
València-Actualizado a
Hace una semana los medios locales destacaban que el crucero más grande del mundo, el Wonder of the Seas, había atracado en València. Se publicaron profusamente las espectaculares imágenes de esta ciudad flotante, de 362 metros de largo y 237.000 toneladas de peso, que transportaba 4.000 pasajeros y 2.300 tripulantes. A diferencia de Palma, donde la llegada del Wonder of the Seas generó polémica e, incluso, protestas ciudadanas, por la columna de humo negro con la cual obsequió la ciudad, en València no pasó de ser una anécdota.
A quien no les pasó tan desapercibida la presencia del macrocrucero, junto con los otros tres con que coincidió el mismo fin de semana, fue a los vecinos del barrio de Natzaret, el más próximo al puerto. "Había cuatro macrocruceros al mismo tiempo y, claro, esto se nota en el aire que respiramos", explica a Público, Juli Moltó, presidente de la asociación de vecinos del barrio. Natzaret, junto con la zona de La Punta y la pedanía de Pinedo, son las zonas más afectadas por la contaminación proveniente de los barcos. Según cálculos de la plataforma València per l'Aire, hasta el 50% de los gases contaminantes que se respiran en estos barrios provienen de la actividad portuaria, tanto por los barcos –cruceros, ferrys y mercancías- como por la movilidad inducida por este tráfico, como los miles de camiones de mercancías que diariamente entran y salen del puerto.
Ahora, además, la situación puede empeorar. Si la Autoridad Portuaria de València finalmente lleva a término sus planes de ampliación hacia el norte, la terminal de cruceros se vería trasladada y pasaría de estar a dos kilómetros de Natzaret a escasos 300 metros. "Ahora, según cómo sopla el viento, ya notas al respirar la presencia de los ferrys que van a las Baleares. Si además se van a sumar los cruceros... –continúa Moltó-. Y ni siquiera hay ninguna previsión de limitar la concentración. En Palma han decidido que no puede haber más de tres cruceros al mismo tiempo y solo uno puede ser macro. Aquí teníamos cuatro enormes en un mismo fin de semana, con todo lo que supone en movilidad, humos, etc".
Desde la Asociación de Vecinos reclaman una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que avale la decisión de la Autoridad Portuaria, mientras que esta alega que la DIA hecha en 2007, para el primer proyecto de ampliación norte de la infraestructura es "completamente válida". "En 2007 no estaba previsto el traslado de la terminal, así que no entiendo como puede valer la misma DIA", alega Moltó.
Tanto Puertos del Estado como el Ministerio de Transición Ecológica no lo ven igual y han dado total libertad a la Autoridad Portuaria de València para decidir si aquella DIA es válida o no. El vecindario ha recurrido a otras instancias, como los tribunales o el Defensor del Pueblo, que esta semana aceptaba a trámite su queja. En plena ofensiva, el viernes 13, la Comisión Ciutat-Port, de la cual forma parte la AVV de Nazaret, presentaba una nueva demanda reclamando al ministerio de Transición Ecológica que suspenda todos los actos administrativos que puedan hacer avanzar la ampliación del puerto o el traslado de la terminal de cruceros hasta que los tribunales no decidan sobre su legalidad.
Contaminación creciente
Según un estudio del lobby ambientalista europeo Transporte & Environment, un solo crucero emite el equivalente en óxidos de azufre –un gas cancerígeno y responsable de la lluvia ácida- de 25 millones de coches. El motivo es que el fuel que utilizan los barcos es de menos calidad que los de los vehículos terrestres. Solo el último trimestre de 2021, llegaron a València 41 cruceros.
Aun así, José Manuel Felisi, de la plataforma València por los aires matiza el impacto de estos gases: "Los tubos de escape de coches y camiones están a la altura de la gente y, lógicamente, afectan de forma mucho más directa, mientras que el humo de los barcos siempre queda más disperso". Los estudios de la asociación –que cuenta con su propia red de medidores de calidad del aire- demuestran que hasta un 70% de las partículas contaminantes de València provienen de la movilidad privada, mientras que un 11% tiene origen en el tráfico marítimo. Ahora, mientras que la contaminación de los coches se ha reducido un 7% en los últimos años, si el puerto consuma la ampliación y cumple los pronósticos de incremento de tráfico, desde València per l'Aire auguran que su impacto podría superar el 15% de la contaminación total.
Desde la Autoridad Portuaria se repite que "el puerto de València supera todos los estándares de impacto ambiental". Además tienen en proyecto "la electrificación total con energías renovables, para que los barcos puedan apagar los motores mientras están atracados".
Para Felisi, el impacto de proyectos como estos son limitados, puesto que "no todos los barcos están preparados para conectarse en la red eléctrica y además, esto tampoco evitaría los humos de la entrada y salida del puerto". Para este ingeniero, la pregunta que habría que hacerse es: "¿Lo que aportan los cruceros en València es más que lo que restan? Y entre lo que restan hay que contar, por supuesto, las emisiones de gases contaminantes". Un debate que los colectivos ecologistas hace tiempos que reclaman, pero que hasta ahora, ni el puerto ni los operadores turísticos han querido afrontar.
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