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Reproducción asistida La pandemia propicia los tratamientos privados de fertilidad

Parejas que aguardaban su turno en las listas de espera y con poco tiempo recurren a la sanidad privada ante la incertidumbre en la pública.

Un técnico controla un proceso de fertilización in vitro utilizando un microscopio. / Bezikus - Archivo
Un técnico controla un proceso de fertilización in vitro utilizando un microscopio. ​. Bezikus / Archivo

Joana Costa

Los efectos de la pandemia se han dejado sentir en todos los ámbitos, también entre quienes esperaban su turno en una lista de espera para ser madres o padres este 2020. El colapso de los hospitales paralizó por completo los tratamientos de reproducción asistida y ha generado una demora importante en unas listas de espera públicas en las que muchas de las parejas inscritas, habitualmente mayores de 35 años, restan con terror las semanas que les quedan para quedar expulsadas o suman con incertidumbre nuevos plazos añadidos a su ya de por sí larga espera.

Este es el caso de Catalunya, donde a falta de datos actualizados tras contactar sin éxito con la Generalitat, las últimas cifras disponibles señalan que hace dos años había 3.200 mujeres esperando recibir un tratamiento de fecundación in vitro (FIV) –la lista se había incrementado un 14% en tres años–, mientras que aquella sanidad pública prepandemia llegó a realizar hasta 914 tratamientos.

"Los laboratorios de FIV están en los hospitales y las transferencias embrionarias se hacen en sus quirófanos, así que el paréntesis era inevitable"

¿Cuántos se habrán podido culminar este 2020 con los tres meses del estado de alarma y una segunda ola que ha cerrado quirófanos? El dato no será ciencia cierta hasta que se cierre el año, pero muchas de las pacientes que esperaban en aquellas listas lo tienen claro. Desde la Asociación Red Infértiles, su presidenta, Helena Fernández, recuerda que hubo un cierre en casi todas las áreas, también la de reproducción asistida. "Los laboratorios de FIV están en los hospitales y las transferencias embrionarias se hacen en sus quirófanos, así que el paréntesis era inevitable", detalla.

Para ella, el problema ha sido que a ese parón se sumó una reanudación "muy, muy lenta" en algunas comunidades autónomas, lo que ha afectado tanto a los tiempos de las mujeres en tratamiento como a las de la lista de espera. Asimismo, otra de las consecuencias ha sido el volumen de pacientes que han optado por los tratamientos privados al no tener tiempo para esperar en la pública, "sobre todo de aquellas que tienen una baja reserva ovárica o que por edad no pueden esperar más".

De hecho, al finalizar el estado de alarma la entidad hizo una encuesta entre sus asociadas sobre el estado de su tratamiento, y la fotografía era que el 44% aún no había retomado su tratamiento y una "amplia mayoría" era debido a que se trataba en la Seguridad Social. Y, aunque no tienen datos de una migración concreta de la pública a la privada, Fernández asegura: "Sí, leemos comentarios en nuestras redes sociales a este respecto".

Tiempo de descuento

Si bien el perfil de la paciente que va a la privada no difiere del de la que va a la pública –y de hecho muchas pacientes han pasado por las dos–, "lo que ha sucedido es que quien estaba en el tiempo de descuento ha tenido que cambiar sus planes para poder conseguir su objetivo", afirma Fernández, y añade que en España hay una medicina de calidad que se incluye en el sistema público de salud, pero que "el problema es que los presupuestos no permiten todos los tratamientos y hay muchas restricciones en cuanto a edad, patologías, y condición". Y, más allá de los datos, las parejas infértiles han vivido esta situación con "mucha angustia". "Si de normal la infertilidad se vive desde la incertidumbre y el desasosiego, esta pandemia todavía lo agravó más todo", agrega.

"Es imposible no preguntarse por qué ahora, justo en el momento en el que podrías estar a punto de conseguirlo. ¿Por qué es siempre todo tan difícil?"

"Es imposible no preguntarse por qué ahora, justo en el momento en el que podrías estar a punto de conseguirlo. ¿Por qué es siempre todo tan difícil?", explica. Fernández asegura que la infertilidad es un obstáculo mayúsculo en la vida de una pareja, y su solución, "lejos de un paseo en barca, es una carrera de obstáculos. Si a esto le añadimos una pandemia, apaga y vámonos". Así, el agotamiento de los tiempos de espera ha sido para estas parejas una fuente de "frustración y resignación". Según datos de la encuesta realizada por la entidad, el 17% de las mujeres declararon que la covid había "fulminado por completo" sus posibilidades de ser madres.

Tiempo perdido

No es el caso de Paco Martí y Sofia Carrera, de 37 años, que, después de cinco años buscando tener hijos –incluido un año y medio en la lista–, vieron cómo la llamada para citarles este diciembre en el Hospital Clínic de Barcelona –cuando haría dos años que esperan– se posponía. "Después del confinamiento, llamamos para informarnos sobre cómo había afectado la covid y cuántos meses más tendríamos que esperar para empezar, y nos dijeron que todo era muy incierto, pero que no sería antes del verano de 2021", cuentan, lo que haría que su espera en la lista fuera de, como mínimo, dos años y medio para su primera cita, "solamente contando el efecto de la primera ola".

"Hemos perdido año y medio esperando a que la sanidad pública nos cubriera este tratamiento que hemos acabado pagando"

Sin saber si una fecundación in vitro iba a funcionar, ya que las tasas de parto se sitúan en el 20%, pidieron ayuda a la familia para financiar un tratamiento de más de 7.000 euros, consiguiendo un primer embarazo al margen del sistema público. "Hemos perdido año y medio esperando a que la sanidad pública nos cubriera este tratamiento que hemos acabado pagando", lamenta la pareja, que asegura que este tiempo habrá sido muy valioso en caso de que el embarazo no llegue a término y tengan que emprender un nuevo tratamiento con mayor edad, y por ende más riesgos y menos posibilidades de éxito.

Se dejaron de hacer 14.000 ciclos

Según el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Luis Martínez, durante la pandemia, "obviamente se ha producido un aumento en la espera, pues en los hospitales públicos se paró mucho más tiempo que en las clínicas privadas", ya que se destinaron los recursos –camas, personal y quirófanos– a los pacientes covid. Según explica, esto puede haber motivado a parejas a "buscar otras vías si en su comunidad autónoma todo se ha demorado más por la situación".

Desde la sociedad científica sospechan que durante el cierre de los servicios de fertilidad se dejaron de hacer en total alrededor de 14.000 ciclos, que "afortunadamente, ya se están retomando". Esta cifra representará 4.000 nacimientos menos, lo que Martínez avisa que es una estimación "muy sesgada" porque ahora hay un ritmo muy elevado en las clínicas y puede que finalmente el impacto sea "un poco menor".

El verano ha sido "totalmente anormal en cuanto a la actividad". Si agosto suele ser un mes en el que se hace la puesta a punto de los laboratorios y se cierra durante unos días para poder llevar esta labor a cabo, este año se aprovechó el cierre de la pandemia para hacer estas tareas, "así que las clínicas pudieron trabajar en agosto como un mes más y las pacientes retomaron sus tratamientos de forma más activa a partir de ese mes".

En el terreno de las clínicas privadas, según afirma la clínica Amnios In Vitro Project, la pandemia ha aumentado un 50% los ciclos de reproducción asistida, inseminación artificial (IA), FIV y también la vitrificación de óvulos de mujeres que esperan un mejor momento para ser madres. Desde la clínica privada Institut Marquès, su directora, Marisa López-Teijón, ha destacado que muchas pacientes le han trasladado que el confinamiento les ha constatado todavía más que "echan de menos" un bebé, y que tener tantas horas para pensar en este tema ha hecho aparecer en estas mujeres "mucha ansiedad".

Medio millón de parejas infértiles

La infertilidad afecta a cerca de un millón de parejas en edad reproductiva, mientras que los nacimientos por tratamientos de reproducción suponen ya el 9%, según datos de la SEF. Cada año en España se realizan 149.337 ciclos de FIV y 34.100 de inseminación artificial (IA), y de estos, solo se practican en hospitales públicos entre el 20% y el 25% en un año normal. De hecho, los datos de 2020 aún no están disponibles, ya que los registros se completan con una demora de un año y medio puesto que contienen información sobre la salud del bebé nacido.

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