Así revientan los 'influencers' ultras el trabajo de los periodistas en Torre Pacheco
Vito Quiles, Bertrand Ndongo, David Santos y otros activistas de extrema derecha encuentran la forma de protagonizar la cobertura informativa de los ataques racistas en la localidad murciana.

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Político Polítiquez, que cada uno se imagine a quien más le guste, convoca una rueda de prensa normalita y relativamente ordinaria; ha ocurrido un hecho sin demasiada trascendencia, pongamos que una polémica dialéctica en el Congreso, y decide que sus responsables de prensa avisen a los medios de comunicación de que hará unas declaraciones a las seis y media de la tarde frente a la puerta de los leones.
El aviso se produce por el canal de Telegram del señor Polítiquez, que gestionan sus asesores y es abierto para que cualquier ciudadano, sea o no periodista, pueda ojear las novedades del diputado; en el mensaje se estipula la hora, el lugar exacto, el tema a tratar y, muy importante, si Polítiquez responderá después a preguntas de la prensa o se ceñirá a hacer unas declaraciones frente a las cámaras.
A la hora estipulada Polítiquez se persona frente al Congreso, donde periodistas de todos los medios y líneas editoriales esperan con sus micrófonos, grabadoras y libretas en un semicírculo ordenado para que los compañeros gráficos –los cámaras de televisión y los fotógrafos– puedan grabar y coger recursos sin problema; lo cierto es que hay ciertos piques por conseguir la mejor ubicación en la rueda de prensa, pero nada que sea verdaderamente grave y no se solucione con un par de chistes.
Con la rueda de prensa iniciada, se presenta de repente Agitador Agitárez, un conocido influencer con 100.000 seguidores en redes sociales que se dedica a publicar información sesgadísima –por no decir directamente que falsa– y a grabarse vídeos en el Congreso poniendo morritos.
Mala suerte de periodismo gonzo
Sin venir a cuento, Agitador ordena a su camarógrafo que se metra entre los gráficos mientras él, como si quisiera protagonizar la noticia en una mala suerte de periodismo gonzo, se coloca al lado de Polítiquez e intenta no solo colocar el micro por delante de los de los periodistas, sino también insertarse en el plano y que se le vea en todas las fotos y grabaciones del resto de medios –normalmente, los periodistas que van a este tipo de actos intentan que solo se les vea el brazo y la esponja del micrófono porque comprenden que ellos no son los protagonistas–.
Antes de que Polítiquez termine su declaración, Agitador decide interrumpirle con preguntas capciosas, prácticamente a gritos, con pésima educación y fuera de contexto que no solo perjudican al resto de periodistas, que tienen que ver a un chaval fastidiando su información política, sino también al propio diputado. Encima, es muy probable que el escolta personal de Agitador –sí, tiene escolta– esté dando codazos al resto de periodistas para calentar aún más el ambiente.
Este relato no es ficción ni un ejemplo exagerado de ciertos influencers y youtubers que se enmascaran como periodistas para reventar actos públicos, señalar a verdaderos reporteros o estigmatizar a minorías étnicas, sino la descripción fidedigna de un modus operandi que llevan aplicando con la connivencia de la jefatura de prensa del Congreso desde hace varios años.
Estos días, con los disturbios convocados por la ultraderecha en Torre Pacheco y el enorme interés que han provocado en la prensa, la localidad murciana se ha convertido en el campo de cultivo perfecto al que se han desplazado multitud de estos personajes para hacer lo que mejor saben hacer: protagonizar, mentir y señalar. En el caos es donde mejor se mueven.
Reventar la rueda de prensa de Belarra
Por ejemplo, la mañana del 15 de julio, la diputada Ione Belarra decidió convocar una rueda de prensa a las once y media en la plaza del ayuntamiento pachequero para explicar, junto a Serigne Mbayé y Víctor Ejido, la posición de Podemos ante las cacerías nocturnas de los grupos nazis.
Con la rueda de prensa ya iniciada, se presentaron Vito Quiles, influencer de EDATV, y Bertrand Ndongo, bloguero a sueldo de Periodista Digital, a posicionarse cada uno en un lado contrario de la rueda de prensa y, gracias a la presión de sus escoltas, abrirse paso entre los que estábamos trabajando para así colocarse lo más cerca posible de la diputada.
Antes de que la señora Belarra acabara su declaración, Quiles la interrumpió con una pregunta totalmente fuera de lugar –no se había abierto aún ningún turno de preguntas– que degeneró en una discusión dialéctica que, otra vez, él capitalizó para convertirse en el centro de la noticia. Mientras esto sucedía, Ndongo lo secundaba en el griterío y provocaba un choque directo con Serigne Mbayé que terminaba con un encaramiento y la actuación de los cuerpos de seguridad presentes. El objetivo, protagonizar la rueda de prensa para después dinamitarla, podía darse por cumplido.
Con este tipo de actuaciones, los infuencers ultras no solo buscan perjudicar el trabajo de los periodistas, sino también afilar su propia condición de víctimas y perseguidos en la narrativa gonzo que defienden en sus canales. Por ejemplo, una figura que también juega con estas dinámicas es David Santos, un apenas conocido youtuber que se dedica al mismo juego ultra que los anteriormente citados.
Mentiras
Este personaje se dedicó a hacer directos durante las cacerías y disturbios ultras de Torre Pacheco hasta que el martes por la noche, día con un fuerte despliegue policial, subió una publicación asegurando que la Guardia Civil le había impedido el acceso al municipio –al igual que habría pasado con Daniel Esteve, líder de Desokupa, y Vito Quiles–.
Con este vídeo, Santos pretendía colocarse no solo como centro de la noticia, sino también como diana de una supuesta conspiración protagonizada por Marlaska, la cúpula policial o quién sabe si el mismo Pedro Sánchez. Sin embargo, como es habitual en sus publicaciones, esta vez también mintió: fuentes del operativo de la Guardia Civil en Torre Pacheco han confirmado a este periódico que David Santos no fue expulsado del pueblo, sino advertido de que la población magrebí le había señalado en redes sociales. Pero la verdad aquí tampoco importa, pues sus seguidores ya le han comprado íntegro el marco narrativo.
La insistencia por colocarse en el centro de la noticia no es aislada, sino que viene acompañada de un claro objetivo: denostar a quienes tienen la información como oficio; erigirse como nuevos ídolos para perjudicar al resto y así colocar su relato ultra.
El martes por la noche, también en Torre Pacheco, Esther Yañez se encontraba haciendo su trabajo para el Malas Lenguas de TVE cuando la escasa turba de concentrados contra la inmigración se cebó contra ella: entre empujones y amenazas, fue arrastrada por las calles durante más de seis minutos hasta que la Guardia Civil se dignó por fin a intervenir.
Acoso a periodistas
En esta situación, uno de los instigadores que se encontraban en medio era Rescue You, un youtuber solo conocido en los círculos con mayor disonancia cognitiva que, durante toda esta tarde de señalamientos, gritos, empujones y lanzamientos de objetos contra los reporteros y sus equipos, se dedicó a situarse justo frente a las víctimas, con su móvil en riguroso directo, para increparla ante su audiencia. De hecho, fue muy significativo que al acabar su intervención una reportera de La Sexta, también muy increpada, se colocara ante los manifestantes y, jaleándose, comenzara a gritar que él era un informador de verdad que no cobraba dinero y transmitía información veraz. Así, varios minutos.
El objetivo de todos estos influencers no es uno, sino que son varios; todas sus acciones se enredan en una enorme madeja de intereses donde se puede encontrar idealismo por la causa política ultra, pero también narcisismo pseudogonzo y muchas, muchas ganas de ganar dinero. Al final, todo va de dinero y pasta.


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