Público
Público

Violencia de género en 2021: Disminuyen los feminicidios y se duplican los asesinatos de menores

Siete niños y niñas han sido asesinados durante 2021 a manos de sus padres o las parejas de sus madres, una cifra duplica a la registrada a la de 2019 y 2020. Los expertos afirman que la pandemia mantiene el número de feminicidios por debajo de la media pero niegan un descenso de la violencia de género.

Un mujer con un cartel en el que se lee: Violencia vicaria, participa en una concentración feminista en Tenerife.
Un mujer con un cartel en el que se lee: Violencia vicaria, participa en una concentración feminista en Tenerife. Europa Press

El que acaba de terminar no ha sido un año normal. Tampoco en el caso de la violencia de género. El ejercicio acabó con 43 mujeres asesinadas por esta violencia y aún existen otros tres casos que están bajo investigación. Pero incluso si estos últimos se confirman como asesinatos por violencia de género, se trataría de la cifra más baja desde el año 2003, cuando se comenzaron recopilar estos datos. Ya el año pasado, las 47 mujeres asesinadas marcaron un mínimo en serie histórica.

Estas datos, sin embargo, contrastan con un incremento de los asesinatos de niños y niñas por este tipo de violencia. A lo largo de los 365 días de 2021, el número de menores asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres se ha más que duplicado con respecto a los dos años anteriores.

Si en 2019 y 2020 se contabilizaron en cada uno tres menores asesinados, esta cifra se incrementó hasta los siete en 2021, después de que la Delegación del Gobierno contra la violencia de género confirmara este lunes que la niña asesinada por su padre en el barrio de Lavapiés de Madrid el pasado día 30 de diciembre fue un caso de violencia vicaria.

Sólo en 2017 se superó esta cifra, cuando ocho menores fueron asesinados por violencia de género. Desde 2013, en que se comenzó a recopilar los datos de asesinatos de menores, un total de 46 han ha muerto a manos de sus padres o las parejas de sus madres.

Una violencia de control

Entender la violencia de género, advierten diversos expertos, no se puede hacer comparando datos interanuales, sino que se precisa entender esta violencia, su contesto social y analizarla en períodos más amplios de tiempo. "La pandemia y el confinamiento tuvieron un impacto inmediato en los homicidios de las mujeres que, tal como habíamos advertido, se redujeron. Pero esto no supuso una disminución de la violencia de género, sino que por el contrario, ésta probablemente se incrementó", afirma a Público Miguel Lorente, médico forense y exdelegado de violencia de género.

Este experto recalca que el objetivo de la violencia de género no es el de matar, sino el de controlar y dominar a las mujeres y que las agresiones más graves y el homicidio se producen, precisamente, cuando los agresores creen o perciben que pierden el control de su pareja. "Si el confinamiento, la pérdida de movilidad, la crisis económica y social derivada de la pandemia facilita ese control y disminuye las alternativas de que las mujeres puedan salir, el agresor no necesita utilizar la violencia como modo de control. Esto lo vimos el año pasado de forma clara cuando el confinamiento, en el que los asesinatos disminuyeron pero las llamadas al 016 se incrementaron. Este año hemos visto cómo cuando se levantó el estado de alarma se dispararon los asesinatos en mayo y junio como consecuencia de esa acumulación de riesgos. Entonces la percepción de los agresores fue que ellas tenían alternativas y escapaban a su control, lo que disparó la violencia más extrema", añade Lorente.

Debido a este estallido, que se cobro la vida de 12 mujeres y una niña en el plazo de un mes, el Ministerio de Igualad puso en marcha diversas medidas de modernización de protocolos y acciones para entender los fallos del sistema de protección hacia las mujeres y los niños inmersos en la violencia de género. También se impulsó un acuerdo parlamentario para blindar y hacer permanente el pacto de Estado contra la violencia machista, que se firmó entre con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, excepto Vox, el pasado 25 de noviembre.

"Lo que sí podemos decir es que la situación ha continuado, así que el impacto de la pandemia sigue presente en la forma en la que se desarrolla la violencia de género", advierte Lorente.

La violencia vicaria, o cómo continuar el control

A lo largo de 2021 el término violencia vicaria ha estado como nunca antes en el debate público. Se trata de la violencia de género que se ejerce sobre otros, especialmente sobre los hijos, para hacer un mayor daño a la pareja o expareja. El documental de Rocio Carrazco denunciando en un programa de televisión de máxima audiencia la violencia que sufrió a traves de sus hijos, así como el asesinato de las niñas Anna y Olivia a manos de su padre en Tenerife, impulsaron este término que hasta ese momento no era ampliamente conocido.  

La violencia vicaria es la violencia de género que se ejerce sobre los menores, pero sigue siendo una violencia de control, afirman los expertos. No se trata de una violencia nueva ni que se pueda disociar de la violencia de género. "Una característica de la violencia de género, desde que se definió, es que se trata de una violencia extendida, que se amplía sobre otras personas distintas de las mujeres para conseguir el control, de dominio o la amenaza", remarca Lorente.

Una afirmación con la que coincide la psicóloga experta en violencia de género Marisol Rojas Fernández. "Lo llamamos violencia vicaria porque siempre viene de una violencia de género, aunque ésta no se haya denunciado", afirma. Y explica que el patrón siempre es el mismo: situaciones en las que se ha producido una separación o un divorcio reciente, en la que existía violencia aunque ésta no se haya denunciado. En muchos de estos casos el acceso y el control del agresor hacia la mujer acaba, bien por la distancia tras la separación o por que exista algún tipo de orden de alejamiento, por lo que los agresores aprovechan las visitas que tiene con los hijos para maltratarlos y hacer daño a la madre.

"Al final cuando ven que no pueden controlar a su mujer, lo dan todo por perdido de alguna manera y tienen que hacerle pagar este daño, llegando al extremo de asesinar a los propios hijos", afirma Rojas Fernández. "Se trata de ir un escalón más allá en la intensidad de la violencia". 

Para llegar a este punto, añade esta psicóloga, "el maltratador tiene que llegar a de ver a los hijos de forma deshumanizada, como objetos, no como personas, sino como instrumentos para seguir haciendo daño, hasta el punto de en ocasiones llegan a asesinarlos".  Pero incluso, sin llegar a este extremo, muchas mujeres sufren esta forma reforzada de violencia de género, mucho más cruel y dolorosa que los golpes o el maltrato psicológico. 

La mayoría de las víctimas no denuncian, se separan

En 2021, apenas el 21% de las víctimas de violencia de género habían presentado una denuncia, un porcentaje que se mantiene casi sin variaciones. lo largo de los últimos 15 años. Según datos de la Macroencuesta sobre violencia de género realizada por el Ministerio de Igualdad en 2019, más del 77% de las mujeres opta por dejar atrás la violencia de género a traves de la separación o el divorcio, por lo que que existe una inmensa cantidad de violencia no denunciada ni reconocida. Esto, tal como explica Rojas Fernández, implica que no se pueden solicitar medidas de alejamiento de los hijos de su padre porque se trata de una violencia no reconocida. "Esto supone que no se pueden poner alertas sobre estos niños ni imponer medidas de vigiladas. Por eso es importante la denuncia". 

"Muchas mujeres viven con el terror de que su expareja pueda maltratar a sus hijos como forma de venganza, de control, aunque no se hayan sentido maltratadas mientras duró la relación de pareja. Pero en el momento de separarse o tras ésta, la violencia física o psicológica puede aparecer de forma más explícita y la mujer comienza a percibir una cara del maltratador que no había visto antes y a tener miedos que antes no tenía", afirma la psicóloga. Y añade que se trata de "un miedo subjetivo pero real, que difícilmente se puede denunciar ante un juzgado o un policía". Por eso, afirma esta experta, se precisan expertos en violencia de género y formar a los profesionales. "Es una violencia muy distinta a otras, porque los mecanismos que la sustentan son psicológicos y difíciles de demostrar ante un juzgado". 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias