La violencia y el odio contra los migrantes sacuden Túnez: "Vinieron con machetes y empezaron a romper puertas"
La UE e Italia aceleran el desembolso de fondos para que el país norteafricano bloquee las salidas de migrantes. Los testimonios de rescatados por MSF hablan de persecución, abandonos en el desierto y torturas desde que el presidente señaló y criminalizó a la población negra.
Jairo Vargas Martín
Madrid-Actualizado a
Los relatos son terribles. Hablan de violencia, de torturas, de persecución policial y ciudadana y de hostigamiento constante. De expulsiones al desierto sin acceso a agua ni comida. De robos a plena luz del día, de redadas y allanamientos de viviendas. La víctimas son personas migrantes subsaharianas para las que Túnez se ha convertido en un auténtico infierno, ahora financiado por la Unión Europea.
La pasada semana, Médicos Sin Fronteras (MSF) hizo públicos numerosos testimonios de migrantes subsaharianos rescatados en el Mediterráneo por su barco Geo Barents el pasado julio, después de salir de Túnez. En ellos, los migrantes describen el clima de terror que viven en el país al que Europa trata de convertir en gran aliado para el control migratorio. Todos coinciden en que la situación se agravó a partir de febrero, cuando el presidente Kais Saied realizó sus discursos xenófobos en televisión.
El aumento de personas migrantes que están llegando a Italia desde las costas de Túnez ha situado la pequeña isla italiana de Lampedusa como el epicentro de una crisis migratoria que Bruselas y Roma tratan de contener con fondos europeos para que el país norteafricano bloquee las salidas de embarcaciones hacia Europa.
El pasado julio, cuando MSF realizó los rescates de supervivientes que relataban este clima de violencia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto a la primera ministra italiana, Georgia Meloni, y su homólogo holandés, Mark Rutte, firmaron con el presidente tunecino un memorandum de entendimiento con inversiones de más de 1.000 millones de euros, de los que más de 100 están condicionados al control migratorio.
127 millones de euros
El acuerdo, según Bruselas, aún no ha empezado a aplicarse, pero desde que se firmó, las salidas de embarcaciones con migrantes hacia Italia se han disparado, coincidiendo con el clima de terror que se ha desatado en el país .
Tras una semana en la que Lampedusa llegó a recibir más de 10.000 personas en apenas tres días, la Comisión Europea trató de acelerar la aplicación del acuerdo en materia migratoria. El pasado viernes anunció que dedicará casi 127 millones de euros para la aplicación del memorando de entendimiento con Túnez. 60 millones servirán de apoyo al presupuesto al país y unos 67 millones irán dirigidos a un paquete de asistencia operativa en materia de migración.
Túnez ya ha superado a Libia como principal puerto de salida de la migración irregular por el Mediterráneo
Túnez se ha convertido en el principal puerto de salida de las travesías del Mediterráneo central hacia Europa en 2023. Por delante de Libia, donde la UE ha puesto en marcha política similares. Según cálculos de MSF, en los seis primeros meses de 2023, el 56% de las personas que llegaron a Italia cruzando el Mediterráneo embarcaron en Túnez; más del doble que en el mismo periodo de 2022. E Italia ya duplica las llegadas de migrantes del año pasado, con alrededor de 130.000 personas desembarcadas, la gran mayoría en Lampedusa.
Mientras Bruselas se apresura a abrir el grifo de los fondos para Túnez, la Defensora del Pueblo de la UE llamaba la atención sobre la ausencia de mecanismos de control de este tratado y sobre la falta de garantías de que los derechos humanos de las personas migrantes serán respetados en el país.
Numerosas ONG habían criticado este acuerdo con un país que, según denuncian, no puede considerarse seguro para los migrantes. Su presidente, tras un preocupante giro autocrático, ha agitado el odio y la violencia contra la población migrante y, sobre todo, negra.
En discursos oficiales acusó a los migrantes subsaharianos de ser responsables de un supuesto aumento de la delincuencia y de un conspiranoico plan para sustituir a la población árabe. Desde entonces se disparó la persecución policial y social contra los migrantes mientras aumentó significativamente el número de embarcaciones que zarpaban hacia Lampedusa desde la región de Sfax, a menos de 200 kilómetros de la isla italiana.
Expulsados de sus casas
"Fue la población [civil] la que nos desalojó de nuestra casa en Sfax. Vinieron con machetes, empezaron a romper las puertas, a golpear, a asaltar las casas. Para ver si había dinero. Empezaron a tirar nuestros colchones para ver si teníamos dinero escondido. Lo dejamos todo. Fue muy complicado. Nos fuimos sin nada", relató a los equipos de MSF una mujer de 34 años a bordo del Geo Barents.
"Fuera es peligroso. Porque empezaron los empujones. Vinieron a casa de mis vecinos y rompieron la puerta. Esto es algo que ocurrió ante mis ojos, no algo de lo que me enteré. Rompieron la puerta de mi vecino; yo seguía todo desde dentro. Él [el vecino] quería hablar, pero ellos [los que rompieron la puerta] cogieron su cuchillo y lo apuñalaron. Cuando se fueron y yo salí, comprendí que le habían apuñalado. No paraban de gritar. Le apuñalaron así, por nada", aseguró otra rescatada de 32 años a MSF.
Abandonados en el mar
Los testimonios también denuncian el papel de la guardia costera tunecina. Un menor, de 16 años, afirmó que un grupo de pescadores tunecinos interceptó la embarcación en la que trataba de cruzar el Mediterráneo y que se llevaron el motor de la lancha.
"Permanecimos cuatro días en el agua. Íbamos a la deriva", explicó. Solo recibieron ayuda de otro pescador, que alertó a los guardacostas. "Dijeron que ahora no tenían tiempo, que estaban capturando a otras personas con barcas con motor. Los vimos con mucha gente volviendo a Sfax. Nos adelantaron, pero no nos llevaron con ellos", relató a MSF.
Según la Comisión Europea, el paquete económico anunciado proporcionará el reequipamiento de buques de búsqueda y rescate, vehículos y otros equipos para la guardia costera y la marina tunecinas.
Bloqueados en el desierto
Varias organizaciones han documentado durante todo el verano operaciones policiales y militares en las que cientos de personas subsaharianas eran trasladadas desde núcleos urbanos a zonas desérticas del país fronterizas con Argelia o con Libia. Sin agua y sin comida, los migrantes eran obligados a caminar durante horas o días, abandonados a su suerte.
"En Sfax recogen a los negros, con papeles o sin ellos, y los envían a la frontera con Argelia", relató otra mujer rescatada por MSF. Otro superviviente confirmó que sufrió una de estas deportaciones. "La policía tunecina no quiere ver negros. Nos odian. Nos dejaron en Argelia y caminamos casi una semana por el desierto", aseguró.
Otras organizaciones denuncian que muchas de estas personas expulsadas al desierto han logrado volver a la zona de Sfax, para intentar salir de Túnez. "Privadas de todo, permanecen en la calle, en el suelo, en condiciones muy precarias. Entre ellas mujeres y niños, en condiciones de vida aterradoras, privadas de vivienda, sin acceso al agua y a los alimentos", asegura el Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES).
La pasada semana también se produjeron redadas y detenciones de migrantes subsaharianos en plazas del centro de Sfax y otros puntos de la región. Las autoridades ha reforzado la vigilancia y ha habido operaciones contra supuestos traficantes de personas.
Según informó Reuters, la policía tunecina, apoyada por aviones y unidades antiterroristas, arrestó el sábado a cientos de personas migrantes y confiscó embarcaciones en una importante ofensiva contra el tráfico de personas en la región costera de Sfax. La operación, que según el Gobierno fue ordenada por el presidente Saied, coincidió con los momentos de más llegadas a Lampedusa.
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