Vuelve el ladrillo después de la DANA: ¿No hemos aprendido la lección?
La comarca de L’Horta Sud es el escenario de nuevos proyectos urbanísticos en zonas de riesgo o afectadas por inundaciones durante la DANA de octubre de 2024.

València--Actualizado a
En marzo de 2017, una representación de alcaldías y gobiernos municipales de L'Horta Sud se reunían con la entonces consellera de Territorio, María José Salvador, para rechazar una reciente modificación —se había aprobado en el mes de diciembre anterior— por parte del Ministerio de Interior del Reglamento del Dominio Público Hidráulico y que declaraba la mayor parte del suelo de la comarca como inundable.
En aquel momento, el Gobierno de la Generalitat estaba formado por PSOE y Compromís —la consellera del ramo era socialista—, así como casi todos los gobiernos municipales de la comarca —solo Alfafar estaba (y está) en manos del PP—, mientras que en el Gobierno estatal se mantenía aún Mariano Rajoy y el PP. Se daba la circunstancia que eran mayoritariamente gobiernos de izquierdas (alcaldías del PSOE, pero también de Compromís) quienes denunciaban las limitaciones para el urbanismo que implicaba una norma restrictiva de un gobierno de derechas.
Aunque había otros factores implicados —por ejemplo, también se denunciaba un conflicto de competencias con el Patricova, la norma autonómica respecto al riesgo de inundaciones—, después de la DANA de octubre de 2024, aquella especie de cumbre de alcaldías de L'Horta Sud no parece haber envejecido muy bien.
El alcalde de Alfafar, entonces y ahora, Juan Ramón Adsuara (PP), denunciaba, por ejemplo, que la modificación del ministerio declaraba como inundable el 94% del término municipal. Según el mapa de la inundación elaborado por la Universitat de València, la barrancada cubrió también el 6% restante, hasta llegar al 100%. Ocho años después de aquel acto y casi un año después de la DANA, la pregunta de si se ha aprendido la lección en L'Horta Sud y en el área metropolitana de València en general no parece que tenga una respuesta positiva.
Vuelve el ladrillo
La pasada semana, en la presentación del Informe de la vivienda en la provincia de València de Cámara València, uno de sus autores, Alejandro Escribano, quien fuera el arquitecto municipal de València entre 1981 y 1991 y, asimismo, autor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 1989, actualmente vigente, planteaba varias medidas que, a su juicio, podrían resolver el problema de vivienda que tensiona los precios en la ciudad.
La receta no resultaba precisamente novedosa: más construcción. Pero, en cierta medida, sí que lo era su focalización: el área metropolitana. Escribano y los restantes miembros de la comisión de Cámara València cifraron en 133.000 la necesidad de viviendas nuevas para poder atender la demanda en 2030, pero, al mismo tiempo, advertían de que el término municipal de València no daba más de sí. Según Escribano, el término municipal de València podría proporcionar espacio para 8.000 viviendas más, desarrollando actuaciones en el Parc Central o en los PAI de Benimaclet y el Grau. No profundizó, sin embargo, en que todos estos proyectos de expansión urbanística, que están actualmente sobre la mesa, reciben la oposición de entidades ecologistas y ciudadanas.
Objetivo: área metropolitana
El área metropolitana es, por lo tanto, la nueva frontera de la Gran València. Para Escribano, hay dos zonas de desarrollo prioritario: por un lado, hacia Torrent, probablemente en la huerta del Safranar, un área cuya urbanización es un proyecto constante desde hace décadas, y, por otro lado, hacia Paterna, en el paraje de Les Moles, una de las pocas áreas que quedan sin urbanizar en la zona y donde se preveía ubicar el macrocentro comercial de Puerto Mediterráneo, un proyecto abortado por el anterior Gobierno progresista de la Generalitat.
Hay que tener en cuenta que Torrent y Paterna son, respectivamente, la primera y la segunda ciudad del área metropolitana de València, con unos censos de casi 90.000 y 75.000 habitantes. Representan, pues, áreas ya saturadas en las que la expansión de València tendría una afectación importante sobre el territorio, urbanizando zonas de huerta o parajes naturales.
Turianova: el quinto centro comercial en cinco minutos a la redonda
Otro de los proyectos que recientemente ha cogido más impulso es el de Turianova, un nuevo barrio de la zona sur de València que se ubica cerca del nuevo hospital de La Fe, en lo que había sido la huerta de Malilla. A los edificios residenciales ya ejecutados y a los nuevos por venir, se añadirá un nuevo centro comercial de unos 93.000 m².
Este nuevo centro comercial será el quinto, en una área a la redonda en que, apenas cinco minutos en coche, se podrá llegar a cada uno de ellos: centros comerciales de El Saler y de la avenida de França, cerca de la Ciutat de les Arts i les Ciències; MN4, en Alfafar, que se inundó durante la DANA, y Gran Túria, siguiendo la V-30 hacia el noroeste, a la altura de Xirivella. València es una de las ciudades europeas con más centros comerciales por habitante.
Turianova se ubica junto al Plan Sur, es decir, el nuevo cauce del río Túria, que fue desviado por fuera de la ciudad después de la riada catastrófica de 1957, pero, eso sí, en su vertiente norte. El proyecto fue diseñado de tal manera que, en caso de desbordamiento, vierta sus aguas hacia el sur. No fue este el problema durante la DANA, puesto que el Plan Sur no se desbordó, ya que la riada no fue del Túria, sino que las aguas bajaban más al sur, por el barranco de Torrent. Ahora bien, el Plan Sur sí que tuvo un efecto pantalla que agravó la destrucción en los pueblos que quedan en su vertiente sur, como las pedanías de La Torre o Castellar-L’Oliveral, como los municipios de Alfafar, Massanassa, Catarroja, etc. El Plan Sur ejerció de barrera y canalizó el agua hacia estos pueblos.
Massanassa y Alfafar: construir en zona inundable
Precisamente en Massanassa, Acció Ecologista Agró denuncia que el Ayuntamiento, gobernado por el PP, pretende desarrollar un proyecto urbanístico en la zona noroeste, que incluye viviendas, un colegio y un parque. El PGOU municipal de 1989 prevé estas actuaciones. Ahora bien, los ecologistas denuncian que se sitúan en zona inundable y que no tienen en cuenta el nuevo escenario postDANA. De hecho, los terrenos se ubican junto al barranco de Torrent y, en ellos, el agua llegó a una altura de 0,6 metros.
Para AE-Agró, la alternativa pasaría por crear un anillo verde en la zona del Parc Alcosa —una de las más afectadas por la DANA, ya que se construyó durante los años del desarrollismo entre las antiguas acequias de Favara y de Orba— que uniera Massanassa y Alfafar. De esta manera, respetando las zonas de huerta aún existentes y renaturalizando espacios, se podrían moderar los efectos de las riadas, gracias a su efecto de drenaje natural.
Otro de los proyectos urbanísticos en la zona que suscita el rechazo contundente de AE-Agró se encuentra en el término municipal de Alfafar: el PAI de La Font Baixa. En su diseño original, prevé construir 36 torres de entre ocho y diez alturas que sumarían unas 1.200 viviendas.
Ahora bien, el PAI de La Font Baixa supondría urbanizar 140.000 m² de huerta, precisamente la poca que queda entre el núcleo urbano de Alfafar y Llocnou de la Corona hacia el centro comercial MN4. Este terreno agrícola, de hecho, ayudó a mitigar la inundación durante la DANA. También en zona inundable, pero en la zona oeste de la comarca, se sitúa el proyecto de parque comarcal de innovación de El Pont dels Cavalls, en el término municipal de Aldaia. De hecho, el mismo nombre de la partida en que se ubica da una pista clave de ello: el puente se llama así porque sortea el barranco de Els Cavalls, que es la denominación que toma en este tramo la luctuosamente famosa rambla de Poio.
Más huerta y menos ladrillo
El Gobierno de Carlos Mazón señaló la ley de protección de la huerta del anterior Gobierno progresista de la Generalitat como responsable de las inundaciones provocadas por la DANA, ya que, según su argumentación, habría impedido realizar actuaciones de canalización de los barrancos necesarias. De hecho, una de las primeras acciones postDANA del Consell del PP ha sido eliminar las restricciones a la construcción en terrenos de huerta anteriormente protegidos.
La arquitecta y urbanista Rosa Pardo, que estuvo al cargo de la Dirección General de Política Territorial y Paisaje durante la última legislatura del Gobierno de coalición en la Generalitat entre PSOE, Compromís y Unides Podem, no comparte el diagnóstico de Mazón y el PP. De ninguna de las maneras.
Antes al contrario: Pardo apunta que, precisamente, uno de los factores que agravaron la violencia de la barrancada provocada por la DANA de octubre de 2024 fue que una gran parte del suelo de la comarca de L'Horta Sud está sellado e impermeabilizado frente a las inundaciones. Es decir, la transformación de la huerta en asfalto ha supuesto que, allá donde antes la tierra drenaba y absorbía naturalmente el agua, ahora se canaliza.
Y, asimismo, culpar a la ley de protección de la huerta de impedir actuaciones de canalización de barrancos sería, simplemente, un "bulo".
En este sentido, para Pardo, más que más ladrillo, lo que la comarca necesita es recuperar la conexión con sus zonas naturales. Pardo propone cambiar el punto de vista y que se articule una red de parques naturales metropolitanos, conectada y vertebrada con transporte público, que dé respuesta al mandato rector de la ley de ordenación del territorio valenciana vigente, que marca las infraestructuras verdes como los sistemas territoriales básicos.
Esta red se enmarcaría, asimismo, en un nuevo concepto de un plan metropolitano que integre el área funcional de València y que englobe los 92 municipios que la conforman. Es decir, para Pardo, la DANA "ha puesto de manifiesto la necesidad de la planificación supraurbana", pero, a diferencia de la filosofía que emana del documento de la Cámara de València, "que sea lo verde lo que vertebre los pueblos del área metropolitana y no solo el ladrillo y el asfalto".
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