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El cementerio judío de Hamburgo reabre sus puertas y aspira a ser Patrimonio de la UNESCO

EFE

El cementerio judío de Hamburgo-Altona (norte), el más antiguo del norte de Europa, que hoy volvió a abrir sus puertas al público, aspira a convertirse en Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, junto con el de Amsterdam y el de Curacao (Antillas holandesas).

Este compendio de tumbas de casi 2 hectáreas, que se remonta al siglo XVII, fue cerrado en el XIX, y pasó a estar bajo protección en 1960 mientras que se procedía a los trabajos de investigación y restauración, dado su elevado valor histórico.

"El cementerio judío es un archivo único de piedra, un testigo sobre la historia judía de nuestra ciudad", explicó hoy el alcalde de esta ciudad, Ole von Beust, durante el acto de reapertura.

Aquí fueron enterrados miembros de la comunidad judía de Altona (barrio exterior de Hamburgo), Hamburgo y Wandsbek, con un total de 8.000 lápidas, de las que hoy día se conservan 6.000.

Además de judíos sefardíes (judíos españoles, portugueses y magrebíes) se enterraron aquí a askenazíes (judíos de Europa Central y Europa Oriental).

Destacan las tumbas de Frommet Mendelssohn, la mujer del filósofo Moses Mendelssohn y abuela del compositor nacido en Hamburgo, Felix Mendelssohn Bartholdy, o el padre del escritor Heinrich Heine, Samson Heine.

El régimen nacionalsocialista abandonó el cementerio a su suerte hasta que la Fundación de Protección del Patrimonio Artístico decidió asumir su cuidado.

El cementerio está claramente dividido en un parte dedicada a los sefardíes, sobre todo portugueses, que utilizaban lápidas tumbadas, con inscripciones lusitanas y ricos ornamentos, y la parte de los askenazíes, donde las piedras permanecen de pie y las inscripciones están escritas en lengua hebrea.

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