El presidente libanés, Michel Sleiman, ha ratificado a Fuad Siniora como primer ministro y con el encargo de formar un Gobierno de unidad nacional que aleje al Líbano de la crisis que casi lo arrastra a una guerra civil.

Tras una larga jornada de consultas en la que Michel Sleiman (elegido el pasado domingo Jefe del Estado) se reunió con los diputados de los distintos grupos parlamentarios, la Presidencia del país anunció que la candidatura de Siniora había sido apoyada por 68 de los 127 parlamentarios, mientras que 59 no habían presentado ningún candidato.

Tras su designación, Siniora pronunció un discurso por televisión en el que prometió presidir un gobierno que defienda el estado de derecho, la democracia y la justicia.

"Miro al futuro con los libaneses, (un futuro) que nos lleve del periodo de los problemas a uno de estabilidad, donde exista la alternancia democrática y el respeto a la Constitución, en el que se toleren los unos a los otros", subrayó Siniora.

En un tono conciliador, Siniora remarcó que su Ejecutivo será el de "todos los libaneses, de conformidad con el acuerdo de Doha", alcanzado la semana pasada por los principales líderes libaneses en Qatar para sacar al país de la crisis.

Además, aseguró que desea mantener buenas relaciones con todos los Estados, incluyendo Siria, al que la mayoría parlamentaria responsabiliza de los males que han hundido al Líbano.

Mostró, también, su deseo de que "todo lo acontecido en Líbano nos sirva para estudiar el pasado y aprender una lección y podamos curar todas las heridas, superar las divisiones y no recurrir a la violencia".

En ese contexto, Siniora afirmó que el proceso democrático que vive el Líbano, gracias al acuerdo de Doha, "ayudará a formar un Gobierno de unidad nacional, por lo que debemos aferrarnos a ese acuerdo y aplicarlo en su totalidad".

Además, adelantó que su objetivo es cooperar con el Parlamento y las otras instituciones del Estado, y aseguró que "la modernización del Ejército será una de las prioridades de su Gobierno.

Sin embargo, Siniora tendrá que hacer un esfuerzo titánico para ganarse la confianza de la oposición, que lo observa con suspicacia.

El nuevo primer ministro tiene como misión formar un gobierno compuesto por 30 carteras, once de las cuales irán a parar a la oposición que obtendrá así el derecho a veto, tal como ha exigido desde el comienzo de la crisis.

Asimismo, tres de los ministros, entre ellos el de Interior serán elegidos directamente por el presidente, mientras que el resto de los cargos corresponderán a la mayoría parlamentaria.

Sin embargo, mientras que Anuar Jalil, diputado del grupo chií opositor Amal, aseguró que su grupo no ha ofrecido apoyo a ningún candidato, aunque participará en el futuro gobierno, el principal movimiento chií, Hizbulá, líder de la oposición, advirtió por medio del presidente de su grupo parlamentario, Mohamed Raad, de que la designación de Siniora contradice el acuerdo de Doha.

En este sentido, el dirigente cristiano opositor Michel Aoun, declaró que Siniora representa "la continuación del pasado, es decir, la discordia y no el consenso".