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Así recortan las familias ante la escalada de los precios: menos gas, coches y dinero en enseñanza

Decenas de miles de hogares abandonan el uso de hidrocarburos, dejan de adquirir automóviles y renuncian a inversiones de futuro como la educación de los hijos ante la dificultad para poder costearlos.

Un joven frente a un vehículo en una imagen de archivo tomada antes del inicio del Automobile Barcelona 2023, a 11 de mayo de 2023
Un joven frente a un vehículo en una imagen de archivo tomada antes del inicio del Automobile Barcelona 2023, a 11 de mayo de 2023. David Zorrakino / Europa Press

La concatenación de las estrecheces económicas surgidas por el parón de la actividad económica por la pandemia con la espiral inflacionista iniciada un año después e intensificada con la guerra de Ucrania, y todo en un marco de congelación salarial, ha tenido un intenso impacto en los patrones de gasto de los hogares españoles, especialmente en los de menos renta.

Así lo revelan los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares que esta semana ha difundido el Instituto Nacional de Estadística (INE), en una panorámica que plantea la duda de si esos cambios serán coyunturales, y como tales pasajeros ante la incipiente recuperación de los salarios, o se fijarán como estructurales ante la etapa de meseta que inician los precios tras dos años de subidas.

El apartado que estudia el porcentaje de hogares que tienen o no determinados gastos y consumos revela acusados descensos de las tasas en ámbitos como la gestión del hogar y la movilidad y en otros como la enseñanza, y lo hace en un año en el que el número de unidades de convivencia aumentó en 201.000, hasta los 19,1 millones.

En este sentido, resulta llamativo que, con 200.000 hogares más, cayera en más de 40.000 el número de los que pagan comunidad y que el de los que tienen un seguro de vivienda se redujera en 130.000.

Esas variaciones apuntan a recortes en la disponibilidad de dinero para atender gastos considerados corrientes en la vida familiar, en línea con las reducciones de más de 60.000 consumidores de gas natural y de cerca de 140.000 de butano, en un año en el que ambos productos alcanzaron precios de récord, especialmente en el mercado libre del primero.

"Existen tres tipos de gastos: los básicos, que incluyen los alimentos y los suministros como energía y agua; los estéticos, que tienen que ver con la cultura, el ocio, la ropa o el equipamiento de la casa, y el resto, que serían los relacionados con el transporte, la salud o la enseñanza", explica David Pac, profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación Sociedad, Creatividad e Incertidumbre.

Menos coches nuevos y menos enseñanza

"Los grupos de renta más bajos dedican a los básicos una mayor parte de su gasto que los más altos, aunque estos les dedican cantidades más elevadas, mientras que en los estéticos es mayor el gasto porcentual en estos últimos que en los primeros", anota.

Los hogares que han dejado de cumplir con esos pagos o de utilizar esos servicios, entre 40.000 y 140.000 cuando hay 200.000 unidades de convivencia más, se encontrarían entre los de menores rentas. Estos se perfilarían como los más afectados por la carestía, cuya onda expansiva alcanzó también a las clases medias en otras renuncias, varias de ellas del bloque estético.

David Pac: "Los grupos de renta más bajos dedican a los básicos una mayor parte de su gasto que los más altos"

Entre estas destacan algunas del apartado de la movilidad como la compra de coches nuevos (-78.000), en sintonía con el desplome de 25.000 matriculaciones en relación con 2021 y de 428.000 con 2019 que contabiliza la Agencia Tributaria, o de bicicletas (-40.000).

Y también se incluyen en este bloque otros recortes del presupuesto familiar relacionados con la enseñanza, desde hace tiempo considerada como una inversión en el futuro de los jóvenes: más de 400.000 familias dejaron de gastar en las fases obligatorias de sus hijos y casi 6.000 en las universitarias.

Más pisos de alquiler y coches de segunda mano

Esos recortes tienen sus correlativos en aumentos como los de la vivienda de alquiler, a la que se incorpora un volumen de hogares equivalente a los de nueva creación ante las dificultades de acceso a una en propiedad por el encarecimiento de las hipotecas.

En la misma onda se sitúan la mayor preferencia por los coches de segunda mano (+30.000) o la mayor afluencia a los estudios de FP (+17.000), mientras decrece la inversión en los obligatorios y los superiores.

David Pac: "La percepción del deterioro de la sanidad pública lleva al aumento de la contratación de seguros de salud privada"

Los resultados de la encuesta incluyen otras dos tendencias llamativas como el aumento de los hogares que contratan seguros de salud, que crecen en casi 300.000, y el incremento de los que instalan en sus casas alarmas y sistemas de seguridad, que lo hacen en más de 100.000 y que, aparentemente, se concentran entre los de mejor posición económica.

"La percepción del deterioro de la sanidad pública lleva al aumento de la contratación de seguros de salud privada", señala Pac sobre el primer aspecto, para anotar sobre el segundo que "está calando el discurso del miedo" en amplias capas de la sociedad.

La casa se come el 70% del presupuesto de los menos pudientes

La Encuesta de Presupuestos Familiares ofrece una panorámica de las diferencias en el gasto entre las familias en función de sus niveles de renta, en este caso distribuidos por quintiles, es decir, dividiendo los hogares en cinco grupos en función de su volumen de gasto.

El gasto medio por hogar se situó en 31.567 euros, aunque con una amplia estratificación, ya que el del quintil menos pudiente se situó en 15.573 mientras el del más adinerado se disparaba hasta los 54.863, una cifra tres veces y media superior.

En ese escenario, a los primeros los gastos básicos se les fueron ligeramente por encima de los 11.000 euros (más de la mitad en suministros del hogar y casi un 30% en comida) mientras para los segundos esa misma factura pasaba de 27.000.

Sin embargo, el esfuerzo de unos y de otros resultaba inversamente proporcional a la cantidad de dinero destinado, ya que para los menos adinerados esos gastos se comían el 69,8% del presupuesto, mientras a los que viven con mayor holgura les suponía el 49,6%, una diferencia de veinte puntos.

Diferencias al aplanar las curvas

Resulta llamativo cómo las curvas del gasto medio en alimentación y en transporte se aplanan con más claridad conforme desciende el poder adquisitivo.

Eso apunta a apretones de cinturón en los que se reduce el consumo y se opta por fórmulas menos costosas aunque se acaba destinando una cantidad de dinero incluso ligeramente superior por la subida de precios, lo que vendría a confirmar las tendencias que venían detectando algunos centros de análisis económico.

David Pac: "Las familias más pudientes efectúan más gastos de tipo estético"

En el caso de los suministros (agua y energía) ocurre lo contrario, con un aplanamiento más acusado conforme aumenta la capacidad de gasto, posiblemente por disponer de mayor margen de maniobra para suprimir demandas de carácter suntuario cuanto más acomodada es la posición; y viceversa, claro.

Las asimetrías se replican en la mayoría de los ámbitos, con 1.027 euros de gasto y un peso del 6,6% del total para los menos adinerados y 9.167 y un 16,7% para los de mayor capacidad económica en el transporte, con proporciones de 1/9 en dinero y 1/2,5 en peso sobre el total, y con otra de 416 euros que suponían un 2,7% frente a 3.368 y un 6,1% (1/8 y 1/2,2) en ocio y cultura. "Las familias más pudientes efectúan más gastos de tipo estético", anota el profesor Pac.

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