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Un año de las Urgencias extrahospitalarias de Madrid en crisis: "Es un engaño decir que un centro sin médico está operativo"

Ayuso ha apostado por el modelo de enfermería. Actualmente, la plantilla está integrada por 788 profesionales, de los cuales solo 232 son médicos. No ha habido ni un solo día en el que se haya contado con el 100% de los equipos completo.

Varias personas marchan en la manifestación convocada por entidades sociales, profesionales de la sanidad y organizaciones sindicales por la defensa del sistema sanitario público madrileño, a 26 de marzo de 2023, en Madrid (España).
Varias personas marchan en la manifestación por la defensa del sistema sanitario público madrileño, a 26 de marzo de 2023, en Madrid. Jesús Hellín / Europa Press

A punto de cumplirse un año de que los profesionales de las Urgencias de Atención Primaria dieran la voz de alarma por la gestión de la Comunidad de Madrid, las cosas no han mejorado. Tras intensas protestas, huelgas y manifestaciones multitudinarias, la calidad de este servicio sanitario sigue cayendo en picado.

"La mayor parte de las personas que acuden a las Urgencias en los pueblos necesitan un médico para establecer un diagnóstico y, sobre todo, para dar un tratamiento; algo que el personal de enfermería no podemos hacer. Esta situación es muy peligrosa para los pacientes", alerta en una conversación con Público Mar Coloma, portavoz de la Plataforma SAR-SUAP, ante la apuesta del Gobierno de Ayuso de urgencias sin facultativos y con personal de Enfermería.

El próximo viernes 27 se cumple un año de la reformulación de las Urgencias extrahospitalarias, que llevó a cabo el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Un plan que apostó por el modelo de enfermería e integró a las antiguas Urgencias urbanas y los SAR (Servicios de Atención Rural), y supuso un recorte del 18% de la plantilla

Desde entonces, de acuerdo con los datos recogidos por la Plataforma SAR-SUAP, no ha habido ni un solo día en el que se haya contado con el 100% de los equipos completos (médico, enfermera y celador) en los ambulatorios de guardia. 

Una carencia que ha tenido consecuencias graves: "En el SAR de San Martín de Valdeiglesias murió un hombre un día que no había profesional de medicina. La justificación es que era un toxicómano, pero eso debe dar igual, es una persona que murió en un centro donde no había médico y nunca sabremos si en caso de haberlo habido se hubiera salvado", lamenta Coloma con indignación.

Asimismo, la enfermera recuerda el caso del "bebé que llegó a Paracuellos con una parada cardiorrespiratoria y no se le pudo reanimar". "Se dijo que ya fue muerto. Yo, insisto, nunca se podrá saber si ese bebé, si hubiera habido profesional suficiente, se hubiera podido reanimar. Es terrible lo que está pasando", remarca Coloma, que también conoce el caso de "un niño que llegó convulsionando a Soto del Real, donde tampoco había profesional de medicina, cuyos padres le llevaron al Hospital Universitario La Paz para que pudieran ayudarle allí. Si no hay prescripción, las enfermeras estamos atadas de pies y manos", explica.

De acuerdo con la Consejería de Sanidad, solo 50 de los 80 centros de Urgencias extrahospitalarias disponen de facultativos, mientras que los otros 28 quedan en manos de enfermeras y celadores. A juicio de la médico de familia María Chamón, las autoridades "engañan a la población" al decir que hay un centro sanitario abierto cuando no tiene médico. "Muchos pacientes no están bien informados, ellos acuden creyendo que pueden ser atendidos", critica.

Unos vacíos que corroboran las cifras reportadas por la consejera, Fátima Matute. De las más de 600.000 las asistencias llevadas a cabo en estos centros, el 57% fueron cuidados de enfermería, mientras que solo el 43% fueron asistencias médicas. Este deterioro ha contribuido, además, a agravar la saturación de las Urgencias de los hospitales, cuya ya de por sí alta presión asistencial sufre, además, la demanda de quienes no pueden ser atendidos en sus centros de salud de referencia.

Un modelo que eleva la mortalidad

Todo empezó durante la pandemia, cuando se cerraron todos estos servicios de Urgencias y sus especialistas fueron trasladados al Hospital de Campaña de Ifema. Posteriormente, estas personas fueron derivados a los vacunódromos del Wizink, del Metropolitano, mientras las guardias seguían cerradas.

En el trascurso de esos dos años, muchos médicos, sobre todo aquellos que no tenían plaza fija, decidieron marcharse a otras comunidades o a la sanidad privada, en busca de cierta estabilidad. Este contexto provocó una primera contracción de la plantilla. Después se sumó el despido de los profesionales que habían sido contratados durante la covid, así como la huida de todos aquellos, incluidos los MIR, que evitan quedarse en el SERMAS por sus condiciones laborales. 

De esta forma, cuando quisieron volver a abrir tanto los SAR como los SUAP bajo la nueva organización, no había médicos suficientes para cubrir todas las vacantes.

Con todo, la Consejería de Sanidad, dirigida entonces por Enrique Ruiz Escudero, no contempló abrir una convocatoria para contratar más facultativos, sino que aprovechó para transitar hacia el modelo sanitario de Reino Unido. Un paradigma basado en la atención "pura de enfermería" que, según calcula el Real Colegio de Medicina de Urgencias, ya provoca entre 300 y 500 muertes semanales en el país anglosajón a causa de los retrasos en la atención de los centros de guardia. 

Traslados forzosos

Asimismo, desde el plano laboral, los profesionales de medicina, enfermería y celadores han experimentado un "deterioro notable" del ambiente de trabajo. Mientras los facultativos se han visto sometidos a traslados forzosos y muchos han perdido su plaza fija, enfermeras y celadores han sido testigos de una escalada de violencia contra ellos, fruto de la frustración de algunos pacientes provocada por no poder ser atendidos por médicos. 

"Yo realicé la residencia en el hospital de Getafe, luego trabajé en un centro en Móstoles y hasta el año pasado trabaja en Colmenar de Oreja, es decir, siempre (14 años) en la zona sur de Madrid. El 26 de octubre del año pasado, sin embargo, me enviaron un correo a las 23.00 horas de la noche en el cual me informaban de que me cambiaban de centro: al día siguiente tenía que estar a las 18.00 horas en Aranjuez", recuerda Rosario Jiménez.

"Un mes después nos devolvieron a nuestro centro de origen, pero con la obligación de concursar por nuestras plazas fijas (por las que ya habíamos opositado)", afirma la especialista. Tras participar por segunda vez en el concurso, donde consiguió la vacante fue en la zona norte, en San Agustín de Guadalix, a la otra punta de la región. "¿Esta es la meritocracia que defiende el Partido Popular (PP) en la Comunidad de Madrid?", se pregunta con enfado.

Como ella, decenas de médicos fueron desplazados contra su voluntad a otros centros para dar cobertura a un servicio que aspiraba a abarcar más de lo que podía con el personal disponible. Algunos incluso estuvieron rotando de centro en centro, sin posibilidad de coordinarse con los equipos con los que trabajaban ni conocer a los enfermos a los que atendían.

La otra cara de la moneda la han afrontado las enfermeras y celadores, que, como ha recogido Público, solo en este mes de octubre han denunciado públicamente dos nuevas agresiones en Villa del Prado y Veredillas.

A fin de salvar unas Urgencias de Atención Primaria que agonizan, desde la Plataforma SAR-SUAP tienen prevista una concentración el día 27 de este mes frente a la sede de la Consejería de Sanidad, en la calle Sagasta, para reclamar volver al modelo asistencial anterior o, al menos, garantizar la presencia de equipos completos en las guardias.

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