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Bennassar dice que las reinas del Renacimiento eran desdichadas pues morían antes de los 30 años

EFE

El historiador francés Bartolomé Bennassar, que acaba de publicar en España el libro "Reinas y princesas europeas del Renacimiento a la Ilustración" (Paidós), ha dicho que aquellas mujeres tenían unas vidas "desdichadas", pues más de la mitad de las 120 estudiadas murieron antes de los 30 años.

En una entrevista con a Efe Bennassar señala que, "aunque en sus existencias había fiestas, trajes de gala, bailes y óperas, las vidas de una reina o princesa tenían en este período su lado oscuro, pues se veían involucradas, cuando eran casi unas niñas, en los juegos políticos del momento mediante matrimonios de interés con hombres mayores".

De hecho, añade el historiador, más del veinticinco por ciento se casaron antes de los 16 años, y en muchas ocasiones lo hacen con hombres del entorno familiar, sus tíos o primos.

"Aunque pueda parecer extraño, no viven mejor que las mujeres civiles de su época, pues de nada servía tener más dinero, si no podían disfrutarlo, puesto que debido al acoso sexual procreador al que eran sometidas, más de la mitad de las 120 mujeres analizadas murió antes de los 30 años", señala Bennassar.

Hay ejemplos en todas las casas reales europeas, entre las que Bennassar destaca la primera mujer de Francisco I de Francia, Claudia, que muere a los 25 años después de dar a luz siete veces, o Margarita, mujer de Felipe III de España, que fallece a los 28 años tras tener ocho partos.

Además, al delegar la lactancia, "el anticonceptivo natural", el período entre embarazo y embarazo se reduce muchísimo, por lo que "algunas de estas reinas se quedan en cinta cada 15 ó 16 meses".

Con este panorama, subraya el autor, "una de las suertes de estas mujeres era la muerte del marido y no es extraño que la mayoría no quiera volver a casarse y vivan la viudedad como el único período en que gozan de la libertad, sin el yugo del padre o el marido".

Con la viudedad las reinas se entregan a los quehaceres que más les gustan como la caza, los caballos, la música o el mecenazgo artístico, y, en algunos casos, al ejercicio del poder, como sucede con las reinas regentes francesas Catalina y María de Médicis, la española Ana de Austria, esposa de Luis XIII, o con la emperatriz Isabel, que tuvo que ejercer la regencia en España durante las ausencias de su marido Carlos V.

Para Bennassar, la más influyente de las reinas fue, sin duda, Isabel de Inglaterra, que se mantuvo en el poder durante cuarenta años, "porque no se casó por motivos que no se conocen bien.

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