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Proyecto ITER La burocracia francesa mantiene en punto muerto el mayor proyecto del mundo para obtener energía

La autoridad nuclear gala se niegan a dar el visto bueno al montaje del reactor de fusión ITER mientras las quejas de sus trabajadores por la seguridad de la planta llegan al Parlamento Europeo.

7/3/22-Trabajos preliminares en un sector en forma de rodaja del núcleo del reactor ITER en Cadarache (Francia).
Trabajos preliminares en un sector en forma de rodaja del núcleo del reactor ITER en Cadarache (Francia). ITER ORG

El reactor experimental de fusión ITER, en el que participan todas las potencias mundiales, no tiene permiso para iniciar la fase siguiente de su construcción en Cadarache (Francia). Los técnicos de la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) francesa, que llevan meses discutiendo el tema con los responsables del ITER, se niegan a dar el visto bueno a que se empiece a montar el núcleo del reactor mientras no se solucionen problemas técnicos y se revise a fondo su diseño.

Según a quien se atienda, este parón es uno más de los esperables en un proyecto novedoso y sumamente ambicioso y se solventará en los próximos meses, o representa la mayor crisis desde que se iniciaron las obras de construcción del ITER hace 12 años. Además, las quejas de trabajadores del ITER sobre la falta de seguridad y la politización del proyecto han llegado al Parlamento Europeo.

Hasta ahora la discreción en torno a los problemas existentes había sido la norma por parte de todos los implicados, pero el 21 de febrero un llamativo titular hizo saltar las alarmas fuera de este reducido núcleo. "El regulador francés paraliza el montaje del reactor ITER" afirmaba el periódico digital New Energy Times y revelaba la existencia de una carta enviada el 25 de enero de este año por Bernard Doroszczuk, presidente del consejo de ASN, al también francés Bernard Bigot, director general de la Organización ITER, en la que se lee: "En consecuencia, el montaje del tokamak no se puede autorizar". El tokamak es el reactor, con un núcleo en forma de rosquilla o toro, integrado por nueve sectores de gran tamaño, cada uno de los cuales pesa 440 toneladas. Se esperaban montar los dos primeros en el pozo del núcleo el pasado diciembre.

Entre las causas citadas por la ASN está la deformación o falta de acuerdo con las especificaciones de los dos sectores, fabricados en Corea del Sur. Se especula incluso con que sufrieron caídas durante su manipulación.

El 24 de febrero la prestigiosa revista Science se hizo eco de la noticia con un título muy similar: "El regulador nuclear francés paraliza el montaje de un enorme reactor de fusión". En la información figuraban declaraciones de Bigot en la que se mostraba optimista sobre la resolución de los problemas planteados. Ese mismo día, Bigot abandonó el secretismo e informó al personal del proyecto, que son miles de personas, de la existencia de la carta de ASN y señaló que la revisión y autorización por parte de este organismo estaba prevista antes de poder iniciar el montaje. El diseño del ITER como instalación nuclear se autorizó en 2012.

Bigot se refiere en su mensaje también a una reciente desinformación sobre el tema por parte de "unos pocos y conocidos activistas contra la fusión por hidrógeno" (claramente el New Energy Times). Dice que es falso que los sectores del tokamak, completos o en parte, se dejaran caer y asegura que se resolverán los problemas técnicos con "soluciones de ingeniería seguras y de alta calidad", como se ha hecho muchas veces durante los últimos siete años. Finalmente, Bigot pide al personal que no haga caso de estas falsedades. "Estamos comprometidos a entregar la instalación ITER como demostración de la factibilidad de la energía de fusión para proporcionar energía segura, favorable al medio ambiente y prácticamente ilimitada para futuras generaciones".

A pesar de esta visión optimista, las exigencias de la ASN reflejan graves dificultades para el ITER, como ha hecho notar Michel Claessens, que fue jefe de prensa del titánico proyecto de ingeniería durante varios años: "Es un problema muy grave. La ASN requiere una profunda revisión del diseño completo antes de que pueda autorizar que comience el montaje del tokamak dentro del criostato".

Claessens acaba de declarar en una sesión especial sobre el ITER en el Parlamento Europeo como denunciante de las quejas que le han hecho llegar algunos de sus antiguos colegas, tanto en Cadarache como en Barcelona, donde se gestiona la aportación europea a ITER. "Mis colegas en ITER hablan de un proceso de toma de decisiones defectuoso, de la enorme dimensión política del proyecto", dijo Claessens ante los parlamentarios y añadió que la cúpula del ITER quiere salvar la cara como sea, que ha establecido una forma política de gestión, que califica de tóxica, dentro de un proyecto científico y no escuchan lo suficiente a los expertos, imponiendo una cultura de miedo y desinformación que lleva a numerosas dimisiones y también despidos. Este veterano ex portavoz de la Comisión Europea recoge también problemas de seguridad, como un supuesto fallo de diseño que ha identificado la ASN por el que la radiación puede perjudicar a los futuros trabajadores de mantenimiento del reactor (no a la población general). También han comparecido en la sesión y en el mismo sentido algunos sindicalistas.

Coincidiendo con todo esto, el último boletín de noticias de ITER se retrasó varias semanas en aparecer y el 28 de febrero abrió con una información en la que aclara el proceso burocrático que ha llevado a esta situación y recuerda que el montaje preliminar del primer sector del núcleo está terminado y que el del segundo sector tardará varios meses por lo que se espera que las exigencias de la ASN se cumplan a tiempo de que no se retrase el calendario previsto. Esto es algo que ningún experto de los que se han manifestado cree que sea posible.

En el ITER, el mayor proyecto científico técnico del mundo, participan 35 países: la Unión Europea, Rusia, China, Estados Unidos, India, Corea del Sur y Japón. El coste estimado se ha ido elevando con los años, al tiempo que se sucedían crisis y retrasos, y ahora se cifra en 40.000 millones de euros. El objetivo, si se lograra, merecería seguramente la pena, pero el camino (ITER es camino en latín) se ha vuelto muy pedregoso.

Todo esto pasa mientras se anuncian "hitos" en la energía de fusión, como el reciente en el tokamak JET, en Reino Unido, o el de la National Ignition Facility en Estados Unidos que, aunque alentadores, no significan todavía realmente mucho en el largo camino de obtener energía por el mismo proceso por el que brillan las estrellas.

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