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El crimen más divertido del cine francés

François Ozon convierte su película 'Mi crimen' en una fiesta de la sororidad y el feminismo. El título es una divertida y maliciosa comedia "dedicada a las mujeres" protagonizada por Nadia Tereszkiewicz, Rebecca Marder e Isabell Huppert.

La película 'Mi crimen' festeja la solidaridad y la hermandad entre las mujeres.
La película 'Mi crimen' festeja la solidaridad y la hermandad entre las mujeres. Caramel Films y Bteam Pictures

Mujeres "literalmente aplastadas por el patriarcado" que se rebelan y libran un fiero combate contra violadores, abusadores, machistas… y lo celebran. Así son los personajes principales de la nueva película de François Ozon, Mi crimen, una comedia ingeniosa, con mucha mala leche y bastante malicia. Una gran fiesta de la sororidad y el feminismo.

Un productor intenta violar a una actriz –Madeleine, joven, guapa y con escaso talento–, a la que acusan del crimen cuando el hombre aparece muerto poco después. Con la ayuda de su íntima amiga Pauline, una abogada pobre y sin trabajo, sale absuelta en legítima defensa y convertida en abanderada de la lucha de todas las mujeres contra la opresión y el abuso. En medio de su creciente fama, aparece Odette Chaumette, una superviviente de otros tiempos de la interpretación, reclamando otra verdad.

Liquidar al violador

La fantasía de haber liquidado al violador deviene en una divertidísima fiesta en esta película, una farsa ocurrente con un tono ligero, desde el que Ozon se adentra en temas muy serios que resuenan con fuerza en la actualidad y que señalan muy directamente al movimiento del #MeToo. La película es una adaptación al cine de una obra de teatro de Georges Berr y Louis Verneuil de 1934, pero despojada de la hiriente misoginia que contenía el texto original y adornada con los tintes artísticos de la época.

"En los años 30 la situación de las mujeres era mucho más complicada que ahora. No podían casarse sin el consentimiento de sus padres, no podían abrir una cuenta en el banco y no tenían derecho a voto. Estaban literalmente aplastadas por el patriarcado, eso me permitía mostrar personajes más combativos y también más amorales, porque el combate era mucho más duro y más fuerte", dice el cineasta, que disfruta a lo grande con esta feliz fechoría, en la que todos, menos el muerto, salen ganando con el crimen.

Un cliché del patriarcado

Nadia Tereszkiewicz -ganadora del premio César a la mejor actriz revelación por un trabajo posterior, La gran juventud- y Rebecca Marder, son las protagonistas de esta comedia, en la que el papel estrella, sin embargo, queda en manos de una maravillosa Isabell Huppert, excesiva, astuta y especialmente luminosa. Con ellas, algunos de los grandes nombres del teatro y el cine francés, como Fabrice Luchini -dando vida a un juez torpe y patán- o André Dussollier.

Con todos ellos Mi crimen se transforma en un canto a la sororidad, a la hermandad entre mujeres, a una lealtad a prueba de los cañonazos lanzados por el patriarcado a lo largo de la historia. "La rivalidad entre mujeres es un cliché, una visión del patriarcado, eso está clarísimo", sentencia François Ozon. "Claro que habrá mujeres enfrentadas, pero no exageremos. El movimiento feminista de hoy lo ha entendido perfectamente, se debe hacer un combate frontal, pero sin separaciones, todas unidas", añade. 

Cierre de una trilogía

Animada por el universo y la atmósfera de muchas películas de los años 30 y 40, el cine de Renoir, de Lubitsch, de Billy Wilder, de Capra y las screwball comedies, Mi crimen recoge el testigo de una tradición que, desgraciadamente, se rompió poco después. "Aquellas películas tenían un ritmo tremendo y es fantástico lo modernas que son. Todas tenían, además, papeles muy poderosos para las mujeres, una cosa que desapareció en los años 50. Las mujeres tenían papeles protagonistas habituales y eso me decidió para basarme en esa costumbre".

El cineasta François Ozon en una imagen de archivo.
El cineasta François Ozon en una imagen de archivo. Jens Koch / Festival de Berlín

Práctica que todavía hoy no se ha recuperado como entonces y que acompaña al dominio masculino en la industria del cine. Ozon, por su parte, trabaja en ello desde hace tiempo y con esta película cierra una trilogía que mira justamente hacia las mujeres y más, hacia las mujeres protagonistas de la comedia. Hace veinte años, 8 mujeres, otro hombre muerto y un grupo de mujeres, cada uno con razones de peso para haber cometido el crimen. Hace diez años, Potiche. Esta vez, el hombre secuestrado y un ama de casa burguesa y maltratada que disfruta, por fin, de su independencia. Y ahora, Mi crimen, que cierra esta fiesta del humor dedicada a las mujeres.

Los abusadores del cine

"¿Sería posible, en 1935, que una mujer tuviera una carrera y una vida sin restricciones, con plena libertad y plena igualdad?", dice Madeleine Verdier en el juicio contra ella. Ozon lanza desde el cine la pregunta a la sociedad de hoy. "Los abusadores en el cine hoy existen, seguro, no tengo ninguna duda de ello. Todos conocemos los abusos de poder de Harvey Weinstein, pero no diría que en el cine francés estemos al mismo nivel, aunque por supuesto hay personas que abusan de su poder, con mujeres y con hombres, en el cine y en los otros medios artísticos".

"Desde luego quedan muchos combates por librar, queda mucho por hacer", sentencia el cineasta que, sin embargo, subraya que "una película no es un manifiesto político, una película cuenta una historia. Yo lo que quiero es plantear preguntas, aunque tenga, naturalmente, mi propia opinión. La política y el arte no tienen nada que ver".

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