Este artículo se publicó hace 2 años.
Maíz, diésel o luz: Europa busca medidas para contener el impacto económico de la guerra en Rusia
España defiende que es uno de los países menos expuestos a las consecuencias directas de la agresión sobre Ucrania, pero continúa su batalla para que la UE adopte medidas que disminuyan el precio de la electricidad.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
Una crisis financiera global. Una década de estancamiento económico. Una pandemia global. Y ahora una guerra en el corazón de Europa. Las economías europeas sufren las décadas de la volatilidad y de la inestabilidad mundial. Y, con ello, lo hace el bolsillo de los ciudadanos, los puestos de trabajo y el acceso a bienes de consumo imprescindibles para muchos.
La guerra desatada por Vladimir Putin en Ucrania deja ya una lección en suelo comunitario: las sanciones históricas impuestas contra el régimen ruso, contra sus sectores estratégicos y contra los oligarcas que lo apoyan no serán a coste cero en la UE. En la capital comunitaria asumen que el precio a pagar será elevado, pero "más costoso sería no actuar" frente al ataque a un país soberano, al Derecho Internacional y a los pilares fundamentales de cualquier democracia, defienden en Bruselas. "El efecto económico ya se siente en Europa, pero no es nada comparado con el sufrimiento que están padeciendo millones de ucranianos", asegura Pascal Donohoe, presidente del Eurogrupo.
El elevado precio de la electricidad, el coste aumentado de los carburantes, la escasez de ciertas materias primas, las disrupciones en la cadena de suministro o la inflación en el precio de ciertos alimentos son los daños colaterales en el bolsillo de los europeos tras más de dos semanas de guerra en Ucrania.
Con este telón de fondo, los ministros de Economía y Finanzas se dan cita este lunes y martes en la capital comunitaria para evaluar el impacto macroeconómico de la guerra y dibujar un plan de acción que minimice la sacudida del conflicto bélico en unas economías europeas que comenzaban a despegar tras más de dos años de pandemia. De momento, hay preocupación pero no alarmismo. "Estoy convencido de que si actuamos de forma firme y unida, podemos evitar que la recuperación económica se descarrile y que la recesión regrese a Europa debido a la guerra", asegura Paolo Gentiloni, comisario de Economía.
El impacto desatado por el cerco financiero al Kremlin será asimétrico en todo el bloque comunitario
Otra certeza es que el impacto desatado por el cerco financiero al Kremlin será asimétrico en todo el bloque comunitario. La guerra de Putin será mucho más costosa para unos Estados miembros que para otros. Algunos países como Letonia o Chequia reciben todo su gas de Rusia. Pero estas dependencias energéticas son mucho más reducidas en países del sur, como es el caso de España. "Somos uno de los países menos expuestos a la agresión sobre Ucrania. Y, por tanto, uno para los que se prevé un menor impacto económico", asegura la vicepresidenta económica Nadia Calviño.
De momento, Bruselas está en fase de análisis. No pone cifra al coste total de la guerra y de las sanciones a Rusia porque cree que es un escenario "demasiado prematuro". Pero la UE se prepara ya para adoptar medidas que suavicen las consecuencias de la guerra en sus arcas y, sobre todo, para que no entorpezca la recuperación post-pandémica. Algunos países, especialmente Francia, han arrojado la idea de crear un nuevo Fondo Europeo con deuda conjunta –espejo de Next Generation- para hacer frente al gran desembolso que viene en materia energética y de defensa. España e Italia estaría en el barco, pero se trata de una iniciativa muy poco madura y que ya parte con férreos oponentes como el neerlandés Mark Rutte e incluso la propia Alemania de Olaf Scholz.
España continúa su batalla por los precios de la luz
En este contexto, la prioridad española es que la UE adopte medidas para reducir la factura de la electricidad, una batalla que lleva librando en Bruselas desde hace años pero que ha tomado más impulso con la guerra en Ucrania. El presidente Pedro Sánchez iniciará una gira europea para recabar apoyos, pero todavía no ha concretado qué capitales visitará. En cualquier caso, el Ejecutivo español adoptará medidas unilaterales para intervenir los precios del mercado energético si las divisiones europeas en la materia persisten. "España pide con urgencia medidas para desacoplar los precios de la electricidad del chantaje energético al que nos está sometiendo Putin", ha advertido Calviño a su llegada al Eurogrupo.
La ONU ha calificado esta guerra como una "espada de Damocles" que se cierne sobre la "economía global"
La otra gran arteria es la cadena de alimentos global. Los precios ya encajan fuertes subidas al alza que están dejando estanterías vacías en productos como el aceite de girasol en los supermercados españoles. Ucrania es el cuarto mayor proveedor externo de alimentos en la UE, a la que proporciona el 52% del maíz que consume. Bruselas prevé lanzar en el Colegio de Comisarios de la próxima semana una comunicación para abordar la problemática. La ONU ha calificado esta guerra como una "espada de Damocles" que se cierne sobre la "economía global".
Serán unos meses intensos en todas estas disyuntivas. La Comisión Europea también trabaja en la estrategia para que la UE disminuya dos tercios su dependencia energética con Rusia este mismo año. El anhelo es que no exista carbón, petróleo o gas procedente de Moscú para 2027. La idea está clara, pero no tanto el cómo conseguirlo, ya que los mercados alternativos, por lo pronto, no se presentan suficientes para compensar el suministro ruso. Austria ya advierte de que este escenario "no es realista". Lo que sí se descarta a priori es seguir la estela de Estados Unidos y el Reino Unido, que han decretado un boicot energético a Rusia. La prioridad es que cualquier decisión garantice que Rusia sea el gran perjudicado y no una Europa altamente dependiente de sus recursos.
Reducción de impuestos y 'vouchers' en la gasolina
Mientras llegan estas respuestas de la Comisión Europea, que serán desveladas de forma progresiva en los próximos dos meses, algunos países europeos ya están tomando medidas para suavizar el impacto de la crisis en sus nacionales. Francia rebajará en 15 céntimos cada litro de combustible a partir del próximo 1 de abril. Serán reembolsados por el Estado. El Elíseo insiste en que no se trata de una bajada de impuestos y cifra en unos 2.000 millones de euros el coste de la medida.
Por su parte, Portugal rubricó hace unos días el programa AutoVoucher para reembolsar a los consumidores un máximo de 20 euros en su consumo de carburantes. Otros gobiernos como el irlandés anunciaron la semana pasada una reducción del impuesto especial sobre el combustible para abaratas el precio de la gasolina y el diésel. La medida costará a las arcas unos 320 millones de euros. Además, Suecia ha anunciado este mismo lunes sus intenciones de rebajar impuestos en torno al combustible, incrementar las ayudas a los hogares e incrementar la compensación por el uso de energía eléctrica para aliviar la carga de la guerra en sus contribuidores.
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