Este artículo se publicó hace 2 años.
Bruselas ultima el paquete energético entre divisiones de los Estados miembro
España, Francia y otros 13 Estados reclaman un tope al precio del gas, una opción que choca, entre otros, con Alemania. El Ejecutivo comunitario, de momento, se limita a preparar un precio de referencia alternativo al del mercado de futuros holandés, TTF.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
La Comisión Europea desvelará este martes su esperado paquete de propuestas legislativas para aliviar la factura de la luz y contener la volatilidad de los mercados energéticos. Será la antesala del gran asalto de finales de semana, cuando los 27 líderes de Estado y de Gobierno se den cita en una cumbre europea que no se anticipa fácil. En Bruselas describen el Consejo Europeo del próximo jueves y viernes como "crucial" y "definitivo" para salvar la temporada de invierno.
El cronómetro corre. Y a la UE se le está agotando el tiempo. La sensación es que los Consejos extraordinarios y debates sin concreción deben ya da paso a la acción con medidas que hagan frente al desorbitado precio del gas. Sobre la mesa hay un arsenal de medidas con diferentes riesgos y alcances. El papel de Bruselas es ahora presentar una propuesta que tenga en cuenta las sensibilidades de las 27 capitales para que pueda ser aprobada esta misma semana.
Parece descartado que la nueva propuesta incorpore la extensión de la excepción ibérica al grueso de la UE
En este escenario, imponer un tope al precio del gas es la medida más divisoria. España, Francia y otros 13 Estados miembros lo llevan pidiendo desde hace semanas. Pero la iniciativa se topa con el rechazo profundo de Hungría, el único país del bloque que ha continuado incrementando la compra de gas ruso. Y con Alemania, el país del bloque más dependiente del gas, quien alega que esta medida puede dar lugar a escasez y desabastecimiento. Es decir, ante este doble dilema, Berlín prefiere pagar el gas a un precio más caro sin arriesgar a que los nuevos suministradores como Noruega o Argelia diversifiquen sus productos a otras regiones.
También parece descartado que la nueva propuesta bruselense incorpore la extensión de la excepción ibérica al grueso de la UE. España y Portugal implementan desde junio este sistema, que consiste en desacoplar el precio del gas del coste final de la electricidad, que ha permitido dar un balón de oxígeno a las facturas de los consumidores. Alemania es, de nuevo, uno de los grandes frenos. Desde el Ejecutivo de Olaf Scholz temen que la medida dispare el consumo de gas en un momento en el que este preciado recurso escasea.
La rusa Gazprom avisa que si se pone un tope al precio del gas, cortará el suministro
La postura del motor germano, que acaba de aprobar el escalofriante fondo de 200.000 millones de euros para ayudar a sus empresas y ciudadanos, es vista con recelo en capitales como Madrid o París. Los nórdicos u holandeses con las otras delegaciones que ponen trabas a cualquier intervención de los mercados. Y la propia Comisión Europea, aunque se ha abierto a la idea de europeizar el escenario ibérico, también tiene sus reservas.
Este mismo lunes, la estatal rusa Gazprom ha advertido de que si la Unión Europea aprueba un tope al precio de gas estaría incumpliendo los contratos firmados y daría lugar a una interrupción ipso facto de todo el suministro de gas que llega desde Rusia.
Entonces, ¿qué medidas se esperan?
La más importante, tal y como lo ha anticipado la responsable de Energía Kadri Simson, es la presentación de un índice de referencia alternativo al Title Transfer Facility (TTF) del mercado de futuros holandés, que ha quedado obsoleto ante el contexto actual de guerra disparando especialmente el precio del Gas Natural Licuado (GNL). Mientras que en los últimos ochos meses, Europa ha reducido la adquisición de gas ruso del 40% al 7%, la tendencia inversa ha ocurrido con el gas natural licuado. Y en Bruselas reconocen abiertamente que el sistema actual no hace justicia a la situación. La agencia Bloomberg adelanta que el nuevo mecanismo que está diseñando el Ejecutivo comunitario sería "temporal", "flexible" y "dinámico".
Bruselas reconoce abiertamente que el sistema actual no hace justicia a la situación
Las otras medidas que ultiman en el Berlaymont pasan por impulsar las compra conjunta de gas (una iniciativa similar a la adquisición comunitaria de vacunas durante la pandemia del coronavirus); establecer nuevos y más severos objetivos de ahorro energético; y consolidar acuerdos de solidaridad entre Estados miembros. Buenas partes de las medidas que se encuentran a debate en estos momentos tienen "inspiración" española. Los de Pedro Sánchez llevan meses, incluso antes de la guerra, haciendo un ejercicio de presión y pedagogía con sus socios comunitarios para impulsar reformas de calado sobre el mercado energético europeo.
Alemania ha sido siempre uno de los grandes frenos. Berlín, la capital más expuesta a los vaivenes del mercado y los cortes de los grifos de gas, se abre ahora a ideas como las compras conjuntas a las que se oponía hasta hace poco. Pero su postura en contra de topar el precio de todo el gas continúa implacable. La Comisión Europea apostará en el corto plazo por debatir y negociar, sin imponer, mejores precios con aliados como Noruega. Pero son trabajos que llevan tiempo. La UE llega con las reservas del gas a más del 90%. Pero ni siquiera ello le blinda frente a uno de sus inviernos más inciertos y fríos. Y los pronósticos no son los más halagüeños. Una vez pasados los meses más gélidos, los almacenes deberán volver a llenarse. Y ya hay voces en Bruselas que advierten de que los próximos inviernos podrían ser incluso más duros que el de 2022.
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