Este artículo se publicó hace 2 años.
La Cisjordania palestina, en riesgo tras la pérdida de control de Mahmud Abás y la Autoridad Palestina
Mahmud Abás, que lleva más de tres lustros en el poder, no ha conseguido frenar la expansión y anexión israelí. A ello se añade que preside un gobierno cuyo único interés radica en perpetuarse sin hacer frente a los problemas de una sociedad hastiada e inconformista con la realidad que le rodea.
Eugenio García Gascón
Actualizado a
La sociedad palestina en Cisjordania se dirige a paso veloz hacia una quiebra segura que el presidente Mahmud Abás trata de contener con maniobras dilatorias, aunque sus acciones al servicio de Israel la están acelerando. El malestar económico a raíz del continuado incremento del coste de la vida y, sobre todo, el malestar social derivado de la ausencia de esperanzas políticas se encuentran detrás del deterioro.
A sus 86 años Abás no ha designado a un sucesor, una circunstancia que agrava la situación, si bien ninguno de los candidatos in pectore parece reunir las condiciones necesarias para aglutinar a la mayoría de la población. El resultado es que un cielo negro se proyecta sobre los territorios ocupados en la guerra de 1967 que Israel se ha anexionado de facto.
El último movimiento de Abás ha consistido en la designación de un número de cargos de relevancia en la Organización para la Liberación de Palestina, un hecho que todo el mundo interpreta como el deseo de atar cabos ante un hipotético relevo en la presidencia que no podrá demorarse mucho debido a la avanzada edad del mandatario.
Mientras esto ocurre en palacio, los incidentes que se suceden sobre el terreno señalan que el fuerte aparato policial de la Autoridad Palestina, dirigido desde Israel, también está presentando fracturas importantes en relación con la seguridad y la represión de la resistencia mientras se suceden protestas espontáneas y populares por toda Cisjordania.
Repercusión en forma de movimiento contra Abás
Cualquier suceso que hasta hace unos meses no tenía repercusión suscita ahora movimientos callejeros que a menudo se dirigen contra el presidente Abás. Recientemente, la demolición de una casa cerca de la localidad de Yenín, al norte de Cisjordania, perteneciente a un miliciano a quien Israel acusó de matar en diciembre a un colono judío que residía en el vecino enclave "ilegal" de Homesh, derivó en sonadas protestas.
El palestino de la calle está debidamente informado de lo que sucede por todas partes. En el barrio de Sheij Yarrah, en la Jerusalén ocupada, decenas de residentes están a punto de ser expulsados de sus casas por las fuerzas de ocupación y no consta que Abás esté moviendo ficha.
Hace solo unos días el ejército mató a tres palestinos de las Brigadas al Aqsa, las milicias de Fatah, el partido de Abás, y las autoridades palestinas apenas han condenado la actuación de los soldados contra el vehículo en el que viajaban los tres milicianos a plena luz del día en el corazón de la ciudad de Nablús, que solo en teoría está bajo control de los palestinos.
"Ilegítimo, divisorio y exclusivo"
Los medios palestinos y hebreos publican a diario informaciones sobre la debilidad y el declive de la Autoridad Palestina, de manifestaciones continuas de miles de personas desafectas con la gestión de Abás en ciudades como Hebrón o Nablús, protestas contra el caos en la seguridad y la explosión de los precios en los alimentos y la energía, donde se exigen respuestas y medidas prácticas inmediatas para resolver los problemas, medidas que nunca llegan.
Hace solo unos días el Consejo Central Palestino de la OLP se reunió bajo la dirección de Abás con el objetivo de consolidar la autoridad del presidente. Numerosas facciones acusaron a Abás de convocar con ese fin un cónclave que calificaron de "ilegítimo, divisorio y exclusivo". La división de las fuerzas palestinas es cada día más evidente y nada augura que esta tendencia vaya a cambiar.
Las últimas elecciones presidenciales se celebraron en 2005, poco después de la muerte de Yaser Arafat, y desde entonces Abás ha hecho y deshecho a su antojo permitiendo que Israel ahonde en la anexión de los territorios ocupados, hasta llegar a un punto que a muchos les parece irreversible.
Las últimas elecciones parlamentarias se celebraron hace 16 años. En 2007 Hamás, que había ganado esas elecciones de manera clara, tomó el poder en la Franja de Gaza y ha gobernado desde entonces en la Franja a pesar de las duras sanciones y restricciones impuestas por Israel, que impulsa la división palestina siempre que se le presenta una oportunidad.
En un intento de calmar el resentimiento de la población, el Consejo Central Palestino anunció que congelaba la coordinación de seguridad entre la Autoridad Palestina e Israel. Sin embargo, nadie cree que este anuncio tenga una base real puesto que es el ejército israelí el que sostiene a Abás, quien de otra manera tendría que abandonar la presidencia de manera inmediata.
Abás, sin valor ni trascendencia
Hace ya cuatro años que la OLP aprobó la misma medida y nunca llegó a aplicarse. Los palestinos saben perfectamente que con este tipo de declaraciones Abás quiere transmitir que está al mando de la Autoridad Palestina, cuando en realidad todos los días se ve que no es así. A la gente le consta que los anuncios que haga Abás no tienen ningún valor ni trascendencia.
El Yediot Ahronot señala que los palestinos son conscientes de que la Autoridad Palestina no tiene absolutamente ningún control sobre la tierra y que más tarde o más temprano esto se traducirá en grandes problemas que de momento se van aplazando debido al completo sostén que el ejército israelí brinda a su presidente.
Durante más de tres lustros Abás ha demostrado que no es capaz de modificar la ocupación en lo más mínimo. Al contrario, Israel no deja pasar un día sin consolidarla y expandirla. A su edad, no podrá continuar mucho tiempo en el cargo, de manera que las posibilidades de que la situación explote parecen estar a la vuelta de la esquina.
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