Este artículo se publicó hace 2 años.
La UE impone a Rusia las sanciones más duras nunca vistas y rearma a Ucrania para la guerra
Bruselas golpea a Putin succionando su acceso a los mercados financieros globales, aprueba la medida inédita de pagar con dinero europeo las armas a un país en guerra y veta a Russia Today.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
Las sanciones económicas más duras de su historia. El cierre del espacio aéreo a las compañías rusas. El fin de los canales rusos Sputnik y Russia Today en territorio europeo por "desinformar". La financiación con dinero comunitario del envío de armamento a un país en guerra. La activación de las tropas de despliegue rápido de la OTAN. El fin de la política pacifista de Alemania y de la neutralidad sueca en los envíos de material bélico. La cancelación del gasoducto Nord Stream II. Son medidas sin precedentes de Occidente a una situación que hace tan solo una semana, si bien temida, era casi impensable: el regreso de la guerra al corazón de Europa.
La respuesta occidental a la invasión desatada por Vladimir Putin, que en Bruselas describen como "cínica, bárbara e injustificada", ha dado paso a una respuesta europea inusualmente rápida, unida y contundente. Las sanciones masivas y sin precedentes a los sectores estratégicos rusos como la energía, la aviación o la tecnología asfixiarán la economía del país. El doble objetivo es empujar al régimen de Putin al ostracismo internacional convirtiéndolo en un Estado paria y cortar las vías por las que financia esta guerra. El Kremlin está cada vez más aislado en todos los frentes de la comunidad internacional: diplomático, financiero, comercial, cultural o deportivo. Todas estas medidas y vetos tendrán un efecto en la sociedad y en su tejido productivo en el largo plazo. Pero, ¿qué ocurrirá en el corto?
Difícilmente las medidas adoptadas por Occidente tendrán efecto disuasivo en los planes inmediatos de Putin para Ucrania. El interrogante es cómo va a reaccionar el líder ruso: dando pasos de repliegue y sentándose en la mesa de negociación o, por el contrario, envalentonado por estos castigos. En Bruselas, que ponen en valor la sorprendente resistencia de la sociedad y el Ejército ucraniano, temen un escenario en el que el choque militar sobre el terreno se estanque provocando una respuesta todavía más feroz de un Moscú que evitará por todos los medios sentirse acorralado.
Borrell: "La UE ha reaccionado de una forma que ha sorprendido a muchos, incluidos a los rusos"
El único mensaje positivo que la UE saca de la crisis actual es que nunca antes ha estado tan unida. "Vivimos un momento histórico. Y sé que en muchas ocasiones se abusa del término histórico. Pero de veras lo es. Primero porque es la primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que una potencia miliar ataca un país soberano violando el Derecho Internacional. Y segundo porque la UE ha reaccionado de una forma que ha sorprendido a muchos, incluidos a los rusos", ha señalado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en rueda de prensa.
En apenas unos días ha dado más pasos en su política de seguridad y defensa que en la última década. Los 27 ministros de Asuntos Exteriores han acordado la activación del Instrumento Europeo para la Paz. Es decir, por primera vez en su historia, la Unión, que es un proyecto de paz, pagará las armas enviadas a un país en guerra. La medida tendrá efecto retroactivo y cuenta con un fondo inicial de 450 millones de euros. En paralelo, la OTAN enviará en los próximos días a miles de soldados al flanco oriental. La respuesta de ambas organizaciones es armar a Ucrania para que resista, pero el envío de soldados europeos o estadounidenses al campo de batalla no está sobre la mesa.
"Queremos la paz pero debemos estar preparados para defender esta paz", advierte del jefe de la diplomacia europea. La otra medida controvertida es la prohibición de la emisión de Russia Today y Sputnik en suelo europeo. En el marco de la otra guerra, la de la desinformación, la Comisión Europea ha dado este paso, que ha desatado enormes críticas por ser visto como un ataque a la libertad de expresión. Bruselas estima que son instrumentos al servicio del Kremlin para "intoxicar". "Putin no solo quiere conquistar lugar, también mentes", ha justificado Borrell.
Amenaza nuclear versus diplomacia
En medio de unas horas de altísimo voltaje en el Viejo Continente, Putin sigue jugando al gato y al ratón. Por un lado, amenaza con emplear cabezas nucleares contra Ucrania y, por el otro, acuerda comenzar las negociaciones con Kiev en Bielorrusia. Los europeos son cuanto ni menos escépticos a este paso. Creen que las intenciones del ex agente del KGB pasan por derrocar al Gobierno de Volodimir Zelenski y pronostican que solo aceptará la claudicación de Ucrania. En el largo plazo, temen que sus planes no se limitan a Ucrania, sino a extender su influencia, si es necesario por la fuerza, a Georgia, Moldavia o los Balcanes Occidentales.
Europa llega así al cuarto día del escenario que llevaba meses evitando. La guerra ha regresado a su suelo. Las primeras respuestas a la invasión rusa fueron tímidas. La UE quería adoptar un enfoque gradual guardándose munición. También jugó un papel fundamental el miedo de países muy dependientes del comercio con Moscú, como Italia, Alemania o Chipre, al impacto de estas medidas en sus economías. Pero el rápido deterioro de la situación sobre el terreno ha empujado al bloque comunitario a adoptar medidas casi inconcebibles hace unas semanas, como la exclusión de los bancos rusos del sistema financiero global SWIFT. Sus consecuencias se palparán en unas economías europeas que comienzan a reponerse de la sacudida de la pandemia. Pero la agresividad rusa ha propiciado que Bruselas saque ya toda su artillería en respuesta a Putin.
La gran incógnita que surgen ahora son es hasta dónde será capaz de llegar el presidente ruso. Comenzar una guerra es lo fácil, terminarla lo difícil. Con buena parte de la munición ya disparada, a los europeos se le agotan los recursos para frenar a Putin y devolverlo a una mesa de negociación que no solo deberá poner fin a la guerra en Ucrania, sino determinar un nuevo marco de seguridad europea. El temor es que el conflicto de enrosque y se produzca una larga guerra de desgaste.
Estos refugiados sí
Bruselas cree que las personas que huyen del conflicto de Ucrania son "de los suyos". "No son migrantes, son refugiados que huyen de la guerra", afirman en la capital comunitaria. Las cifras de la Comisión Europea estiman que más de 300.000 ucranianos estarán ya en suelo europeo. Aunque en el futuro podría dispararse hasta los cinco millones.
En este escenario, el Ejecutivo comunitario se prepara para activar una Directiva que permite conceder asilo de forma automática y temporal a las personas que huyen de una guerra. En 20 años desde su nacimiento, nunca ha sido activada.
La UE, ahora sí, cuenta con unanimidad para acoger a los ucranianos que huyen del embate de Putin. Incluso Hungría y Polonia, países anti-inmigración que se han negado en rotundo a recibir a sirios, afganos o somalíes, han sido de los primeros en reaccionar. Todo ello contrasta con la división y la tibieza con la que la UE ha lidiado con el drama migratorio durante los últimos años. La política de refugiados ha sido la no política con soluciones ad hoc en el Mediterráneo o con una retórica cada vez más dura con lo que consideran la "inmigración irregular". Desde la crisis de refugiados de 2015, la UE carece de una política de asilo común.
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