Este artículo se publicó hace 2 años.
El miedo a un 'pucherazo' y a un auge de la violencia marca la recta final de las presidenciales en Colombia
El cierre de campaña electoral del izquierdista Gustavo Petro, gran favorito en las encuetas, llegó con su advertencia de un posible estallido de violencia que legitime al actual Gobierno para suspender las votaciones del próximo 29 de mayo, que le son desfavorables. El Pacto Histórico se acerca a la Presidencia por primera vez en la historia.
"No es para actuar con intranquilidad, hay que actuar con mucha serenidad. Lo que quieren es que estalle la violencia en Colombia para perpetuar el actual gobierno". El cierre de campaña del candidato de la izquierda a la Presidencia de Colombia, Gustavo Petro, ha estado marcado por los rumores de pucherazo, de violencia y de un pseudo golpe de Estado preventivo que aleje o suspenda la cita con la urnas prevista para el próximo 29 de mayo.
Petro, artífice del llamado Pacto Histórico, la candidatura de la izquierda que por primera vez parte como favorita para hacerse con el Gobierno, ha puesto el broche a una campaña en la que se ha mantenido líder en las encuestas pese a la campaña de miedo al "populismo bolivariano" que ha desatado la derecha colombiana, heredera del turbio uribismo que sigue mantenido el poder económico y político en el país.
El balance de todas las encuestas arroja una ventaja apabullante de Petro, con casi un 42% de los votos, frente al 25,3% que aventuran para Federico Fico Gutiérrez, el candidato derechista. Salvo sorpresa, habrá segunda vuelta, ya que el Pacto Histórico se queda demasiado lejos del 51% de los votos necesarios. El duelo Petro - Gutiérrez será, según pronósticos, la pantalla final del ciclo electoral puede suponer un giro de 180 grados en el país.
Aunque hay un tercero en discordia que amenaza al último delfín de no oficial de Álvaro Uribe. Rodolfo Hernández, empresario de 77 años que ha financiado su campaña, como ya hiciera con la que le llevó a la alcaldía de la ciudad de Bucaramanga en 2015, de la que dimitió tras varios escándalos. Con un 18% en las encuestas, nadie puede descartar un sorpasso a Fico Gutiérrez.
Muy lejos quedan las opciones de Sergio Fajardo, el profesor que se autocoloca en el centrismo. Pero la opción más tibia en un país polarizado tras un convulso 2021 apenas le han granjeado el 6% de intención de voto tras una continuada caída. Ni siquiera merece ya comentarios la candidatura de Ingrid Bentancourt, que no alcanza ni el 1%.
Las elecciones legislativas del pasado marzo ya dejaban claro el esquema de las presidenciales, con Petro y su candidata a la vicepresidencia, Francia Márquez, como ganadores contundentes que además se aseguran el control de las cámaras legislativas del país.
Llegados a este punto, es escenario es del todo incierto y peligroso para los líderes del Pacto Histórico. Colombia es un país donde los asesinatos e, incluso, el exterminio físico de partidos de izquierda, como la Unión Patriótica en los años 80 y 90, han sido una opción tan real como sangrienta. Donde el paramilitarismo, vinculado multitud de veces al uribismo, ha campado a sus anchas durante décadas y ahora ocupa el espacio que las FARC dejaron tras abandonar las armas. Donde el asesinato a líderes sociales y defensores de derechos humanos es tan común como la impunidad de los asesinos.
Escudos policiales en el mitin de Márquez
Quizás por eso Márquez, la aspirante a la vicepresidencia, abogada y afrocolombiana, no pudo concluir su discurso de cierre de campaña en Bogotá. Su equipo de seguridad decidió protegerla con escudos mientras hablaba a la multitud después de que un puntero láser se moviera sobre su cabeza. Los candidatos del Pacto Histórico han estado escoltados por una enorme equipo de seguridad durante toda la campaña, y cualquier amenaza, por pequeña que sea, tiene pábulo para ellos.
La Fiscalía colombiana abrió una investigación sobre este episodio, al que la propia Márquez respondió con un "No pasarán" que encendió a los miles de seguidores. Márquez, que fue Premio Goldman (el Nobel de Medioambiente) en 2018, ya ha denunciado varias amenazas de "exterminarla" durante la campaña, con panfletos de la organización paramilitar Águilas Negras, y ella misma fue víctima de un atentado en 2019 cuando estaba en una reunión de preparación para unos diálogos entre indígenas y el Gobierno, cuando fue atacada con armas y granadas.
Gustavo Petro no se fía de los siete días que restan hasta la cita con la urnas. De hecho ha marcado en rojo el próximo martes. Prevé que desde el actual Gobierno del saliente Iván Duque "tienen pensado darle un golpe a las elecciones". Pasaría por "suspender las elecciones" y "suspender los órganos que dirigen el régimen electoral en Colombia". Por eso ha llamado a los candidatos Fajardo y Hernández a una reunión de urgencia este mismo lunes.
La información de Petro también había llegado al reputado periodista de investigación Gonzalo Guillén, que el sábado revelaba que el mismo temor recorría los despachos de la Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia, el órgano encargado del registro civil nacional, de la convocatoria de elecciones y de su organización.
Es cierto que nunca se han suspendido una elecciones en Colombia. Ni siquiera en pleno conflicto entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno. Ni por causa del secuestro de un candidato, como ocurriera en 2002 con Ingrid Betancourt. Pero también es igualmente cierto que la izquierda nunca estuvo tan cerca del poder en un momento en que las FARC ya no son un factor de violencia.
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