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Putin aplica una estrategia de desgaste sobre Ucrania y anuncia que instalará armas nucleares "tácticas" en Bielorrusia 

Ucrania prepara una contraofensiva primaveral con la nueva flota de tanques europeos y estadounidenses. El orden mundial post-Guerra Fría se reconfigura en un conflicto que ya es mundial.

Guerra
Militares ucranianos disparan con un TRF-1 de 155 mm contra posiciones rusas, el 27 de marzo de 2023. Aris Messinis / AFP

Como en un déjà vu centenario de la Primera Guerra Mundial, el conflicto en Ucrania está estancado en una guerra de trincheras, ya no sobrevoladas por helicópteros, sino por drones kamikaze. Es una guerra de desgaste que Rusia aplica con una estrategia de escalada, al atacar ciudades teniendo a civiles como blancos y generando terror con misiles hipersónicos indetectables –esquivan las defensas antiaéreas con una finta a una velocidad diez veces la del sonido–, conocidos como Kinzhal.

Por su parte, Ucrania prepara una contraofensiva primaveral con la nueva flota de tanques alemanes, ingleses, españoles y estadounidenses que van llegando. Hasta ahora, la guerra de desgaste rusa no ha hecho tanta mella. La semana pasada, la ciudad de Zaporiyia restableció su suministro eléctrico después de seis meses a oscuras. ¿Cuánto tardará Rusia en volver a cortarlo? ¿Y cuánto la población está dispuesta a resistir en el pantano de barro y sangre mientras se descongela la nieve?

Rusia concentra sus tropas en la zona central del mapa en una maniobra de pinzas con eje en la ciudad de Bajmut. Hace un año las tenía más repartidas: invadió desde el norte por Bielorrusia, el centro por el Donbás y el sur desde Crimea.

Romper la moral de la tropa

Lo que busca el general ruso Valeri Guerasimov es forzar lo que en términos bélicos se denomina "un momento decisivo", un triunfo épico que desmoralice al adversario como la ofensiva de Stalingrado por el Ejército Rojo en 1943 o la del Tet en Vietnam, hitos en las derrotas de Alemania y Estados Unidos.

Los mercenarios rusos del Grupo Wagner ejecutan la batalla de Bajmut y habrían tenido allí 30.000 muertos y heridos en siete meses. La ciudad tiene un valor simbólico para la moral de las tropas. Por eso, la semana pasada el presidente ucraniano Volodímir Zelenski la visitó y este lunes fue a Zaporiyia.

La reputación del dueño de Wagner, Yevgeny Prigozhin, se juega en Bajmut: sus tropas hacen 200 ataques diarios. Los rusos también atacan con aviones y helicópteros, pero el factor central es la artillería. Si tomaran la ciudad, avanzarían hacia Kramatorsk a la que ya atacan con misiles.

El general ucraniano Valeri Zaluzhnyi declaró este sábado que "gracias a los enormes esfuerzos de las fuerzas de defensa, estamos logrando estabilizar la situación en Bajmut". El jefe de Wagner dijo que sus fuerzas controlan el 70% de la ciudad.

El objetivo ruso es perforar el estancamiento por el centro del frente de batalla, avanzar en Ucrania más allá del Donbás y forzar una negociación, obteniendo antes algo para ceder: el terreno ganado a partir de Bajmut.

Zelenski, todo o nada

Todo indica que la guerra duraría, al menos, un año más

En las últimas semanas, Zelenski ha "quemado las naves": habla de victoria total y recuperación de todo el Donbás y Crimea. Una estrategia que Rusia no llevaría a una mesa de negociación: a lo sumo cedería parte del Donbás (dominado casi por completo). Todo indica que la guerra duraría, al menos, un año más. Y se viene la ofensiva ucraniana con tanques occidentales. ¿Aspiran a cruzar el río Dniéper y retomar Donbás? En una entrevista este sábado, Zelenski dijo sobre la contraofensiva: "No la podemos empezar aún. Sin tanques y artillería, no se puede enviar a ningún valiente soldado al frente".

El regreso de las trincheras

"Los rusos atraen a los ucranianos para desgastarles con su artillería abrumadora", asegura el experto Jorge Wozniak

Según el experto en historia de Rusia y Ucrania, Jorge Wozniak, este "regreso táctico" a la Primera Guerra Mundial denota dos países con acceso a tecnologías similares: artillería de precisión y drones. Los tanques son un blanco sencillo, como se vio en la entrada de los rusos a Kiev: "Hay videos con tanques yendo en zigzag y recibiendo cohetes. Esto hace que los rusos resuelvan el avance de otra manera, tratando de atraer a los ucranianos hacia los lugares donde los desgastan con su artillería abrumadora en una asimetría de diez a uno. Se dice que los rusos no toman ciertas localidades porque no pueden, pero lo que hacen es dejarle a los ucranianos una sola vía –tanto de suministros como de escape– para ir generando bajas", asegura el experto.

"Si los rusos tomaran esas ciudades, tendrían que concentrar allí sus tropas, exponiéndose. Como apuntan al desgaste y la hemorragia permanente, buscan posiciones favorables para arrasarlos desde la distancia, lo cual es el fuerte de los rusos desde la Segunda Guerra Mundial", termina de aclarar Wozniak. La estrategia es no darle descanso a los ucranianos, día y noche. Por eso la guerra se estanca en una inesperada lucha de trincheras a destiempo de la posmodernidad.

Los ucranianos tienen la ventaja de conocer el terreno y desgastar psicológicamente al rival

Los ucranianos tienen la ventaja de conocer el terreno y tener combatientes de civil: un ruso que entra a una ciudad no sabe quién puede sacar un arma y matarlo. Este estrés los desgasta psicológicamente.

Se estima que sumando militares y civiles, habría cerca de 300.000 muertos en esta guerra, cifra que se duplicaría si la guerra dura un año más: esta semana la Unión Europea aprobó ayuda económica a Ucrania con un millón de municiones y misiles. Por otro lado, Eslovaquia prometió 13 aviones caza MIG-29. Ahora no existe condición alguna para abrir la negociación: nadie tiene algo para ceder.

El factor económico influye

No sabemos cuánto más podrán financiar Estados Unidos y Europa esta guerra. El PBI ucraniano cayó 30%. Un informe de este lunes del instituto ucraniano KSE de cooperación, indicó que los daños por la guerra alcanzan los 133.000 millones de euros. Solamente en el parque de viviendas, hay 150.000 dañadas.

Según el Gobierno ruso, su PBI cayó 1,9%. El daño a la economía ucraniana es fatal, mientras Rusia reestructura su matriz comercial para eludir sanciones europeas, potenciando el comercio con exrepúblicas soviéticas.

China es el segundo beneficiado con esta guerra después de EEUU, mientras su presidente Xi Jinping visitó a Vladimir Putin esta semana en Moscú. Tenían mucho que hablar: Rusia no volverá a comerciar a corto plazo con Europa, y de las compras que el país asiático hace a Moscú, a un precio inferior al que pagaba.

Ucrania tiene 14 millones de desplazados y una población agotada de quedarse sin gas, luz, agua o internet

Por su parte, Ucrania tiene 14 millones de desplazados y una población agotada de quedarse sin gas, luz, agua o internet y enviando familiares a combatir. El colapso ruso que buscaba Occidente con sanciones, no sucedió.

Europa está sufriendo los efectos de la guerra con falta de energía y alimentos, e inflación, agudizando la conflictividad social. Podrían generarse fracturas en la Unión Europea: Hungría no votó las sanciones porque depende del gas ruso y lo sigue comprando, aunque en teoría no debería darse por ser parte de la UE.

La carta de China para la paz

La semana pasada dos enemigos históricos, Irán y Arabia Saudita, reestablecieron relaciones tras siete años de guerra indirecta en Yemen: fue a través de la mediación de China, país que comienza a pisar fuerte como árbitro en las relaciones internacionales, a un nivel inédito que era exclusivo de EEUU.

A China le encantaría lograr un éxito similar en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Para ello presentó 12 puntos para un plan de paz. Los chinos no han tomado partido claro en esta guerra. Aun cuando se haya solidificado la relación con Moscú, Beijing no pierde el eje: su mayor socio comercial es EEUU –el segundo es la UE– y lo último que buscaría es un conflicto directo, más allá de los vaivenes de la relación. Menos aún irían a una guerra cuando la base de su status quo interno es el crecimiento económico: la guerra es pura destrucción.

¿Fracasó el plan de Putin?

Cuando Rusia envió su columna de 65 kilómetros de tanques a Kiev, parecía que la guerra sería un paseo. Pero se tuvo que replegar. Aunque esto es debatible. Los generales rusos saben que esa clase de blindados no sirve para entrar a una ciudad: son un elefante en una cacharrería.

Una bomba molotov arrojada desde una ventana genera tanto calor dentro del tanque, que sus ocupantes deben salir y son rematados por un francotirador. Ya la Segunda Guerra Mundial demostró la incapacidad urbana de los tanques. Lo mismo sufrió EEUU en Somalia e Irak: una ciudad se toma con infantería.

Putin no predijo un apoyo tan fuerte de Occidente ni la resistencia local

Aquella columna de tanques podría haber sido una maniobra de distracción. Putin perdió mucho terreno conquistado con la contraofensiva de Ucrania: no predijo un apoyo tan fuerte de Occidente ni la resistencia local. Además, el grupo Wagner es uno de esos Ejércitos de mercenarios –EEUU tiene el suyo– en un mundo con pocos conflictos a gran escala: los países achican sus fuerzas inactivas y las tecnifican para tener menos soldados. Y ante una necesidad, contratan combatientes part-time: soldados que formalmente no existen y ofrecen un paraguas a los Estados ante las atrocidades que se cometan.

Rusia puede destruir a Estados Unidos

Este lunes, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, advirtió: "Olvidando las lecciones de la historia, algunos en Occidente ya hablan de una revancha que conducirá a la victoria militar sobre Rusia. Al respecto, sólo podemos decir una cosa: Rusia posee armamento moderno único capaz de destruir a cualquier adversario, incluido EEUU en caso de que su existencia se vea amenazada".

El ejército ruso valora lanzar una bomba nuclear "táctica" con un radio de acción limitado

Ucrania tenía el mayor arsenal nuclear de la URSS después de Rusia y decidió desnuclearizarse por la tragedia de Chernóbil y por presión ruso-norteamericana. Hoy los rusos tienen 5.934 bombas atómicas. Una opción que el Ejército ruso valora es lanzar una bomba nuclear "táctica" con un radio de acción limitado: ocho kilómetros en total y otros tres de daño profundo. Podría ser en pleno campo, a modo de advertencia. Mientras más se prolongue el conflicto, mayor la posibilidad de una carta atómica.

Putin afirmó el sábado que Moscú prevé desplegar armas nucleares "tácticas" en Bielorrusia: "Aquí no hay nada inusual. Estados Unidos, en cambio, lo hace desde hace décadas. Ellos tienen sus armas nucleares tácticas desplegadas en el territorio de sus aliados. Nosotros hemos decidido hacer lo mismo". Se trata de obuses de uranio empobrecido, a lo que Putin agregó: "Rusia, por supuesto, tiene con qué responder. Disponemos, sin exagerar, de decenas de miles de ese tipo de obuses. Por el momento no los hemos usado".

El futuro orden mundial

En el plano militar, Estados Unidos sigue concentrándose en el Indo-pacífico –allí está su verdadera competencia– y hace dos semanas aumentó su presencia en Filipinas: pasó de cinco a nueve bases militares. También pondrá una planta de radares en las Islas Marshall –país insular ubicado en el Océano Pacífico– y ampliará su base en la ciudad japonesa de  Okinawa.

El riesgo sería caer en la Trampa de Tucídides, historiador ateniense del siglo V a.C. que dijo: "Fue el ascenso de Atenas y el temor que esto infundió en Esparta, lo que hizo inevitable la guerra". Casi siempre en la historia, cuando una hegemonía estuvo en jaque, hubo guerra de proporciones.

El mundo se está rearmando, como si fuésemos hacia una nueva gran guerra. Reino Unido anunció que pasará de 160 a 300 bombas atómicas. Japón duplicó su presupuesto militar y Alemania se rearma, mientras China aumentará su arsenal nuclear a 1.500 bombas.

Rusia ya tiene claro que no podrá ocupar toda Ucrania e instalar un presidente aliado, pero si consigue sus máximos objetivos, habrá un freno al incontenible avance de la OTAN desde 1991: Putin aspira a un nuevo pacto de Yalta, en Crimea. Y quedaría claro que los países pequeños no tienen más alternativa que alinearse al país hegemónico más cercano, en Europa central y el Indo-pacífico.

Mientras, Taiwán observa esta guerra de reojo: podría demostrar hasta qué punto EEUU está dispuesto a ir contra una potencia nuclear como China. Una invasión a esa isla podría desencadenar una gran conflagración. El orden mundial post-Guerra Fría se está reconfigurando y el desenlace en Ucrania definirá la "tectónica de placas" de la geopolítica futura.

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